Jueves, 11 de marzo de 2010 | Hoy
ESCENA: EL DANCE VUELVE A ENCHUFARSE
Esto parece un chivo, pero no lo es: Crobar pretende traer a Buenos Aires grupos y DJs de la cofradía internacional de música de avanzada y, por supuesto, brindarle un espaldarazo a la tropa criolla. Los productores y DJs Javier Zuker, Carlos Alfonsín, Udolph y el curador Andii Dieciséis, referentes porteños del dancefloor, intentan recuperar la fe por la pista como si fuera una respuesta a un informe del NO sobre el alicaído estado de salud de la electrónica en 2009. “No queremos artistas megamuertos”, dicen.
Por Yumber Vera Rojas
Buenos Aires nuevamente vuelve a ser un caos, lo que significa que todo regresó a la normalidad. Los chicos se colgaron otra vez el guardapolvo, en la radio anuncian alternativas viales, piqueteros duermen cada tanto en la Avenida 9 de Julio y el calor comienza a despedirse. El dance y la electrónica local debieron remarla para mantenerse en pie. Seguramente como consecuencia de la crisis económica global, pero al rock no le pegó de la misma manera. O fue una impresión. No obstante, el recambio de década parece que le está sentando bien. O es, tal vez, un deseo. Lo cierto es que el fin de semana pasado debutó en el club Studio Crobar un ciclo que podría no sólo reimpulsar sino cambiarle la tez a la cultura del bit en Capital. Los productores y DJs Javier Zuker (también integrante de Poncho), Carlos Alfonsín y Udolph, y el organizador y curador Andii Dieciséis, referentes porteños del dancefloor, juntaron esfuerzos, a partir de la convocatoria del local, para recuperar la fe por la pista y la cadencia.
A través de dos escenarios paralelos: uno principal (dedicado al techno) y otro llamado MSTRPLN (abocado a los estilos de última generación), la propuesta de la ambiciosa fiesta, que se organiza todos los sábados, pretende traer a Buenos Aires a los grupos y DJs que forman parte de la cofradía internacional de la música de avanzada y, por supuesto, brindarle un espaldarazo a la troupe criolla. Mientras ultiman los detalles de la programación, comparten con el NO las razones que los llevaron a ponerle el pecho y las bandejas a este evento.
Luego de tantear varias locaciones, una estación de servicio apostada en el barrio de Palermo y ubicada relativamente cerca de donde Hernán Cattáneo celebra su cumpleaños, finalmente sirvió de escenario imparcial y desconocido para esta entrevista. Al tiempo que el volumen de la tele dejaba saber que el mundo está cada vez más cerca del Apocalipsis, de la advertencia de Carlos Tevez a John Terry de cómo lo tratarían acá si se llegase a acostar con la esposa de un compañero o permitía imaginar que la mujer más preciosa de este planeta lleva por ojos dos luceros verdes.
Zuker: –Surge a partir de diferentes iniciativas que se venían produciendo en Buenos Aires como la de Andii con la fiesta Compass, la de Udolph con su discoteca (Cocoliche) y la de Carlitos con su ciclo Soup. Por otra parte, debido a que nuestro background musical está lejos del dance comercial, juntamos esfuerzos para mostrar otras propuestas que existen y que están buenísimas. La música electrónica no es sólo la de David Guetta. Me parece oportuno sumar a un montón de gente joven de la escena local para que muestre lo que hace. Tratamos de generar algo nuevo. Alfonsín: –Dentro de la música electrónica hay un espectro que no tuvo continuidad. Vos ibas al club, y ya sabías más o menos con qué te ibas a encontrar. Pero eso dejó de pasar, y el público comenzó a dispersarse porque no conseguía lugares con los que se sintiera identificado. A partir de este año, con el ciclo que vamos a llevar adelante en Crobar, apostamos por el regreso de la gente al club a través de fiestas de buena calidad y de un producto sólido. Mantendremos una artística de un estupendo nivel en ambas pistas.
