Sábado, 3 de junio de 2006 | Hoy
NOTA DE TAPA
En mayo se llevó a cabo Diseño 2006, Feria Internacional del Diseño, en Bogotá. Una buena excusa para saber en qué anda el diseño colombiano.
Por Luján Cambariere
Colombia, como muchos otros países de Latinoamérica, es diversa tanto por su población (aborigen y colonial) como por sus climas y paisajes. Y esta diversidad se empieza a palpar ya en las calles de Bogotá, su capital. Las flores de los más bellos colores por las que pelea el rótulo de “jardín de América”, las frutas más deliciosas y exóticas, el café –el tinto–, baluarte nacional, y a cada paso las más maravillosas artesanías con frutos, semillas y todo tipo de fibras naturales como la caña flecha que da vida a bolsos, cinturones y carteras. Además de estar –como se ocupan de señalar poéticamente– 2600 metros más cerca de las estrellas.
Por suerte, como nos pasa a muchos en Latinoamérica, los profesionales del diseño empiezan a mirar con otros ojos lo propio (cabe destacar que allí muchos fueron formados en universidades de Estados Unidos y Europa), ahondando en sus raíces, técnicas y materiales, en el ser colombiano, apelando a la recursividad, otro don tan latino. Lamentablemente, compartimos con ellos la falta de industria y los vaivenes económicos y sociales, que dificultan la labor, pero no frenan el empuje de muchos profesionales que vienen trabajando desde hace años, allá en versión chévere, para hacerle lugar a la disciplina.
El simpático Harry Child, presidente de TFI-Prodiseño, autor del reciente libro Diseño en Colombia Volumen 2 y creador de la feria Diseño 2006, el acontecimiento más importante del calendario design de Bogotá, se presenta como “promotor del diseño colombiano”. Quienes lo conocen dan fe de eso. De profesión arquitecto, fue uno de los pioneros en hacer foco en el producto, específicamente en el mobiliario, allá por los ’60. De hecho en 1965 fundó el Centro de Diseño y en 1976 la Asociación Colombiana de Diseñadores. En el ’87 llegaría la feria que se llamó Expodiseño, que continúa ininterrumpidamente y está a punto de cumplir 20 años. Además en 1990 funda la revista Axxis y en 2000 hace la primera exposición de muebles colombianos en Estados Unidos bajo el nombre Latin Design. Embarcado en la edición 2006 de la feria (www.diseno2006.com) que este año contó con más de 180 expositores distribuidos generosamente en 4500 m2 de ocho pabellones del impactante predio Corferias y con la visita de más de 30.000 visitantes, Child continúa con la energía y fuerte apuesta de su juventud. Acabados arquitectónicos, diseño de producto, tecnología, diseño interior y decoración, la tercera versión Casa Axxis, imagen y comunicación visual, así como un moderno stand destinado a la Red Latinoamericana de Diseño que también apoya, son parte de la muestra. Fortalecer la integración de los diseñadores a nivel continental, así como establecer un diálogo entre empresarios y diseñadores, contribuyendo al desarrollo del diseño en la región es su desvelo, que explica con calidez caribeña.
A raíz de esto dan el presente en su feria etiquetas de renombre. El diseñador industrial Andrés Aitken, uno de los referentes actuales, quien reservó para presentar en el evento una línea muy colorida con mesas de tapa con dibujos de hojas, una chaise longue de plumas y un juego de comedor versión fucsia rabioso. Dentro del sector muebles de oficina, área muy importante, ya que se hizo en paralelo la Convención Nacional de la Oficina, se presentó el sistema modular de oficina abierta Yedra, de los diseñadores Jorge del Castillo y Felipe Londoño, de Diseño Asociados, que trabajaron por encargo para la empresa Solinoff, industria metalmecánica y de maderas especializada en amoblamiento y soluciones integrales para oficina. Un sistema con perfiles curvos que permite el crecimiento orgánico y así ir jugando con el espacio con un producto ciento por ciento colombiano, buen ejemplo de la apuesta de algunos empresarios por la disciplina.
