Jueves, 4 de marzo de 2004 | Hoy
La llegada de los Wailers (tocan el sábado 13, en Obras) reaviva la brasa de la discusión sobre si es posible una cultura rasta a la argentina y Los Cafres dan su opinión. Y, más allá de las diferencias, hay que escuchar a los que saben, como Aston Family Man Barrett, el responsable de los graves profundos de la banda de Bob Marley.
El arquitecto
Por Roque Casciero
Aston Family Man Barrett
dice entre risas que él es el arquitecto del sonido del reggae,
aunque, para continuar con la analogía, también habría
que mencionar su rol como albañil: desde el bajo, fue quien construyó
los cimientos de esos graves gordos que son imposibles de obviar para cualquier
banda del género. Es que el trabajo de Family Man como director musical,
arreglador y coautor en The Wailers (y antes como músico de The Upsetters,
junto a Lee Scratch Perry) ha sido clave para la música jamaiquina. Después
de la muerte de Bob Marley, él mantuvo viva a la banda que está
a punto de regresar a Buenos Aires (tocan el 13 en Obras, con Los Cafres, Dancing
Mood y Movimiento Urbano como invitados), aunque los sucesivos cambios de alineación
y la falta de composiciones nuevas hayan convertido al grupo en una especie
de tributo permanente a sus creadores. Los Wailers son mi banda, yo la
formé, se defiende Barrett a través del teléfono.
(Un detalle: cuando él y su hermano Carlton se unieron a Marley, éste
ya tenía un grupo vocal llamado The Wailers junto a Peter Tosh y Bunny
Wailer.) La que tocamos es mi música, de mi hermano y de Bob. Eramos
socios, desde 1970 en adelante. Y voy a seguir con esta banda durante los buenos
y los malos tiempos.
El mensaje de Bob Marley, ¿es tan importante que usted no se preocupa
por componer nuevas canciones?
Hay mucha gente que parece no entender que se trata de mi música,
que Bob y yo coescribimos muchas de esas canciones juntos. Soy quien las produjo,
quien las arregló. También son mis canciones. Y son canciones
para el pasado, el presente y el futuro. Como una Biblia musical viviente. Llegan
como la salvación, que es la única cosa que dura para siempre.
Si su obra es como una Biblia, ¿usted es un profeta?
Recibí un don para esta misión y este trabajo. El Creador
también le dio un don a Bob para que hiciera su parte, pero una vez que
su trabajo estuvo hecho, él tuvo que irse. Pero yo voy a seguir con ese
trabajo. La leyenda está viva, continúa. Ya van a verlo cuando
toquemos en la Argentina: vamos a hacer un show increíble. Vamos a cantar
una canción de redención, una canción de libertad. (Canta)
One love... No woman, no cry... Vamos a hacer todas las favoritas de la gente.
¿Recuerda cómo fue la primera vez que se encontró
con Bob Marley?
La música nos juntó. El había escuchado mi música,
mi forma de tocar, y mandó a alguien para que me contactara. Cuando me
conoció, se sorprendióde que yo fuera joven, un año menor
que él. Y estuvimos juntos hasta su muerte.
¿Lo extraña?
Bueno, la música me hizo conocer a Bob, la música nos unió:
la música es la clave, el camino. Con la música viajamos. Son
asuntos de Jah, la música de Jah. Generamos sonido para el Altísimo.
Como rastafari, ¿cuál cree que debe ser el uso de la marihuana?
Los rastas usamos la marihuana para la meditación, no para ponernos
locos. No hay que criminalizar ni criticar a la marihuana, porque la hierba
no es más que lo que es. Quienes la criminalizan no entienden que la
marihuana es una hierba que siempre va a existir sobre la Tierra. Los jóvenes
que la usan necesitan saber de dónde viene, cuál es su propósito,
dónde se la encontró y para qué es buena. Está escrito
en los Libros Sagrados que el pasto y las semillas son para los animales, y
que la hierba es para el uso de la humanidad. Los militares y la policía
hicieron que una hierba de la naturaleza se convirtiera en ilegal. Sin embargo,
no pueden arreglarse sin ella. La necesitan, la usan, la quieren. La usan para
propósitos médicos, es buena como material. La hierba en sí
misma es buena para más de trescientos propósitos, pero ellos
lo ocultan, no lo publican, no lo comercializan. No quieren socializarla, quieren
que no se conozca. Es como lo que pasa con la Biblia Macabea, que también
era ilegal, pero era el libro del conocimiento, la sabiduría y el entendimiento.
