Jue 24.03.2005
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EXCLUSIVO: HIP HOP HOODIOS CUENTA SU DISCO “AGUA PA’ LA GENTE”

Puré de Gran Manzana

Ritmo afro realizado por latinos judíos en Nueva York, cantado en español, con algo de público negro y unos que otros musulmanes que se acercan a curiosear. Y todo inspirado en una visita a Buenos Aires. ¿Cómo?

POR YUMBER VERA ROJAS

Buenos Aires no es terruño de hip hop. Pese a las artificiosas ventas de Eminem y 50 Cent, en el culo del mundo la cadencia afroamericana no le encuentra la vuelta a su posicionamiento. Aquí, las pequeñas legiones de creyentes y practicantes criollos se sofocan en los reductos del sur y el oeste del conurbano. En esas volteretas irónicas de lo insólito, en las simientes del chic Barrio Norte, se originó el arquetipo de lo que es hoy una de las nuevas sensaciones del hip hop norteamericano: Hip Hop Hoodios. Para complicar aún más el mapa multirracial de los Estados Unidos, la sustancia de Hip Hop Hoodios estriba en la comunión de las culturas latina y judía. La banda angelina/neoyorquina encabezada por el MC Josh Norek (conocido como Josué Noriega), un judío de raíces colombianas, y el percusionista Abraham Vélez, también judío de descendencia puertorriqueña, recién presentó, tras el éxito del EP Raza Hoodia en 2002, su primer disco de larga duración: Agua pa’ la gente.
Norek, nieto de uno de los compositores de Frank Sinatra, visitó la Argentina en 1995, y entró en trance con el costado latino del rock nacional. “A los 19 años viajé a Buenos Aires con la intención de estudiar un año en la Universidad de El Salvador. Pero el sello Warner Music me empleó para hacer marketing para sus grupos anglo. Allá escuché por primera vez Los Fabulosos Cadillacs, y eso cambió mi vida. Durante ese tiempo era difícil encontrar rock en español en Estados Unidos. Conocí a otras bandas como Todos Tus Muertos y La Portuaria, aunque la escena de hip hop no sé si existía. Quedé tan obsesionado, que cuando volví a Estados Unidos trabajé como publicista de los propios Cadillacs y Café Tacuba. Me impresionó la energía de los grupos argentinos a mediados de los ‘90, porque en ese tiempo en los Estados Unidos la música no era tan excitante. Esa mezcla de ritmos latinos, rock, hip hop y funk quedó en mi cabeza, y cuando comencé con los Hip Hop Hoodios la puse en práctica.”
Su inventario sonoro está próximo a la consonancia de De La Soul, Beastie Boys o A Tribe Called Quest. “Si bien en Nueva York crecí con el hip hop, me gustaban los grupos que eran un poquito más sofisticados. Quería hacer algo musical tocando los instrumentos, pero a la vez representando nuestras raíces.” Hip Hop Hoodios se para en el ribete de dos mundos. “Rapeamos en español, y lo que generamos es interesante porque nunca sabemos hacia dónde va el grupo. Al mismo tiempo que nos identificamos con lo latino, para nosotros ser judíos es una cuestión meramente étnica. No somos religiosos. Como judío liberal, no sólo creo que soy estadounidense; siento que soy parte del mundo y Abraham también. Tenemos mentes abiertas. La discriminación en los Estados Unidos viene más por el lado económico que propiamente racial. Mi novia es hija de salvadoreños. Cuando entro en un barrio chicano no me inhibo de estar en ese lugar porque soy blanco. No pienso de esa manera. En diciembre estuvimos tocando en París, y nos fue muy bien. En los periódicos norteamericanos se lee sobre el racismo y el antisemitismo que hay en Francia, y fueron a vernos musulmanes a nuestros conciertos.”
Como bien lo reprodujeron los DJs y productores Masters at Work en su disco Nuyorican Soul, la cosmogonía sonora de la Gran Manzana es inagotable. Latinos y judíos diseñaron una identidad que tuvo resonancias tanto en el hip hop como en la salsa. Fue esta sociedad racial y cultural la que concibió, mediante las figuras de Johnny Pacheco y Jerry Masucci, el emporio salsero Fania All Star, del que se desprendieron otros artistas de origen judío como el maravilloso Larry Harlow –quien participó como invitado en el último disco de The Mars Volta–. “Conocí a Larry Harlow. El tiene nuestro primer disco y, si bien es de otra generación, coincide con lo que estamos haciendo. Conoce y entiende la música moderna. Es un mito eso de que el hip hop es negro. Latinos y judíos siempre formaron parte del movimiento, incluso contribuyeron con el crecimiento delgénero.” Hip Hop Hoodios continúa el legado de Beastie Boys, Molotov y Control Machete. “Tenemos una deuda con ellos. Si no hubieran estado, quizás habría sido difícil desarrollar nuestra propuesta.”
El grupo liderado por Josh Norek y Abraham Vélez, junto a la ya extinta banda de chicanos y judíos afroamericanos Caramelize, estableció un importante precedente dentro del hip hop en los Estados Unidos y del movimiento de rock en español que se gesta en la nación norteamericana. “No vamos a crear un género nuevo, pero me gustaría que un chico de 15 años, que tenga la misma conexión cultural que nosotros, pueda pensar en hacer música gracias a sus influencias culturales. De cuando tenía 17 años recuerdo un dúo judío de hip hop llamado Blood of Abraham, y su público era negro. Me parece que puede suceder lo mismo con nosotros, pero con una audiencia latina.” Pese a su éxito –Volkswagen tomó el sencillo Gorrito cósmico, de su nuevo disco, para promocionar una de sus campañas–, apuestan por ser un grupo independiente. “No tengo ganas de firmar con una multinacional porque mi trabajo principal es como publicista y abogado para grupos. No tengo interés en hacer 200 fechas por año. Prefiero estar con un sello que entiende que seremos felices con 15 fechas por año y vendiendo 5 o 10 mil copias.”
Conformados en el 2001, Hip Hop Hoodios sólo salió de los Estados Unidos para tocar en suelo francés. “No tenemos mucho contacto con Sudamérica, aunque sí con la comunidad latina de acá. Hacemos fechas con grupos latinos en Nueva York, Chicago y Los Angeles, y pasan nuestros videos en MTV en español en los Estados Unidos.” Tweety González participó como invitado en Agua pa’ la gente. “Es amigo mío, y cuando estuvo viviendo en Los Angeles me dijo que le gustaría hacer un remix del tema Raza Hoodia.” Tras varios años de su estadía en la Argentina, Josh volvió en el 2003. “Fui a visitar a Daniel Flores, de Satélite Kingston, quien es uno de mis mejores amigos. Encontré a grupos que me gustaron como El Otro Yo, Arbol, Bersuit y ya había conocido al Sindicato Argentino del Hip Hop. Es difícil encontrar discos argentinos en los Estados Unidos, y eso es una lástima.”

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