ADICTOS AL POKER DIGITAL (Y AL REAL)
Nuevas tecnologías para una vieja costumbre. Un cronista del NO se la jugó para entender hacia dónde va la digitalización del vicio y los riesgos de hacerse adicto al poker. El último gran torneo de Mar del Plata lo ganó un alemán con pinta de flogger.
› Por Federico Lisica
En las películas sucedía así. Un chico, generalmente de buena cuna, experto en matemáticas, algo tímido, pero con un ego a punto de inflarse como un globo aerostático, se adentra en el mundo de los juegos de cartas. Entonces el novato apabulla por el éxito a su mentor –siempre un viejo paternal y zorro–; se enamora de alguna chica y enceguece con más de un vicio; pierde todo y hacia el final tendrá una segunda oportunidad para revalidarse o para perder más que los dedos. Es llamativo que a la muerte de Stu “The Kid” Ungar en 1998 (considerado el mejor jugador de poker de todos los tiempos y cuya propia vida cimentó ese tipo de leyendas en el celuloide) le siguió un nuevo tipo de jugador y de industria de cartas.
La digitalización metió la cola y trastrocó un juego que hoy llega hasta los celulares. De Las Vegas a la web, para después volver al neón y al desierto. Y si los canales de deportes transmiten a cada hora las partidas con cámaras al ras del paño, anteojos, gorras y gestos impasibles, ya podría aparecer por ahí alguno con la celeste y blanca.
Sí, el reverdecer global del poker llegó hasta estas orillas. Poker Stars (el sitio de juego on line más importante del mundo) se divisa en la camiseta de River y esa misma compañía acaba de organizar en Mar del Plata un torneo a gran escala en el que triunfó... ¡un alemán de 18 años! Por su jopo pronunciado, Dominik Nitschese se llevó de La Feliz un apodo: el flogger. A nivel local, la figura es José Ignacio Barbero, de 27 años, quien dejó de lado Cartas Magic (un juego ambientado en un mundo similar al de los de rol) para ocupar el primer puesto en el ranking (on line y en vivo) y levantar varios cheques con más de tres ceros incluidos.
“Está creciendo de una forma increíble. Yo vivo en Tandil, y cuando empecé no conocía a nadie que jugase on line. Ahora, tres años después, tengo un grupo de conocidos muy grande”, asegura Miguel Armentano, de la misma edad que el number one argento, y quien creó el site Pokerarg.net, punto de encuentro con noticias, mesas y tips. Miguel veía el “deporte” por su “canal oficial”, ESPN: “Mucha idea no tenía, nunca había agarrado una carta de poker, hasta que en unas vacaciones fui a un cíber a chequear mails y vi al dueño jugando. Le pregunté cómo era, y en menos de 10 minutos ya estaba probando”.
Diego Escobedo trabajaba en una empresa de sistemas en Rosario, y un amigo le comentó sobre la posibilidad de ganar plata con el poker on line. Se puso a investigar en páginas web, compró libros sobre el tema y empezó “como todos los argentinos, apostando en Freerolls (N. de la R.: partidas gratuitas con premios en efectivo)”, y desde 2005 regentea Rosariopoker.com.ar, “una comunidad para jugadores” de todo el país. Este “semi pro” juega cinco horas diarias y llegó a ganar 10 mil dólares en una partida. Las ganancias (y las pérdidas) mensuales siempre son variables, no hay un número promedio, pero sí la certeza cuando se busca el pago. “Cuando me atendieron en la casa de cambios, me preguntaron: ‘¿Quiere el dinero en dólares o pesos?’. No lo podía creer.”
Con una rutina monacal pasan varias horas frente a su PC actualizando su web y jugando por la noche. Es el momento con mayor movida, donde unos y otros estudian el historial del contrincante a partir de programas de software. El rosarino (asegura que su ciudad es “la cuna de buenos jugadores que están dando que hablar en el ambiente”) viajó hasta Ushuaia con lo ganado en Black Jack on line para conocer en profundidad los “cash games” (juegos en vivo en casinos y torneos). Empezó en Corrientes y su última escala fue en Córdoba: “Es como que se están dejando los juegos timberos clásicos de pueblo, donde pierden desde la chata hasta el campo. Charlando, me di cuenta de que se han puesto a estudiar y practican mucho, dejando de lado el azar”. Es que se prefiere la estrategia a la diosa fortuna, soportar las presiones del bocho y la h abilidad a “pasar porque sí”. “Hay que demostrar para poder ganar las manos sin cartas, y también saber retirarte después de haber hecho apuestas altas”, dice Armentano. Las diferencias entre el juego on line y en vivo son muchas. Si bien hay tácticas, podés tener un poco más de suerte on line que en el poker en vivo. Aunque jugando en vivo es más fácil engañar, o interpretar las jugadas en base a los gestos y movimientos”, remite el tandilense casi de manual. Escobedo lo sintetiza con una palabra: “Nervios... pero es hasta que uno se acostumbra”.
Para Nicolás Bunse, las razones del crecimiento son fáciles de adivinar: “La televisión ayuda a popularizar todo y se nota el auge del Texas Holdem”. Esta es la variante más reconocida del poker, aunque para él las cartas no son “un trabajo”, ni “una rutina”: “Lo veo como una reunión de amigos. No pienso en sacarles la plata sino en pasar un buen momento. El poker me gusta desde chico. Mis viejos lo jugaban con sus amigos. Ahora lo retomé con los míos y armamos una mesa semanal”. Si bien Bunse le resta importancia al color del dinero, en muchos otros la afición generada por el juego y sus emociones tiene su cara más extrema y jodida en la ludopatía (la adicción al juego). En España, el asunto es tan serio que se iniciaron campañas educativas para concientizar a los adolescentes sobre el juego y en particular el on line. Las salas en Internet llaman por teléfono para verificar la edad de sus jugadores y las cuentas creadas. Mejor eso a terminar como Stu Ungar, cuya historia también está en Internet.
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