No quieren decirlo, pero descubrieron el conocimiento que hay allí. Y
como todos crecimos en este sistema, tenemos que ser astutos como serpientes
y calmos como una oveja.
Jamaica queda lejos
Por Cristian Vitale
En la historia de Los Cafres
no hay picos de popularidad, pero tampoco descensos abruptos. Sin embargo, bien
podría decirse que están en lo más alto de una carrera
que lleva dieciséis años y cinco álbumes. Acaban de tocar
en Costa Rica ante 40 mil personas, fueron el grupo clave del festival Oye Reggae
en Córdoba, están por lanzar su primer disco en vivo (Vivo a Lo
Cafre) y serán los teloneros de lujo de los Wailers, como ya lo hicieran
durante la primera visita de la banda de Bob Marley. Ellos siguen siendo
impecables en lo musical, algo que se suma a lo que traen como carga histórica,
asegura el bajista Gonzalo Albornoz. Sin embargo, explotan mucho su pasado
glorioso y no se juegan en hacer cosas nuevas. La gente va a verlos más
como tributo a Marley que como banda en sí. Me gustaría que arriesgaran
con algo nuevo.
¿Qué significado tiene para ustedes la figura de Bob Marley?
Marley es amigo y consejero. Aprendimos mucho de sus letras y nos dio
un estilo musical definido, nos permitió desarrollarnos como artistas
y hasta poder trabajar de lo que nos gusta. Le debemos mucho a Marley, sin duda.
¿Existe una cultura rastafari en la Argentina?
No estoy muy conectado con ella, pero veo cada vez más gente que
dice ser rasta. No sé quiénes lo serán y quiénes
no, pero no creo que haya muchos que profesen el rastafarismo con todo lo que
implica. Ser rasta no es sólo usar dreadlocks sino vivir acorde a ciertas
concepciones respecto del cuerpo y de la persona. Además, es difícil
serlo en la Argentina... El rastafarismo proviene de una de las 12 tribus de
Judá y acá la mayoría somos descendientes de italianos,
españoles o aborígenes. No hay una cultura de gente de raza negra
arrancada de Africa: estamos más cerca de los mapuches que de los rastas.
¿Es contradictorio tocar reggae y no ser rasta?
Muchos piensan eso y nos lo dicen. Nos vienen con eso de que si no sos
rasta y tocás reggae, estás robando. Pero es un concepto que va
en contra del mensaje de Bob Marley: si se analizan sus letras, sus mensajes
son de amor, unidad, no discriminación, no opresión. Son mensajes
que nos caben a todos y que están en todas las culturas. Entonces, si
vos le decís a alguien que no hace reggae porque no es rasta, lo estás
discriminando. Y te olvidás de que lo más importante del reggae
es unir, independientemente del color de piel, la religión o los dreadlocks.
La mística natural La historia oficial de Bob Marley es conocida. El sello Island y su viuda Rita dieron cuenta de ella. Lo mismo ocurre con su discografía clásica. Menos conocido es su itinerario musical pre-Island, que suele perderse en la vaguedad de los rarities. Desde el domingo 13, Página/12 buscará capturar aquella esencia. Editará dos discos, Soul Captives y Sun Is Shining. Allí será posible rastrear notables grabaciones de los Wailers. Aparecen entonces nombres clave: Johnny Nash, responsable de la producción de temas como Put It On y There She Goes, entre otros. Y Lee Scratch Perry, el hombre que le dio la definitiva cadencia rítmica al género. Lively Up Yourself, Natural Mystic, Concrete Jungle y Sun is Shining, en sus versiones originales, ayudan a recuperar el viejo espíritu de los Wailers. |
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