El diseño en lo pequeño
Cuando se habla de diseños exitosos, suele pensarse en grandes cosas, en productos con alguna que otra mayúscula. Pero puede proponerse que la cancha en que se ve este tipo de pingo es de una escala pequeña y cotidiana. Por ejemplo, la de un saquito de té.
Mafalda decía, famosamente, que el de saquito es un té con vendajes quirúrgicos. Los bebedores serios lo desprecian como sinónimo de mal té, un papelito que mancha el borde del plato, desharrapado y mojado. Es, además, un objeto feo, abominablemente utilitario.
O mejor, era. Té José es una marca de infusiones de alto precio y calidad, que se exporta y se empieza a difundir cada vez más en el país, con un muy alto perfil en todo lo que haga al design. Por un lado, hay una gráfica minimalista, que implica que el contenido de las cajas es valioso y apreciable. Por otro lado, el contenido de algunas de esas cajas –las infusiones también vienen en hebras– son saquitos, éstos realmente novedosos.
En rigor, son bolsitas de muselina atadas a mano, profundamente parecidas a las “muñecas” que usan los pulidores o a las talqueras de las abuelas más remotas. En todo, estos saquitos se alejan del objeto industrial habitual: no son planos, no son de papel, no tienen esa “costura” del estampado a máquina. Pero lo mejor es el caso de la versión para bares, que se ve en esta foto. El saquito de té José para uso casero se completa con un simple hilo y una etiqueta. El de uso público está contenido en un cartón que dobla como etiqueta y como sostén: el saquito se queda parado.
Té José fue creado por tres amigos argentinos que vivieron aquí y allí, y fueron reuniendo experiencias culinarias, MBAs, títulos universitarios y roce. Noé Golomb es el inventor de este neosaquito elegante y presentable, Pablo Pinkus y Alejandro Pitashny complementan el trío que redescubrió que las infusiones nacionales –tés, piperita, cedrón, mosqueta, yerba– son excelentes pero suelen ser tratados y comercializados de un modo execrable.
Y se anotaron un design pequeño, cotidiano y verdaderamente original, que da gusto tener en la mano.