La Defensoría del Pueblo porteño presentó un proyecto ante la Legislatura para declarar sitio histórico la esquina de Viamonte y Callao, donde funcionaba durante la dictadura el Batallón 601. El edificio está siendo reciclado por la Universidad del Salvador como aulas y residencia estudiantil, con cocheras. El proyecto fue elaborado por la Subsecretaría de Derechos Urbanos, Espacio Público y Medio Ambiente de la Defensoría, y remarca que el lugar fue el centro de planeamiento de la represión y el centro de coordinación del Plan Cóndor. Por eso, es importante “asegurar que la memoria de este sitio sea rescatada para las presentes y futuras generaciones”. Hasta ahí, nada que objetar, pero el problema es que los fundamentos del proyecto agregan que es importante la declaración porque “allí van a estudiar y residir transitoriamente futuros estudiantes de una universidad que profesa la religión católica, la cual tuvo víctimas del terrorismo de Estado en la persona de seminaristas, sacerdotes y autoridades eclesiásticas”. Esto es cierto, pero también es como mínimo un recorte de la historia del rol de la Iglesia en la dictadura.