El gobierno porteño acaba de activar la ley de Mecenazgo cultural, que permite destinar una pequeña parte de los impuestos locales a emprendimientos culturales. Esta parte de la noticia fue bien cubierta por los medios, pero lo que quedó perdido es que la ley incluye obras que hagan al patrimonio edificado. Los futuros mecenas podrán donar o invertir fondos en restaurar, poner en valor y mantener edificios de valor patrimonial, estén o no catalogados, sean propios o ajenos.

La ley crea un Consejo de Promoción Cultural que tiene el mandato de aprobar los proyectos formalmente, de modo que los fondos sean descontables contra el impuesto a pagar. En el consejo, formado por representantes del Ejecutivo, del Legislativo y de la cultura, está Facundo de Almeida, el jefe de asesores de Teresa de Anchorena, la diputada que preside la comisión de Patrimonio de la Legislatura. De Almeida será entonces el referente de los temas patrimoniales en la flamante entidad.

El consejo incluye a Pablo Batalla, Pedro Delheye, Natu Poblet (de la librería Clásica y Moderna), Mario Eppinger (de la Asociación de Amigos del Mamba) y Franco Bronzino.