DOS ESTRENOS DE LA SEMANA
Espías, niños y adultos
Un espía demasiado seguro de serlo y un adulto que aún no quiere asumirse como tal. Esos son los personajes protagónicos de los dos mejores estrenos cinematográficos de este jueves, obra de viejos amigos del No. Estamos hablando de Austin Powers en Goldmember, el tercer opus de la saga inventada por el inefable Mike Myers, y Un gran chico, el tercer libro del gran Nick Hornby llevado a la pantalla grande.
Con su Goldmember, Myers vuelve desde el título al humor más chabacano y a sus viajes en el tiempo. Homenajeando y burlándose a la vez de James Bond –del que antes de fin de año se estrenará un nuevo film–, Powers se repite y divierte con más de lo mismo, esta vez con invitados sorpresa de la talla de Tom Cruise, Gwyneth Paltrow, Britney Spears, John Travolta, Danny DeVito, Kevin Spacey, Ozzy Osbourne y hasta Steven Spielberg. Las apariciones de Michael Caine como el padre de Austin y Beyoncé Knowles –una de las rappers soul de Destiny’s Child– como su contraparte femenina ayudan a Myers a seguir adelante con una saga que ya se burla de sí misma. Y con todo éxito.
Mientras tanto, lo de Un gran chico es otra cosa. Suerte de fiesta de graduación hacia la adultez de los hermanos Weitz –los directores de American Pie–, la adaptación de la novela de Hornby que sucedió a Alta fidelidad (About a Boy en el original, traducida al español como “Erase una vez un padre...”) es todo un disfrute –para quienes disfrutaron del libro y quienes todavía no–, con Hugh Grant en el papel protagónico. Extirpada la trama argumental vinculada con la muerte de Cobain con la que finalizaba la novela –de allí su título original–, el film cuenta la historia de un adulto pop que aprende de un niño folk, y viceversa. Graciosa, autoconsciente, aunque un tanto antigua en su visión del consumismo –aquí llegó tarde, al menos–, Un gran chico es una gran comedia para adultos jóvenes de treintaipico. O al menos para quienes disfrutan mirar con algo de complicidad y vergüenza a aquellos que insisten en seguir viviendo en un mundo pop, a pesar de todo. M.P.