Jueves, 8 de noviembre de 2007 | Hoy
Y EN ESO LLEGO HOT CHIP
La notable agrupación británica apuesta a la combinación de guitarras rockeras, programaciones artesanales, armonías vocales y una puesta electrónica avasalladora. Pasaron por la presentación del Personal Fest y hablaron en exclusiva con el NO.
Por Juan Manuel Strassburger
Costó, sí. Pero los Hot Chips finalmente pudieron domar la sensación de liviandad y vacío que se respiraba el viernes pasado en Crobar. Canapés, rockeros hi-fi, brillitos, pulseras fosforescentes, sonrisas desplegadas al borde del oído... La fiesta apertura del Personal Fest se asemejaba más a un gran lounge que a una pista de baile descontrolada. Y eso, claro, conspiraba contra la fama del grupo ganada del otro lado del océano. Concretamente, la de no ser una banda electrónica más. Con un show en vivo “teatral y físico”, según las palabras de sus integrantes. Y un segundo disco (The Warning, 2006) que logró combinar armonías vocales (a la manera de Paul McCartney o Brian Wilson), guitarras rockeras (tres sobre el escenario), programación artesanal (sonidos extraídos de viejos sintetizadores conseguidos de oferta) y cierta sensibilidad a la hora de cantar que Alexis Taylor, el compositor principal, reconoció haber tomado en parte del indie folk americano (Bonnie Prince Billy, por ejemplo).
No es extraño, entonces, que semejante combinación de elementos (inusual en el ambiente electrónico) haya llamado la atención del oído dance promedio. Y que la arengadora Over and Over fuera ponderada como single del año por la siempre algo exagerada NME. ¿Oportunidad histórica de ver a unas de las bandas en ascenso del momento?
Sí y no. Los Hot Chip cumplieron. Y de hecho, los uuuuuh que despertaron en el público con la dramática Boys from School y la citada Over and Over en el cierre triunfal del show mostraron que material para la emoción había. Pero el set más corto de lo habitual y el clima de lanzamiento de marca (con las infaltables promotoras de peluca azul, como propone la campaña publicitaria) dejaron la sensación de que en otro contexto los Hot Chip hubieran rendido mucho más. Al menos, ésa era la expectativa de Owen Clark –uno de los tres guitarristas y cantantes de la banda– ese mismo viernes al mediodía, poco antes de la prueba de sonido, en las mesitas de afuera del Crobar.
“Con Alex y los chicos nos planteamos que no queríamos ser otra de esas bandas con dos o tres tipos sobre un escenario y una computadora”, le dijo Owen al NO, desmarcándose del resto de la escena. “Hay muchas razones. Una es que cuando un grupo se presenta así, a la gente no le termina de quedar muy claro cuánto del show se debe a la banda y cuánto a la computadora. Y eso influye en el ánimo. Pero, ojo –Owen se toma su tiempo para terminar el jugo de naranja–. Eso no significa que no nos gusten las computadoras. Nos encantan.”
Otra de las características que distingue a los Hot Chip es la forma en que han grabado sus discos: enteramente registrados en el dormitorio de Joe Goddard, el otro cantante y guitarrista de la banda. Muchos entendieron esa búsqueda low-fi como una lógica respuesta al hecho de iniciarse en un sello independiente (Moshi Moshi). Pero aún después de firmar con EMI, y de llegar a las radios del mundo con The Warning, los Hot Chip continuaron grabando en “un minúsculo cuarto de 2x4”. Owen describió así la escena. “Imaginate: cinco tipos cagados de calor tocando entre la cama de Joe, su colección de discos y su computadora. No somos una banda tradicional que va al estudio y graba cada uno su parte. Nos gusta el sonido que logramos de esta otra forma. Es una decisión estilística más que dogmática.”
–La manera que tienen de grabar coincide también con la admiración que han declarado tener por gente como Bonnie Prince Billy. Un preferencia bastante atípica para una banda inglesa de electrónica pop. ¿Cómo se dio esa conexión?
–Mirá, en Hot Chips somos todos muy fans del nuevo folk americano. Y si a algunas de nuestras canciones las despojás del armado electrónico y te quedás sólo con la estructura interna, te das cuenta de que hay mucho folk en nuestras canciones. Temas como Colours o Boys from School, por ejemplo. Podés imaginártelos tocándolos solo con la guitarra en tu cuarto... Y te anticipo que en el próximo disco se va a notar aún más esa influencia.
–¿Y qué hay de cierto en que va a ser dedicado a la lucha libre, como anunciaron en el Myspace?
–(Risas) Sí, salió de una pelea en broma que se dio entre Alex y James Murphy de los LCD Soundsystem por unas grabaciones que estuve haciendo con ellos y que le quitaron algo de mi tiempo a la banda. Eso generó un reclamo por parte de mis compañeros. Y un llamado de James a Alex diciéndole que si no me dejaban grabar con ellos lo retaría a una pelea de catch. A Alex le pareció muy gracioso porque James es alto, entrenado y fuerte, y él, en cambio, es chiquito, flaquito y para nada deportivo. Entonces fue y compuso algunas canciones sobre el tema.
–¿Veían lucha libre cuando eran chicos? Acá tuvimos un programa muy famoso que se llamó Titanes en el Ring...
–Sí, tengo cierta idea. Con máscaras y disfraces, ¿no? Una cosa bastante delirante.... Eso pega con nosotros (risas).
–¿Sienten que a veces falta humor en la escena electrónica?
–Eh... sí. El ambiente es un poco exclusivo. Y la electrónica a veces es difícil de seguir. Tenés que estar en el tema y eso. Pero nosotros ni siquiera nos consideramos una banda electrónica. Nos interesa el pop con estrofa y estribillo. Aunque obviamente con cierto riesgo y usando instrumentos electrónicos. Pero más en el sentido de New Order, que tiene mucha alegría en su música. O de Brian Eno, que es más “serio”, pero a la vez profundo.
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