PROTESTAS EN ATENAS 2004
Deténganse
› Por Mariano Blejman
Se dice que Atenas apoya al juego limpio. Que los Juegos Olímpicos proponen “crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”. Pero es pura retórica: las llamas encendidas en Grecia no parecen alumbrar a otros oscuros rincones del planeta, como le gusta decir a George W. Las grandes marcas deportivas apenas se enceguecen cuando les hablan de sus propios barcos ilegales o de sus locales escondidos en recónditos parajes del planeta. Los empleados de fábricas de artículos deportivos sufren jornadas largas, sin descanso y sin cobrar horas extra, para que los atletas y los fanáticos del deporte puedan estar a la última moda. Es posible que logren algún que otro record de productividad, pero eso no es precisamente un deporte.
Mientras los olímpicos corren, saltan, embocan o apuntan al arco/aro, las organizaciones Clean Clothes Campaign, Global Uni-ons y Oxfam reclaman por los derechos de los trabajadores textiles. Se sabe que los gigantes internacionales de artículos deportivos como Nike, Adidas, Reebok, Puma, Fila, Asics, Mizuno, Lotto, Kappa y Umbro dan trabajo a millones de personas. Desde China e Indonesia hasta Turquía y Bulgaria, hombres sin derechos cortan, cosen, montan y empaquetan los productos que se venderán en tiendas, almacenes e hipermercados del mundo.
Los globalifóbicos piden que las empresas detengan la explotación. Por eso armaron el 10 de agosto un acto en Atenas donde varias personas “sin rostro”, trabajando con máquinas de coser, representaron las precarias condiciones laborales en las que trabajan millones de personas. Por ahora, los organizadores se negaron olímpicamente a recibir a los representantes de la campaña que se presentó en 35 países y logró medio millón de firmas. Para votar en la mayor movilización internacional realizada contra la explotación laboral, “just do it” en www.juegalimpio.org