Jue 23.10.2008
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ENTREVISTA A DEXTER HOLLAND, DE THE OFFSPRING

“Si no nos divirtiéramos, no podríamos seguir”

El colorado de los pelos parados asegura que su banda es de las pocas que quedan en pie que respetan la influencia original del punk rock, aunque hayan ganado tanto dinero como para no tener que trabajar nunca más. Es la música la que lo mueve, dice.

› Por Daniel Jimenez

Si el punk se entendiera –en su significado más básico y salvaje– como la forma de manejarse sin necesidad de abastecerse de la sociedad y mostrarle los dientes a una burguesía con instrumentos de dos pesos y una reputación de mierda, The Offspring no cumpliría con las máximas del punk. El cuarteto californiano, que refrescó el rock yanqui de los ‘90 con un punkie de dientes apretados sobre inteligentes y adrenalínicas melodías para FM, hoy posee un bunker acondicionado en la exclusiva Huntington Beach, colecciona varios discos de oro y vendió unas 34 millones de copias en todo el planeta. Sí, leyeron bien. La banda de punk rock (con reservas) más taquillera de la historia. En una habitación de hotel en Japón, donde el grupo es enorme, Dexter Holland, cantante y guitarrista de The Offspring, atiende al Suple NO a un horario no muy amigable para una entrevista. En Tokio, el reloj marca las nueve y media de la mañana: uno espera a un Holland soñoliento y con la voz pastosa, pero transmite todo lo contrario. Este colorado simpático y de risa contagiosa pareciera dar con el perfil del típico huésped que se levantó hace una hora, se bañó, bajó a desayunar, y ahora lee el diario peinadito y afeitado en el lobby.

Dexter se encuentra en la Tierra del Sol Naciente como parte de la promoción de Rise and Fall, Rage and Grace, su regreso tres años después del irregular Splinter. El nuevo álbum es una muestra de lo que fue el ADN del punk de la década pasada, sin la furia iniciática, pero con la experiencia suficiente para redondear un disco que no flaquea. Aunque, claro está, tampoco alcanza los picos creativos de los geniales Americana y (especialmente) Smash. “Rise and Fall, Rage and Grace marca la eterna lucha del bien contra el mal, de lo bueno contra lo diabólico, a través de un personaje que atraviesa las canciones con esos dos conceptos en la cabeza”, explica Holland. El disco tendrá su presentación en la Argentina el 1º de noviembre, cuando The Offspring desembarque en el Personal Fest. Y el cantante, que ya anduvo por acá un par de veces, no se olvida del público local: “Los fans argentinos son muy especiales, disfrutan de la música en un estado de excitación que es muy difícil de encontrar. Pocas veces te topás con una audiencia que sea tan sincera, tenga tanta energía y que al mismo tiempo se vuelva loca”, dice Dexter, y avisa: “Pónganse cascos y protección porque esta vez van a ver un show violento”.

–¿Rise and Fall, Rage and Grace es el mejor disco de The Offspring?

–¿Me lo preguntás a mí (risas)?

–Sí, a vos. Los músicos suelen decir que el disco que acaban de terminar es el mejor. ¿Pensás lo mismo?

–Totalmente, sí. Cuando una banda saca un disco siempre está contenta porque es el último, y siempre se dice lo mismo: éste es el mejor que hicimos. Pero, de corazón, creo que éste sí es el mejor disco que hicimos.

–¿Por qué?

–Porque es muy importante tratar de llevar siempre a la banda a un nivel más alto con el próximo disco, y creo que hemos conseguido ese cometido en Rise and Fall: subimos un nivel. ¿Cómo? Con mejores canciones, ajustando a la banda, mejorando las composiciones, haciendo mejores letras que antes y siendo un poco más profundos. Creo que lo logramos.

–Después de toda la historia que tienen, ¿por dónde pasa el desafío hoy para The Offspring?

–Nosotros hicimos ya unos cuantos discos y éste tenía que ser especial para la banda. Pero es verdad que todos los discos funcionan de testeo para nosotros y para el público, porque si no encontrás el desafío en las nuevas canciones todo se vuelve aburrido. Y no podríamos seguir si no nos divirtiéramos y si las canciones nuevas que escribimos nos aburrieran a los dos meses. Creo que ése es el verdadero valor de este disco: el desafío que significó hacerlo.

