Jueves, 5 de junio de 2008 | Hoy
DON ADAMS EDITA “SEGUNDA TEMPORADA COMPLETA”
Con recurrentes apelaciones a un pasado reciente, que parece lejano: Tu–Sam, Superman, la Kriptonita, el sidecar, el cazafantasmas, Brooke McQueen o Robocop, Don Adams saca provecho de sus pesadillas.
Por Cristian Vitale
“Salió de un sueño que tenía que ver con las bombas del coyote. Yo aparezco en mi auto y atrás está lleno de bombas con la mecha encendida y las tengo que tirar por la ventana.... Estoy pasando por el Italpark y digo ‘lo lamento en el alma’, pero tengo que tirarlas porque, si no, van a explotar acá.” De repente Frankie, cerebro de las letras de Don Adams, habla en presente, como si le estuviera pidiendo al mismo Carl Jung que revele el significado de sus pesadillas, algunas de ellas –a lo Cure, pero en castellano– trasvasadas a la conciencia a través de canciones.
Puede ser Italpark, del disco debut; puede ser La bomba, del reciente Segunda temporada completa. Pueden ser todas... siempre aparecen signos en los que ciertas imágenes –urbanostálgicas– parecen eyectadas de un estado que no es la vigilia. “Nosotros, pibes que teníamos 10 años cuando Argentina ganó el Mundial del ‘86, vimos los autocines desarmados. El año que estuvo cerrado el Italpark también... Pasa que decís: ¿y el monstruo? No es una cadena de zapaterías la que cerró, loco, es un cine o un parque de diversiones”, sigue.
De ahí que los dos discos de la banda del Superagente 86 sean como una continuidad de episodios cortos, con recurrentes apelaciones collage a un pasado reciente, que parece lejano: Tu-Sam, Superman, la kriptonita, el sidecar, el cazafantasmas, Brooke McQueen –injerto entre Steve McQueen y Brooke Shields– o Robocop. “En este disco se mezcla la nostalgia con otras cuestiones... Por ejemplo, esa época no tan lejana de los televisores verdes, cuando uno trataba de entender algo en las curvas de La chica de Venus... Es una oda a ese nahuelito. ¿Anda a saber qué era eso? Fue una época muy divertida”, se explaya Frankie.
–No sé. Sonamos a rock cara de culo, pero no es así. Si es por la cara y por las ganas, estamos más cerca de Las Viudas, aunque nuestra guitarra sea más pariente de Jimmy Page. Nuestro latiguillo es más positivo que un “¡Hasta la vista, baby!”, con cara de malo. Diría que somos una banda de rock a pedal, que trata de ir superando pequeños problemas, y no los que tiene Morrissey, que cuando termina un recital tiene que estar esperándolo un Mercedes-Benz ‘84 a la salida. Falta mucho para que seamos inimputables.
Maduración acelerada. Don Adams –Pil, Roche, Sebas y Koroco, más Frankie–- tardó lo que un embarazo en sacar el primer disco: nueves meses entre un encuentro casual entre Pil y Frankie en una fiesta de disfraces –Pil haciendo de Alice Cooper– y un disco debut que pegó directo por visceralidad, imágenes cortas y ritmos contagiosos.
* Don Adams presenta Segunda temporada completa este sábado 7 en el ND/Ateneo.
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