Artesanías de Colombia, entidad estatal promotora del sector artesanal del país y referente mundial, también tuvo su espacio, donde se destacan bellísimas piezas, algunas originadas a través del proyecto Casa Colombiana, con el que buscan identificar y poner en valor una imagen nacional a través del diseño y desarrollo de objetos funcionales. Muebles y piezas con el leit- motiv del café, desde tapas de mesas a objetos con semillas, pufs de fibra chiqui-chiqui, mesas con detalles de junco en corte vertical y transversal y tapetes de fique, así como pantallas colgantes de distintas fibras naturales, entre otros.
¿Otras perlitas de la feria? La propuesta de Tropical Veneers que ofrece revestimientos, elementos decorativos enchapados en materiales exóticos naturales como hueso, corteza de plátano, coco, semilla de cedro negro, semilla de tagua blanca, madera de palma, anillos de bambú, piedras aperladas, madera de guadua y piedra, entre otros. Paneles y tabletas, tapas de mesa, marcos, incrustaciones, puertas para muebles, que le dan un delicioso toque caribeño a cualquier sector de la casa. Y la de la etiqueta Bog.
“El conocimiento genera afecto y el afecto interés”, explica Armando de la Torre, por eso él junto con un grupo de diseñadores y urbanistas están ocupados en crear instrumentos para contar Bogotá. “Bog es un proyecto de ideas de ciudad inspirado en Bogotá que busca, recoge y divulga aspectos diversos de la ciudad con el fin de aportar desde muchas visiones a su conocimiento y construcción. Observa, interpreta y señala lugares, costumbres, hechos, ideas e historias, para propiciar lecturas y generar visiones de los rasgos que le dan identidad a la ciudad”, señalan. ¿Algunos de sus productos? El módulo Bog, punto de venta o vitrina móvil en las que se exhiben objetos (también de su autoría) con alusiones a temas urbanos o imágenes como agendas, individuales y delantales con platos típicos y hasta manteles descartables con sitios emblemáticos de la ciudad pero en versión contemporánea, y hasta un monedero especialmente creado para el Transmilenio. ¿Qué es el Transmilenio? Un sistema de transporte público masivo de largos colectivos con grandes corredores en la vía pública y un sistema troncal símil subte pero que fue implementado con el diez por ciento de lo que hubiera costado implementar un sistema bajo tierra y que transporta más de un millón de personas por día. Sin dudas, un ejemplo concreto de diseño inteligente.
Enclavado en el parque de la 93, el Centro de Diseño Portobelo fue el responsable hace diez años de empezar a revitalizar esta área de la zona norte de Bogotá que ahora se jacta de ser una de las más bellas y exclusivas, con circuito de cafés, tiendas y restaurantes como el Resto Café Renault que se encuentra en su planta baja. El diseñador Gustavo Pinto Ferreira fue el propulsor y los arquitectos Loboguerrero Fuentes & Domínguez los encargados de llevar a cabo este moderno edificio vidriado de 2400 m2 que al día de hoy alberga 23 tiendas de diseño y deco. Alessandra Santoro, la encantadora gerenta del lugar, con años de experiencia en el diseño en Venezuela, no deja de celebrar los nuevos aires que se respiran en Bogotá y en particular en su centro, gracias a la presencia de figuras destacadas del diseño local como Andrés Aitken, quien ostenta allí un amplísimo local además de su estudio multidisciplina del que salen encargos de arquitectura interior, muebles y objetos. La mesaTiburón en cedro macizo y acero inoxidable y la Medusa con chapas de madera nativas como palisandro, acero y cristal que dan cuenta de estilo orgánico y escultural de sus comienzos (www.aitkenstu dio.com). Además el centro cuenta con locales de diseño para chicos, librería de diseño y otras reconocidas etiquetas como Suuko, especializada en mobiliario, entre otras (www.portobelodesigncenter.com)
* Agradecemos especialmente a Jorge Montaña, creador de la Red Latinoamericana de Diseño (www.rldiseno.com) la realización de esta nota.
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