Udolph: –La gente de Crobar primero me llamó a mí, y luego a Javier. Cuando nos preguntaron quiénes más debían estar en esto, él y yo, por separado y coincidencialmente, propusimos a Andii y a Carlos. Los cuatro sentimos pasión por lo que hacemos. Ese denominador común es lo que permite que hoy estemos trabajando juntos.
Udolph: –Los dueños del club nos apoyan en una movida que puede ser más radical para ellos que para nosotros. Vamos a apostar por la efectividad. No es nuestra intención crear una nueva generación de gente que sepa escuchar música. La idea es que el público se divierta en un clima ameno, con buena música y una estupenda puesta en escena.
Zuker: –Más allá de las Creamfields, hubo fiestas que trajeron a artistas increíbles. No obstante, el escenario principal siempre lo colmaban con figuras como Tiësto o Armin van Buuren. Lamentablemente, la música electrónica más masiva siempre fue el trance.
Udoplh: –Desde hace varios años, Crobar mantiene una misma forma de trabajar. Así que no pretendemos cambiar ni sus métodos ni su visión de las cosas. Depende de nosotros que funcione, y creo que el año está dado para que eso suceda. Lo que sí queremos es marcar una diferencia con respecto a los otros clubes, que siguen trayendo a artistas megamuertos que ya vinieron a la Argentina miles de veces. Nuestra idea es tratar de establecer una línea sin hacernos los muy culturosos o los súper underground, pero tampoco los híper comerciales. Vamos a traer una o dos veces por mes a alguna estrella, tanto para la pista de adelante como para la de atrás, que son las que van a atraer al público para que conozca la propuesta. Cuando me llamaron para hacer esto, una de las primeras cosas que propuse fue ponernos en sintonía con lo que está sucediendo en Europa. Argentina está desfasada unos seis años. En la última Creamfields hubo mucha presencia de techno. Eso también dio la pauta de que se abrió el mercado para otro lado.
Udolph: –Me refiero al techno más puro, no al minimal ni al tech house. En 2009 se venía hablando de que éste sería el año del techno en Europa. Resurgieron muchas figuras grosas de los ‘90 que durante una década estuvieron desaparecidos, pero que volvieron con toda la furia y están siendo remixadas por artistas jóvenes que están de moda y que, al final de cuentas, son los que marcaron la tendencia. Plastikman otra vez está de gira, al igual que Juan Atkins. Así que vamos a traer a un montón de exponentes que son iconos del género y que ya tuvieron su momento, aunque siguen en vigencia. También convocaremos a los representantes de la camada nueva que se encuentra vinculada a este sonido. Te cuento que van a estar a lo largo del ciclo luminarias de la talla de Miss Kittin, Sven Vatt y Derrick May.
Alfonsín: –Antiguamente, lo que giraba por todos lados eran el progressive y el trance, por eso es lo que la gente más consume. El crecimiento de escenas como el minimal permitió que cambiaran muchas cosas. El techno siempre fue más under, pero el minimal salió hacia las fiestas grandes. Si bien había DJs de techno famosísimos, luego quedaron encerrados en el culto.
Udolph: –Hay un número determinado de artistas que mucha gente los monitorea, y sobre la base de cómo se va dando todo van cambiando las tendencias. No está regida por una persona en particular o algo.
Zuker: –Para mí existe un reggaetón nuevo que se llama el “raverton”. El otro día los DJs Pareja me mandaron un tema y les dije: “Esto es lo que yo llamo raverton”. No es el de Wisin y Yandel, pero lo que hace M.I.A. se acerca a eso y es espectacular.
