SIMBIOSIS EN EL MUNDO RASTAFARI
Mariano Castro dejó Mensajeros y grabó un disco como solista, donde participa su ex compañero Yerman. Y Mensajeros, con Yerman, editó su tercer disco con nueve canciones de Castro, que ahora se hace llamar Dread Mar I. Y bueno. El reggae es así.
› Por Cristian Vitale
En una tarde de sol, Mariano Castro esconde sus dreadlocks bajo un gorro afro de inmensas proporciones. Igual, es imposible ocultar su aura rastafari. Le brota cuando habla, gesticula o camina. Y deja poco lugar a las dudas: aún sin pisar “Tierra Santa”, es uno de los tantos pibes argentos que lleva el DNI de Jamaica en el alma. “Escucho reggae y no sé que dicen las letras, porque son en inglés y no sé inglés. Igual, sin saber, sé. Es difícil transmitirte a vos lo que siento yo, eso es el reggae: lo más allegado a sentir a Dios a través de la música”, se presenta. Está claro que la impronta Selassie viene en paquete: anuda roots, mística y fe.
“Jah es mi pastor, nada me faltará”. La frase bíblica, en rigor, explica mucho sobre su primer disco solista Jah guía. Dread Mar I –así se puso– optó por las privaciones materiales propias de la fe rasta. “En un momento sólo tuve arroz para comer y té para desayunar. Sin embargo, no me faltó nada”, cuenta. El quiebre fue cuando Mariano se incorporó a Mensajeros, banda con predicamento dentro del género, y pasó cuatro meses viviendo en el departamento de la abuela de Nacho, el baterista, sin gas ni agua caliente para bañarse. “Un día caí en El Sótano. Tocaban Mensajeros, Nuevas Raíces, Riddim y me topé de lleno con el mundo reggae argentino... dreads, rastas y la música que quería hacer. Era mi camino.”
Ese mismo día, Mariano fue convocado por Dany, ex cantante de Mensajeros, para integrarse como corista (“me escuchó cantar sobre los temas”) y se quedó seis años. “Mensajeros fue mi universidad, porque me hizo conocer a toda la gente que hace reggae en el país”. A la par, comenzó a edificar un lugar. Se dejó crecer los dread, se inmiscuyó en el rastafarismo y, por azar, despegó solo. Mediante Roberto Ruiz, hombre clave del mundo fanzinero, grabó un tema (Santiago) para un compilado de reggae. Y surgió la idea de hacer un disco solista. “Un día, en Quequén, conocí a la gente de Gravedad Zero haciendo surf y pintó la posibilidad de grabar sólo el tema Inspiración. Mi separación de Mensajeros no fue por una pelea. Sentí un click y no pude volver atrás.”
Jah guía consta de diez canciones. Pero Guide Light –que abre el disco– aglomera su contenido religioso: “El hombre propone y Jah dispone”. Aunque algo deja traslucir con el apodo. Dread Mar I, traduce, es la conjunción de los dread que porta, más la abreviación de Mariano y el yo, que para los rastas no se diferencia del vos. “Me puse así porque los rastas dicen yo y yo. Ellos creen que en el principio de la humanidad no éramos vos y yo, éramos yo y yo, hasta que alguien metió la cola y nos separó. Dejamos de ser hermanos y empezaron la diferencias.”
Dread Mar I presenta Jah guía el 3 de noviembre en La Trastienda.
De las 14 canciones que pueblan Luz, tercer y último disco de Mensajeros, nueve pertenecen a Mariano Castro (ver la otra nota). ¿Qué queda después de su ida? “Lo más notorio por el momento es que no se va a hablar de rastafarismo, porque ya no quedan ‘rastas’”, lanza Germán Albuin, guitarrista sobreviviente de la banda original. “Va a existir una mayor apertura musical, vamos a ahondar en las músicas que hicieron posible el reggae.” Mensajeros puede seguir surcando los caminos del reggae, abstrayéndose de abandonos. De hecho, es el rasgo que identifica su historia: desde 1996 a la fecha mutó, cayó, se levantó y siguió. “Soy el que se encarga de mantener unida a la gente y llevar adelante la parte espiritual. No falté a ningún ensayo”, saca pecho Yerman.
Hoy lo acompañan Alejandro Ramos en guitarra, Adrián Romero en teclados, Gabriel Marre en bajo, Nacho en batería y Raymon en saxo, que toma cierta distancia del purismo. “Pienso que no hay nada puro, porque el reggae que hoy llamamos puro en realidad salió de otra mixtura.” Luz, entonces –pese a la presencia de Mariano– es un fresco de impronta jamaiquina que no se priva de aportes “con la misma esencia”. Muchos de sus temas suenan más que familiares al reggae (Agua, Crueldad, Tú y tu amor) o al colocón (Destruirá maldad), pero otros buscan nuevos sonidos: una balada con piano (Jah mío) y una de las composiciones de Yerman (Alma) que huele a soul. “Desde un principio, tratamos de respetar a full la música de Jamaica y no meterle condimentos de acá. Es una apuesta a lo más puro posible y lo seguimos sosteniendo. Algunos piensan que no lo logramos, pero creo que sí. Fue la idea fundamental durante los nueve años que lleva el grupo”, replica el guitarrista.
Yerman tiene tácticas para desmarcarse de los que se convierten en árbitros de lo que hay que hacer o no. Por si es necesario, explica que el soul o el funk están fuertemente relacionados con el reggae. “Cuando entró Nacho, el baterista, nos hizo ver que ambos géneros estaban relacionados y fuimos abriendo el espectro hacia el rocksteady y otros sonidos”. Tampoco se desmarcan de la “argentinización” del género. “Que se cante en castellano ya es un gran avance; cuando algo se masifica, es natural que reciba influencias”, acota Germán.
–¿Masificación es sinónimo de moda?
Raymon: –El reggae no es una moda, hay otra asimilación del género. Creo que el estilo conserva su autonomía. Tiene fechas propias en grandes festivales y programas de radio dedicados. Es un estilo lindo, suave, pero no entra por el lado comercial.
Mensajeros está en los antípodas de bandas “combativas” como Resistencia Suburbana. Las letras, en general, contrastan también con el inconsciente melanco del argentino medio: son positivas, hablan de luz, esperanza y paz. Sin embargo, la más añeja de ellas, Atahualpa, transporta hacia el sufrimiento aborigen pro-conquista (“Mataron y violaron, lo hicieron por placer / mi corazón dolido no lo puede entender). “Tuvo muy buena repercusión este tema –sostiene Yerman–. Hasta una maestra nos invitó a cantarlo en un colegio el 12 de Octubre, la directora del colegio repartió fotocopias entre los chicos, para que se les enseñe la conquista con nuestro mensaje.” Atahualpa es una “rareza” en medio de plumas positivas.
–¿Fidel Nadal implica algo para ustedes?
Raymon: –El es de otro palo. En cambio, con Los Cafres es distinto. Con ellos compartimos escenario e incluso grabamos con Claudio, el tecladista. Si bien Fidel es parte importante de la escena nacional, no forma parte de nuestro entorno. Y a mí no me gusta.
Mensajeros presenta Luz el 10 de diciembre en Festival de Reggae de Baradero.
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