La diputada porteña Teresa de Anchorena es también parte de la Comisión Nacional de Monumentos y Sitios Históricos, que tiene alzada en todo el país. Alertada por los jóvenes vecinos que salieron a defender la casa de los Cobo, de 1879, Anchorena presentó ante la Comisión ese caso y una lista de otros edificios históricos a preservar en esa ciudad. La lista incluye el Museo de la Reconquista, de 1802; la casa de los Rebagliatti de 1794; la casa de los Pero Costa, ex Villa Margarita, de 1880; la Villa Teresa de 1870; el Hogar de Ancianos Juan Agustín García, de 1861; una casa neocolonial de 1870; la casa Vidal Molina de 1885; la Imperiale de 1900; la de Emilio Mitre de 1860; la de Isidro Bayon de 1870; Las Marías, de 1910; La Villa Saldías de 1856; la sede del Delta Club, de 1860; la sede de Don Orione; la quinta Torino, de 1870; la casa Fosatti, de 1913 y hoy escuela 504; la Villa Carmen, de 1910 y hoy un geriátrico; el palazzo veneciano de 1890; el Club Canottieri Italiani de 1903, diseñado para la familia Vivanco; la casa Tomates de 1903; un amplio conjunto de viviendas de estilos pintorescos construidas a finales del siglo XIX y principios del XX; el Tigre Boat Club de 1870; la casa Castilla de 1917; la vivienda del ingeniero Gibbs, de 1890; la Quinta Verón; la casa de los Dougall diseñada en 1913 por Juan Buschiazzo e hijo y hoy sede del Colegio Nacional; Villa Julia, la quinta de 1906 del ingeniero Maschwitz que hoy es un hotel como se debe; la quinta de los Ricchieri de 1912; la casa de la condesa Thyssen; Villa Eugenia, quinta de los Anchorena; el Buenos Aires Rowing Club, de 1906; el Club L’Aviron; la antigua Aduana; el Consejo Escolar; la casa Marcos Sastre; la iglesia de la Inmaculada Concepción; el Tigre Sailing Club; el viejo Club Teutonia, hoy Prefectura; la Casa Cecil y un largo etcétera de casas mecano de madera y viviendas particulares. Si la comisión atiende este pedido, tiene buena chance de ganarse los laureles de haber salvado el patrimonio de toda una ciudad.