Durante la entrevista sale a colación un informe publicado por este suplemento a mediados del año pasado y firmado por este cronista, en la que se hacía referencia sobre el alicaído estado de salud de la electrónica en la Argentina en 2009. “No fue malo para la electrónica, lo fue para todo”, refuta Alfonsín. “Por ahí fue bueno para Del Potro en el tenis o para Estudiantes de La Plata, que ganó la Libertadores. Pero para el resto del mundo creo que fue un desastre.” A lo que Udolph adhiere: “Si bien 2001 y 2002 fueron malísimos, el que pasó fue mucho peor. En 2009 las marcas se tiraron para atrás, sacaron su apoyo a todas las movidas. Sin embargo, los que más perdieron fueron los clubes electrónicos. Además se cayeron un montón de tours en Sudamérica, mientras que en Europa bajaron los cachés”. Por su parte, Andii explica el dolor de cabeza que significó para él en lo lícito. “Yo no lo veo sólo desde el lado musical, lo miro desde el lugar de que no hay espacios para hacer cosas. Ni siquiera el rock los tiene, pues una banda para tocar casi que tiene que hacerlo en River. Las opciones para doscientas o trescientas personas no están más. A nivel legal me fue imposible. Fue un año casi de clandestinidad. Me cansé de esa situación.”
Zuker: –Más allá de lo que vos llamás cultura de música electrónica, para mí lo que importa es que la gente se divierta. Al mismo tiempo, de acá han salido propuestas interesantes: Zizek, Tremor o incluso, te guste o no, el tango electrónico. Creo que hay que diferenciar la noche, la discoteca, la fiesta o los eventos masivos de lo que se genera culturalmente.
Alfonsín: –El evento social pasa por la música. Vos decís que la electrónica estuvo en baja el año pasado, pero mi público no se pasó al reggaetón. El que tiene cultura electrónica o buen gusto por la música, creo que no se cambió a otra cosa. Lo que sí se fue moviendo fue la multitud, a la que le interesa más bien la joda en sí.
Udolph: –¿Cuál es el contexto? Río revuelto... Nosotros salimos desde el club rebien parados. Vamos a ver cómo responde el público. Si sale todo bien, el resultado va a ser interesante. Recojo muchos comentarios negativos de la escena, la gente se queja constantemente. La electrónica no pasó de moda. Explotó como moda, y como toda moda se vuelve a comprimir.
Udolph: –Cuando salió la ley, mi experiencia con Cocoliche fue que yo pensé que iba a ser un problemón. Corrimos los horarios de las listas de invitados, hicimos que los artistas internacionales tocaran más temprano y la gente respondió viniendo antes.
Andii: –Es una situación que se acomodó legalmente, aunque podría haber sido de forma más natural. Está bueno que la gente salga antes, y que se vaya a dormir más temprano. Pero no era la manera de imponerlo.
Alfonsín: –Aunque ganará mucho el Warm Up.
Udolph: –Buena parte de la gente que va a venir a este ciclo es fiestera por el hecho de que le gusta la fiesta en sí. Y no hay manera de mandarlos a dormir. Los afters seguirán existiendo, pero van a ser privados. Desaparecerán aquellos que tenían algún fin de lucro. Seguramente volverán a generarse los afters con onda, de los que no te olvidás nunca más.
Andii: –Por cierto, el otro día pasé por un bar que está inhabilitado para bailar, y la gente bailaba igual. También estaba Macri. Muy raro, ¿no?
Udolph: –No es raro, es muy argento. Acá no tienen memoria.
Alfonsín: –A nosotros nos hacen problema, pero no a los fuegos artificiales que disparan en River.
Udolph: –De cualquier tipo. Lo que no queremos es gente agresiva que vaya a drogarse y a robar. En algún punto, la escena se llenó de ese tipo de personas. La idea es tener público de todas las clases sociales y tendencias sexuales, pero con ganas de divertirse, de pasar un lindo momento y de escuchar buena música.
Udolph: –Yo veo dos cosas: esto o ayuda a cambiar la escena o puede ser un Challenger que se estrella apenas despega. Además de que la gente está harta de que le tomen el pelo, no hay nadie que se haga responsable. Acá estamos poniendo la cara cuatro personajes con los que cierta gente se siente identificada y respeta. Y creo que esto le va a dar un respaldo al club.
Zuker: –Yo sigo teniendo un montón de preguntas sin respuestas. Por ahí esto está buenísimo, pero no dura dos meses. Hay cosas que van más allá de uno. Lamentablemente, todo tiene que ver con lo económico. Si esto no resulta, se muere.
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