–Las letras del disco hacen referencia a la lucha de fuerzas que se produce entre el bien y el mal. ¿Son conceptos contradictorios?

–Mirá, en este disco quisimos marcar, sin intenciones directas, la lucha entre el concepto del bien y el concepto del mal, pero que no necesariamente siempre tienen que estar separados. El bien y el mal no son necesariamente una contradicción, o lo bueno y lo diabólico, si querés. Son dos ejes que giran sobre el mismo punto. Por ejemplo, la primera canción del disco habla sobre juzgar a alguien desde la cobardía, un concepto que se extiende a todo el resto del disco.

–Para este álbum trabajaron con Bob Rock. ¿Una banda con dos décadas de carrera puede aprender algo nuevo de un productor estrella como él?

–Cada productor aporta algo nuevo. Trabajar con Bob fue maravilloso porque nos ayudó en aquellas cosas que tal vez no sabíamos cómo hacer y nos mostró cosas diferentes. Realmente fue estupendo trabajar con él. Sabemos que tiene una gran trayectoria y ha producido grandes canciones; sin ir más lejos, fue el productor de Metallica. En lo personal, me ayudó a mejorar las canciones y a dar el punto de vista final a los temas que lo necesitaban. Bah, los mejoró.

–¿The Offspring sigue siendo una banda de punk rock?

–Seguro, sí. Hoy no sé muy bien como está la escena actual del rock norteamericano, pero siento que el punk no ha perdido sus influencias. También depende mucho de la actitud que tengan las bandas. Hoy podría nombrarte como ejemplos de punk rock a Pennywise y a The Offspring (risas), que creo son las únicas bandas que guardan la esencia del punk. Otra banda con influencias punk era Velvet Revolver, más que nada por Duff (McKagan); él sí viene de influencias de punk rock, al igual que los Guns’n’Roses, quienes también tomaron mucho del punk. O Rage Against The Machine, que ahora se juntaron y que suenan de puta madre, además de tener letras muy combativas con conciencia social. Para mí eso es punk.

–El adolescente confundido de la canción You’re Gonna Go Far, Kid, del nuevo disco, ¿es muy diferente al de Pretty Fly?

–¡Sí, totalmente! El chico de Pretty Fly estaba enganchado con la última moda de la cultura y el de You’re Gonna Go Far, Kid se dedica a manipular a otra gente. Podés tomarlo como un chico de secundaria que trata de formar su propio grupo social, pero en el camino manipula a los demás con un desorden de comportamiento que nunca lo va a abandonar. A ese chico tal vez lo veas más tarde como diputado de los Estados Unidos o manejando una corporación. Aunque ese chico haya crecido, su idea de manipular estará siempre con él. El chico de Pretty Fly era un pendejo y estaba en otra.

–Tuviste la oportunidad de entrevistar a Joey Ramone. ¿Entendiste qué busca un periodista en una nota?

–¿Querés decirme que soy mejor periodista que músico (risas)? ¿El periodismo es un buen trabajo?

–Sí, creo que es un buen trabajo. Como el tuyo.

–¡Totalmente! Joey Ramone era mi ídolo y pienso mucho en él ahora. Puedo decir que sobre el final de su vida fui muy amigo de él y así me considero, por todo el tiempo que estuvimos juntos. Era la clase de persona que realmente desearía haber tenido más tiempo cerca de mí, como amigo. Hoy, diez años después, lo extraño mucho.

–¿Alguna vez pensaste en retirarte?

–Mirá, nosotros ya no tenemos necesidad de seguir haciendo esto nunca más; no tenemos necesidad de seguir tocando. Podríamos retirarnos ahora mismo, divertirnos, irnos a vivir al campo a una linda casa y no volver a tocar jamás, pero yo sigo involucrado en ese proceso maravilloso que es hacer nueva y buena música. La idea de crear buena música que tenga la capacidad de tocar a la gente, hacerla mover y cambiarle un poco la vida sigue pareciéndome realmente fantástica.

–¿Por eso venís a la Argentina?

–¡Es que a la Argentina iría hasta para tocar la trompeta!

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