Jue 30.05.2002
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Hay vida durante el Mundial

› Por Soledad Vallejos

Podemos confirmarlo porque estamos viendo el fixture en este instante: va a durar un mes. Recién el 30 de junio (desde las 10 de la mañana) se podrá ver televisión sin atiborrarse de publicidades mundialistas, o prender la radio sin escuchar a los deportivos hablando de lesiones y chismes de vestuario, o leer algo que no tenga a un muchacho de pantaloncitos y remera de fútbol por ahí... siempre y cuando la Selección Argentina no llegue a la final. Y ni hablar de lo que puede ser aventurarse sin auriculares en el colectivo. Pero entretanto, parias argentinos y argentinas que no estáis dispuestos a madrugar para ver a 22 señores corriendo sobre pastito japonés, no es cuestión de suspender nuestras vidas. Vayan sabiéndolo: sí hay vida durante el Mundial. De hecho, es una oportunidad inmejorable para dedicarse a esas actividades lindas pero siempre postergadas, para disfrutar la ciudad con otros tiempos, o descubrir cositas, aunque sea otoño, llueva y haga un poco de frío. Porque, créase o no, el estado de sitio futbolero es falible, y ha dejado unos cuantos espacios para nosotros por allí. Ya se ha reconocido en estas páginas que la crisis anda golpeando en los bolsillos, pero convengamos que no puede ser excusa para encontrar refugios de la tormenta que viene desde Japón.
La respuesta más habitual a nuestra mini encuesta “¿Cómo vivir en Argentina y zafar del Mundial?” fue “no despertándose” (sic), lo cual sería una actividad de lo más amable si no existieran factores como “mundo”, “responsabilidades”, “amigos”, “chicos/chicas”, “chicas/chicos”, y así. Los días más difíciles serán los primeros, por eso de generar anticuerpos para soportar las especulaciones previas, las estadísticas y los periodistas graciosos aprendiendo a hablar en japonés (o haciendo como que...), pero una vez que nos acostumbremos a vivir como marginales mediáticos, y tengamos los sentidos más despiertos, lo demás será puro reflejo. Lo más efectivo, experiencias anteriores mediante, ha demostrado ser la famosa “burbuja”, ese estado casi nirvánico que se alcanza luego de: a) no encender la tele; b) mucho menos la radio; c) padecer una brutal sordera apenas alguien diga “referí”, “gol”, “lesión”; d) rodearse de gente con tanto espíritu deportivo como uno. Hay otras variantes menos sacrificadas: a) ver sólo Animal Planet; b) reconsiderar nuestra colección de vinilos; c) dejar de hablarle a alguien que haya osado insinuar conocimientos de fútbol (agradecemos la colaboración de fóbicas amigas). Este último punto, en realidad, es fundamental: si nuestros amigos y parejas de repente nos abandonan porque creen que ese chico Batistuta tiene algo que nosotros no, pues busquemos otras compañías. Y eso se encuentra seguro en refugios anti-mundialistas (se reconocen enseguida porque no tienen televisor) tipo Boquitas Pintadas –especialmente recomendado los sábados y domingos a la tardecita para evitar o acentuar el spleen–, o los bares de la zona de la estación de Barracas (con parrillas callejeras y los mejores choripanes de la ciudad).
Hay que evitar a toda costa que nuestra casa se convierta, por obra y gracia de una eventual pequeña o gran pantalla, por la costumbre o porque es la única con abono al cable (colgarse es un delito, está penado con... y además se ve mal). Hay que evitar, decíamos, que nuestra casa se convierta en el centro de reunión. O por lo menos asegurarse de que nadie, absolutamente ninguno de los invitados, intente quedarse sólo para hacernos caer en la tentación de “enseñarnos-a-ver-el-partido”. Quien se atreva demostrará que no entendió nada. El fútbol no nos gusta, no nos interesa y, a fin de cuentas, es un estado de ánimo, igual que la Navidad, el Año Nuevo (de acuerdo, ése es discutible), o las fiestas electrónicas. Ergo, debe procederse sin más a echar al intruso para recuperar la tranquilidad de nuestro hogar. Y si no quiere irse, tanto peor, nos vamosnosotros y que se arreglen para entender cómo cambiar de canales con nuestro control remoto. Pero eso sí, por lo menos que laven los platos.

dentro de la burbuja
(segundo fin de semana)

Truffaut y más Truffaut. La retrospectiva de las películas del francés, en cartel en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, promete: todos los días a las 14.30, 17, 19.30 y 22, grandes títulos de su obra, hasta el martes 18. Desde el 6, todos los jueves y sábados del mes en la Manzana de las Luces serán telúricos: empieza el Primer Festival Folklórico del lugar, que por una entrada de 3 pesos promete servicio de bar, empanadas y música. Ese jueves, también, la agrupación La Nave de los Sueños iniciará un ciclo de proyecciones de nuevo cine colombiano en el Recoleta: Pura sangre (1982) será la primera de las cuatro previstas hasta el jueves 27. Un día después, el viernes 7, cualquiera podría hacerse tiempo para ser absolutamente top, y pasar entre las 10 y las 17 por el Jardín Japonés (Av. Casares y Figueroa Alcorta) para la exposición “Otoño con orquídeas”, de, obviamente, orquídeas argentinas. Llegando la nochecita, a las 20, La Carpa Cultural Itinerante montará un escenario en Parque Chacabuco (Av. Asamblea al 1200) para el show gratuito de Jaime sin Tierra, que acaba de terminar la mezcla del nuevo disco. Ese mismo día, aires un poco más multidisciplinarios, y con una inversión mínima, podrán disfrutarse en el Bum Bum Club, los eventos (repite el viernes 21) de música, desfiles, discos, performances, poesía, objetos y revistas que Djs Pareja, Trineo y Romina Cohn animarán en El Argentino (Maipú 761); o, en el mismo estilo, “En dos”, desfiles y música a cargo de distintos diseñadores en El Codo (Guardia Vieja 4085). A las 21, si queda un entretiempo, en la Casa de la Poesía (Honduras 3784) sigue el ciclo de lecturas “Té con scons”. El sábado, desde las 17, la Feria Itinerante de Sellos Independientes se instalará en el Centro Cultural Sur (Caseros 1750). A las 22, Sergio Pángaro y Baccarat siguen haciendo sus shows en El Argentino; y a las 23 She Devils, Fantasmagoria y Billordo tocan en La Plata (Diagonal 74 entre 5 y 6). Daniel Melero ofrecerá un show gratuito el domingo 9 a las 21 en la Sala A/B del San Martín (hay que retirar la entrada con una hora de anticipación por Sarmiento 1551). Y el lunes 10, a las 19, el C.C. Rojas estrena los capítulos 3 y 4 del animé “X TV” (Corrientes 2038). Después de esto, no digan que no hay qué hacer.

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