NOTA DE TAPA 3 > SKA MESTIZO
› Por JUAN MANUEL STRASSBURGER
Existe una movida de ska nacional que creció escuchando a los Cadillacs y a los Madness, pero disparó para otro lado. Tal vez marcados por ese gran cimbronazo que fue Sumo, el ska que les sale de adentro a estas bandas toma del barrio los ritmos más afines (principalmente reggae, pero también cumbia, murga o punk) y, de los revivalistas británicos, su pasión por la mezcolanza, lo híbrido y el antisectarismo. ¿O acaso los propios Madness no mundializaron el ska al introducirle sonidos ajenos a su origen jamaiquino como el soul, el motown y el pop inglés? Para Gustavo Romero, cantante y compositor de Dale Roska, una buena manera de rendir homenaje a la legendaria banda que pisa este fin de semana la Argentina es, justamente, aportarle un toque personal al mestizaje característico del género. “Así como ellos incorporaron el pop al ska, a nosotros nos interesó sumarle el reggae o la murga. Y si te fijás, hoy es difícil hacer algo estrictamente purista. Hay más distorsión de guitarras, más letras comprometidas.” Pablo Wehbe, guitarrista y voz de Aztecas Tupro, coincide: “La importancia que ellos tienen es haber hecho conocer el ska en todo el mundo. No hay ninguna banda jamaiquina tan famosa como Madness. De hecho, el ska que hacían los Cadillacs o Los Intocables (pioneros en la escena argentina) venía del english bit y no de Jamaica”.
Wehbe acepta que “lo puro y lo ortodoxo tienen que existir porque mantienen las raíces”. Pero reclama: “Estaría bueno que ellos también acepten que los jugos y las colores se mezclen, porque eso es lo que mantiene vivo al género. ¡Si no, te pasa lo que a los tangueros con Piazzolla!”. Una banda que desde hace ya unos años mete cuña en esto de sumar ritmos es Papas Ni Pidamos que, en su primer disco, se animó fusionar ska con... ¡cumbia villera! “Grabamos con Pablo Lescano (Damas Gratis) porque el ska nace de gente humilde, de gente marginal y es bastante similar a lo que pasa acá con la cumbia”, dice Mariano “El Pelado” Rosati, compositor y voz de la banda. Detalla: “Si bien al principio a algunos puristas les costó, ahora los ves que vienen a todos los recitales”. Y es que a diferencia de lo que ocurre con el reggae, la movida ska se percibe más tolerante.
Wehbe: “El ska está omnipresente en la música de hoy. Casi todas las bandas tienen un tema ska. Y eso hace que no haya mucho lugar para el purismo fanático”. Ni Dale Roska ni Aztecas Tupro van estar presentes este viernes en el Personal. Los primeros por su residencia en Córdoba. Y los segundos, ejem. “¡Nuestro bajista creó la primera banda ska de Azul! Así que imaginate cómo nos gustaría ir. Pero estamos secos. ¡Apenas pudimos ir al Pepsi porque tocábamos!” Los Papas sí encontraron la forma de estar presentes. Y maquinan un encuentro. “Nos encantaría encontrarnos con ellos, pero sin cargosearlos. Madness es responsable de que Papa exista”, sentencia El Pelado.
* Dale Roska se presenta el 25 de noviembre en Casa Babylon junto a Fidel Nadal. Aztecas Tupro se presenta el 1º de Diciembre en El Teatro de Flores junto a Once Tiros.
Por Diego (cantante de Dulces Diablitos)
Los fanáticos de esta música no sólo tenemos que agradecer el legado de las bandas británicas como Madness o Specials sino también el amor y el gusto por el original estilo jamaiquino que ellos nos inculcaron. Madness salía de todo molde y no sólo los conocíamos los rude boys sino que, gracias al carisma de sus músicos, estos grandes de Camden Town habían calado profundo en la cultura pop mundial. Pero en la Argentina lo correspondiente a la música-cultura-moda siempre tuvo un delay informático que no fue excepción con el ska. El primer antecedente nos llegó en 1986 de la mano de los Cadillacs, grandes admiradores de Madness, que instalaron comercialmente el beat ska, tirando la primera piedra para que muchos de nosotros sigamos investigando sobre esta cultura hecha moda. Cuando Dulces Diablitos empezó, sólo se hablaba del ska británico por desinformación general. Incluso el aparente auge del ska en la Argentina tuvo su caída y los ‘80 terminaron sin siquiera rastros del pasito que se ejecutaba en cualquier fiesta donde sonara Mi novia se cayó en un pozo ciego. A partir de ahí, los ridiculizados “skas” nos hicimos rude boys fuertes y marginados, pateando las calles junto a otras subculturas como el punk —Oi!, HxC—. Ambos nos movíamos como nómades en busca de fiestas, recitales y problemas. Es decir que existe toda una década de desinterés mediático con el estilo, donde bandas jóvenes como los Diablitos formamos parte de la subcultura. Fuimos nosotros los perseverantes fanáticos de la cultura ska, los que mantuvimos prendida su llama.
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