El miércoles 19 de noviembre, la reunión de la generalmente apacible comisión de Patrimonio de la Legislatura casi terminó a las piñas. Se trataba el ilícito de la demolición del cine El Plata y los vecinos de Mataderos estaban enojados. Sin embargo, no fueron ellos el problema sino los punteros del diputado PRO Cristian Ritondo, ardientes y con instrucciones de pudrir la cosa. Hubo gritos, forcejeos y la cosa no pasó a mayores gracias a dos sargentos de la Federal que se pararon junto al escritorio y controlaron la cosa, comenzando por Ritondo que gritaba y puteaba como el mejor.
Pues este miércoles, en la reunión de planeamiento, finalmente hubo piñas. Ritondo había llevado a los punteros en pleno: estaban los empleados del CGP de Mataderos, llegados en micro con día de asueto y viáticos.
El cine El Plata fue comprado en 2005 por pedido de los vecinos para hacer un centro cultural, pero este año la Corporación Buenos Aires Sur, Sociedad del Estado, decidió que no. Su presidente, el misionero Humberto Schiavoni, decidió que lo mejor era demoler la mitad y hacer un nuevo CGP, pese a que hasta en la escritura figura que el lugar será un centro cultural.
El problema es que el cine está catalogado con el máximo grado posible, con lo que la obra es manifiestamente ilegal. Nada de esto frenó a Schiavoni, acostumbrado a otro modo de hacer las cosas como ex presidente de Yacyretá. Pese a la ilegalidad y pese a una orden de la Justicia porteña, la obra continuó y continúa. Lo que sí hizo Schiavoni, yacyretamente, fue pedir ayuda política.
Ahí entra Ritondo, al que una revista acaba de nombrar Legislador del Año. El ardiente diputado presentó un proyecto para bajar la protección del cine de modo de tratar de zafar a Schiavoni. Y también inventó una falsa dicotomía: Centro Cultural o nuevo CGP. Que Mataderos necesita un nuevo Centro de Gestión nadie lo niega, pero no se entiende por qué tiene que ser a costa del Centro Cultural. Excepto para zafar a Schiavoni de su ilícito.
Las piñas terminaron con el diputado Cristian Asinelli, FpV, evacuado por seguridad porque se negó a firmar el despacho. Lo mismo hizo Silvina Pedreira, FpV, mientras que Teresa de Anchorena y Eduardo Epzstein, ambos CC, directamente pidieron el archivo. Ritondo explica por ahí que lleva a su gente porque a las reuniones abiertas no van vecinos de Mataderos sino militantes de Libres del Sur. Lo curioso es que un diputado lleve a sus punteros y que éstos sean empleados del Registro Civil y el CGP. ¿Sabrá el jefe de Gabinete porteño, de quien dependen estas entidades, que sus empleados usan sus horas de trabajo para estas actividades? ¿Lo habrá autorizado?
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