VUELVEN LOS ANTEOJITOS BICOLORES
› Por Federico Lisica
Marty McFly lo vio con sus propios ojos. Para 2015 un tiburón brotará de la marquesina de los cines hincando los colmillos en quien se pose frente a la bestia marina. La escena de Volver al futuro II parodiaba a Jaws 3-D, un esperpento de principios de los ‘80 que llevó al pez asesino hasta las narices de los espectadores. Ahora mismo, cuando faltan apenas seis años para que Marty sienta el sudor frío correr por su espalda, los tanques cinematográficos se disponen a puro anteojito, emociones y objetos cercanos. La delantera la llevan las películas animadas como Monsters vs. Aliens de la factoría DreamWorks, Up de los estudios Disney/Pixar, La era del hielo 3 de Fox, y Cloudy with a Chance of Meatballs de Sony, proyectos confeccionados para una edad cada vez más difusa. Otra novedad la traerá Coraline, la primera producción en la que la tridimensión se combinará con el Slow-Motion. Pero la frutilla del postre 3-D será Avatar de James Titanic Cameron. “Al final de la proyección, el público no tendrá idea sobre qué es lo que está viendo”, aseguró el realizador acerca de esta osadía sci-fi en la que humanoides y terrícolas estarán junto a los espectadores. La plataforma visual del proyecto, que hasta ahora costó alrededor de 200 millones de dólares, son actores y escenarios reales además de los generados por computadora. No se sabe mucho más, salvo los nombres de los protagonistas, entre ellos Sigourney Weaver, quien ya estuvo bajo las órdenes de Cameron en Aliens.
Desde su aparición en los ‘50 en films de clase B, su reverdecer a hectolitros de sangre en los ‘80 (Jason y Freddy descuartizaron a centímetros de uno), el 3-D cinematográfico volvió, tecnología digital mediante, con El expreso polar, Beowulf y La familia del futuro. Para esta temporada hay más de una decena de lanzamientos (de los más manijeados por la industria), algunos hechos especialmente para ponerse los anteojitos, y hasta se reconvertirán clásicos como Toy Story. La mayor contra es que muy pocas salas cuentan con la tecnología apta para su proyección, por eso films como Bolt cuentan con dos versiones. Nada de esto amedrenta a Jeffrey Katzenberg, el evangelizador 3-D de DreamWorks. Y si alguien duda del poder de sus oraciones, qué mejor que el Superbowl para convertir a los agnósticos. Durante la final de fútbol americano se podrá ver en 3-D el trailer de Monsters vs. Aliens por la tele norteamericana. Según el ejecutivo de la productora de Steven Spielberg, toda esta avanzada es una “auténtica revolución” asimilable al paso de las proyecciones en blanco y negro al color, o del cine mudo al sonoro. Hasta equiparó el 2-D con el vinilo (¿el 3-D será algo así como el surround system?).
Las razones del retorno de la tridimensionalidad hay que buscarlas en la caída en la venta de entradas y su habilidad explícita como un arma contra la piratería. Pero hay una tercera y de mayor peso: la consultora Nielsen señaló que las ganancias del entretenimiento fílmico tridimensional aumentaron en un 60 por ciento el último año. ¿Y el rock? Meses atrás, unos cuantos vieron saltar a Bono junto a toda la parafernalia que trajeron los irlandeses a River en la muy promocionada U2 3-D. ¿Se acuerdan del paso vanguardista a fines de los ‘90 de la Coca-Cola del rock, Kiss y su gira de Psycho Circus? Un recital en el mismo escenario que U2 y metaleros de ley con los anteojitos puestos para ver payasos, maquillaje y fuego. Si eso no es 3-D, ¿el entretenimiento donde está?
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