Hablando de cúpulas geodésicas: uno que las amaba era el norteamericano Buckminster Fuller, autor de algunas notables. Por ejemplo, la del banco Bank One, que en 1958 le encargó un domo dorado para su sucursal de Oklahoma capital. La enorme sede bancaria funcionó muy bien por más de cuarenta años y terminó ganando el status de clásico local y de edificio protegido. Pero a fines del 2000, el Bank One anunció que la iba a demoler para, por supuesto, hacerse otra sede más moderna.
El National Trust for Historical Preservation, la institución privada que se dedica a educar, denunciar, comprar y rogar que no demuelan o “reformen”, puso al domo dorado en su lista de edificios en peligro de 2002. Los vecinos hicieron una protesta y bombardearon al banco con cartas enojadas. Entonces llegó la caballería, en la forma de la oculista Irene Lam, que invirtió un par de millones de dólares restaurando el edificio y en particular su cúpula de aluminio anodizado. Lam va a instalar su consultorio y alquilar oficinas a terceros.
El arquitecto a cargo es Mike Kertok, que decidió con su cliente conservar los mostradores de madera y las inmensas cajas fuertes, y usar los paños de cajas de seguridad para ordenar el correo de los inquilinos. También siguen en su lugar las baldosas negras con puntos blancos que instaló Fuller y muchas de las luminarias originales. Según informan los que vieron el edificio, que se reinaugura el domingo de la semana que viene, el interior luce impecable, como lo concibió su autor.
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