POR E.G.
Hace 9 años, María Inés Roqué, argentina radicada en México, empezó el rodaje de Papá Iván, un documental sobre su padre Julio Roqué, militante montonero y pedagogo desaparecido en la última dictadura militar. Cuatro años después de sus primeras proyecciones en Buenos Aires (en el III Festival de Derechos Humanos) y luego de un recorrido por festivales de todo el mundo, se estrena hoy en el cine Cosmos. Para ella, este documental es de alguna manera un cierre: “Me permitió acomodar las fichas. La memoria es una serie de fragmentos que tiene como reflejos en la realidad. Son imágenes personales contadas por otros y organizarlas ayuda mucho a establecer la propia identidad. La película no cambia mi perspectiva en términos en relación con mi padre o con los hechos y la historia. Entiendo las cosas como las entendía antes, pero me siento mejor de haber podido ordenar esas imágenes y plantear mi visión, lo que viene de afuera y lo que viene de mí, en una sola cosa”.
Docente del Centro de Capacitación Cinematográfica en México, de donde egresó, María Inés acaba de terminar un documental sobre el cáncer de mama; tiene un proyecto en marcha sobre violencia doméstica y otro, mucho más difícil de consumar (por dinero y facilidades migratorias), sobre un personaje histórico mexicano, el último que recorrió Texas antes de que pasara a formar parte de los Estados Unidos.
Si bien se considera, en general, como alguien con pocas expectativas, María Inés espera que Papá Iván sea vista no sólo por personas que tienen una historia similar a la suya sino que sirva en la campaña de “mostrar lo que pasó”: “Me impresiona, porque éste es un país con mucha capacidad de autorreflexión como cultura, que aun con todo lo que se hace, siga sin haber una verdadera justicia. Mientras hay sectores de fuerte capacidad reflexiva, hay otros completamente inamovibles en sus pensamientos y estructuras. Es increíble que, habiendo tantas demostraciones, todavía haya gente que duda o que opina que con los militares estábamos mejor”.