Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, no existían las trilogías cinematográficas, el merchandising masivo, los clubes de fans basados en un film, ni religiones propiciadas por éste. Sucede que tres décadas atrás aún no se había estrenado la película que reformaría la cultura pop global: La Guerra de las Galaxias. Todo eso cambió el 25 de mayo de 1977, en el que el pueblo quiso saber de qué se trataba la Orden Jedi. Y si algunos pensaban que tras el estreno de la última entrega de la saga el director George Lucas retornaría a su rancho Skywalker para descansar, o acaso pergeñar una nueva osadía fílmica, es porque no conocían lo suficiente a este hombre. No estaban enterados, por ejemplo, de que el director había resignado parte de su sueldo al filmar la primera (¿o cuarta?) entrega, a cambio de obtener la licencia sobre el nombre de este emprendimiento fáustico. Un visionario: se aseguró una de las franquicias más lucrativas de la historia. Con el número redondo en el aniversario, toda la maquinaria Star Wars vuelve a ponerse en marcha, como si fuera el Halcón Milenario, la vetusta pero poderosa nave de Han Solo. Hace poco se confirmó que la escena en la que Luke medita observando un doble crepúsculo desde el planeta Tatooine no era una mera ilusión. La base científica del fenómeno acaba de ser demostrada por investigadores de la NASA. Otra institución sacrosanta del país del norte, el Servicio Postal de Estados Unidos, lanzará una serie de estampillas como homenaje al film. Además de redecorar los buzones de unas 200 ciudades como R2D2 (el benemérito “Arturito”). “Esperamos que la iniciativa capte la atención. Hay muchos seguidores de Star Wars ahí afuera”, subrayó el director de la entidad.

También habrá espacio para festejos menos heterodoxos. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas anunció la proyección de la fábula galáctica en su propia sede, a pesar de que nunca le otorgó un Oscar a Lucas como director (es el único de los “cuatro fantásticos” del cine de los ‘70 sin la estatuilla dorada, porque Francis Ford Coppola, Steven Spielberg y Martin Scorsese ya la poseen). Pero el cineasta, que siempre tuvo a Chewbacca atado, sabe que no hay mejor fiesta que la propia: se inventó una “Semana Star Wars” en Los Angeles, entre el 24 y el 28 de mayo, durante la cual se proyectará por primera vez la serie completa, se exhibirán films especiales, habrá venta de productos exclusivos, presentaciones con actores de la saga, concursos de vestuario y demás bizarrerías pop. En esos días también se proyectarán los cortos ganadores del Star Wars Fan Movie Challenge, un certamen para que los fans envíen sus creaciones caseras basadas en La Guerra de las Galaxias. El concurso, que va por su cuarta entrega, admite películas de menos de 5 minutos de duración en diversas categorías como: parodias, documentales y “fan fiction” (films que exploran el universo de la saga original). Nada de usar material con copyright en los videos, ni marcas registradas, logos, desnudos, sexo explícito o violencia, porque quedan descalificadas en el acto. Es entonces cuando Lucas demuestra cuál es su lado de la fuerza.

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