Jue 13.01.2011
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MGMT PRESENTA CONGRATULATIONS... ¡EN MAR DEL PLATA!

“Somos parte de una generación tibia”

LA NOTABLE BANDA ESTADOUNIDENSE, QUE FACTURO DOS DE LOS MEJORES DISCOS DEL ULTIMO LUSTRO Y TOCARA GRATIS EN UN PARADOR DE LA FELIZ, SE SIENTE PARTE DE UNA JUVENTUD “DIVERTIDA, PERO DISTRAIDA”. LA MITAD (MAS) NERD DEL GRUPO, BEN GOLDWASSER, SE HACE CARGO DE LA BIPOLARIDAD Y TIRA: “ME SIENTO MUY RARO CON TODO LO QUE PASA ALREDEDOR DE MGMT”.

› Por Luis Paz

Tal vez el gran logro de MGMT sea también el gran peso que se reparten las espaldas de Andrew van Wyngarden y Ben Goldwasser, el dúo en cuestión: haber publicado dos de los mejores discos del último lustro, Oracular Spectacular (2008) y Congratulations (2010), y faltarles aún un par de años para cumplir los 30. Toda la angustia (post)adolescente, los sueños y frustraciones musicales de este par de veinteañeros que se conoció en la Wesleyan University de Connecticut, se convirtió en esos álbumes en un juego aniñado y onanista con las estructuras de la canción pop, pero también en el documento sonoro de la búsqueda científica de dos chicos bien, universitarios, drogones y educados en la música, en su intento para nada desesperado por conmover. Además, un par de artistas que son parte de una generación con una adolescencia algo traumática por la caída de las Torres Gemelas, que en su juventud vio al mundo de la televisión y el espectáculo tomando posición sobre la invasión a Irak y que, ya como adultos, contemplaron la crisis financiera de su Estados Unidos natal desde la ventanilla de un avión, en una gira. Una generación para la que las redes sociales fueron un avance y no un estándar comunicacional, que todavía consumía pornografía en revistas y que compraba discos. “Una generación tibia”, corta Ben Goldwasser, al teléfono para esta entrevista originada en que el próximo sábado 22 a las 18 tocarán en el parador Mute Club de Mar del Plata, gratis.

–¿Por qué lo decís?

–Porque es una generación bipolar. Por un lado es muy divertida porque hay muchas cosas ocurriendo, mucho a lo que prestarle atención. Pero por el otro hay demasiadas distracciones para esta generación también. Creo que es tibia porque es muy despierta en algunas cosas, en el arte, en la diversión y con la tecnología, pero debería despertarse en otras, más humanas o más complejas.

–¿Te referís a la política?

–Sí. Yo considero que las juventudes son revolucionarias y creo que nuestra generación, que atravesó todos esos hechos que mencionabas, ya tendría que haberse dado cuenta de quién es quién y debería estar tratando de generar una nueva revolución, pero sin embargo se pierde entre todo lo que pasa en Internet, las redes sociales y la tecnología. Muchos jóvenes están cayendo en un hoyo. Un hoyo divertido quizá, pero un hoyo al fin.

El tono de Goldwasser no termina de ser de desazón. Es claro, o al menos lo es a través de los prejuicios del a priori, que es la mitad más nerd y menos extrovertida de MGMT, pero tampoco es que Van Wyngarden se despegue demasiado del primer mote, ni sea un cómico de stand up. Simplemente Ben es el más callado, como en muchos dúos de amigos. La diferencia con cualquier otro es que ellos, con su creación musical MGMT, están en la cima (o cerca) de la música moderna de 2011, que llevan casi dos años siendo tapa de revistas especializadas, que son respetados por los músicos más grandes, que publicaron dos discos bestiales (sobre todo el más logrado Congratulations), que tienen fama, algo de fortuna y bastante facha. Pero después de eso son el mismo par de pibes medio freakies que tienen una banda, se pasan de rosca cada tanto y balbucean frente a las pibas. “Sí, es el sueño cumplido y todo lo que quieran, pero es algo muy jodido para nosotros. Nuestras vidas cambiaron mucho sin que lo buscáramos, y se volvieron bastante alocadas, ya casi no pasamos tiempo en casa... ¡y eso no está bueno! La verdad es que es difícil bancarte estar a este nivel porque quieras o no, te guste o no, a mucha gente le llega información sobre lo que hacemos y bastante de esa gente nos presta atención.”

–Por empatía se puede comprender ese padecimiento, pero por otro lado uno dice: “Che, Ben, no jodas, miles de pibes querrían estar donde estás vos”.

–Como te decía, a ellos les llegan informaciones y deben tener más o menos una idea de cómo vivimos. Pero hay cosas que no les llegan y, de verdad, no están buenas. Después, claro, está la alegría de poder hacer esto y vivir de esto, eso sí que es un sueño cumplido. Igual lo llevamos muy modestamente, porque esto se puede acabar. No nos hypeamos, para eso está el resto. Nosotros estamos acá para hacer canciones, y listo.

Andy y Ben se cruzaron por primera vez en el campus universitario, en la primera semana del primer año de cursada en la Wesleyan University, una casa de estudios de artes y humanidades de menos de 3 mil alumnos, en Connecticut. Ambos eligieron su lugar en los sectores más delirantes de las residencias universitarias, entre drogones, artistas vanguardistas e impostores buscadores de chicas de campo con las que enfiestarse. Para fines de 2001, luego de colarse hongos y pasar la noche de flash en el campo de deportes universitario, ya estaban componiendo juntos, pero hasta allí sus caminos habían sido bastante diferentes. Van Wyngarden, voz y guitarra de MGMT, nació casi dos meses antes de lo debido, hijo de una pareja de hippies devenidos propietarios de un pequeño periódico alternativo de Memphis, todavía sensibles frente a un disco de Bob Dylan o Neil Young. Creció con problemas: a la Messi, tuvo que tomar hormonas de crecimiento y, para cuando estaba saliendo del trauma, se divorciaron sus padres. Pero le dejaron el legado de la música de raíz estadounidense, el pop psicodélico inglés y de San Francisco, y cierta militancia naturista. La infancia de Ben fue un tanto más simple (o sea, vendría a ser el Paul del dúo): se crió en un pueblito al norte de Nueva York entre animales, porque su padre era veterinario y su familia criaba cabras, salvo su abuela, instructora de piano, que lo acercó pertinentemente al instrumento que hoy maneja, además de orquestaciones programadas y voces, en MGMT.

“Creo que uno de los grandes cambios entre entonces y ahora, en lo que tiene que ver con el mercado de la música, es que ahora es más fácil bancarte una carrera solo, pero también más difícil hacer algo trascendente. Hace 20 o 30 años, las chances de hacer un demo y los locales para conciertos eran muy pocos. Hay muchas oportunidades ahora y mucho por hacer en cualquier momento, creo que es el sino de nuestra generación”, dice Ben, que en todo momento parece querer decir más de lo que en efecto expresa, pero también en todo momento parece quedarse sin nafta. Andrew y él bancaron solitos la edición de dos EPs, We (don’t) Care bajo el nombre The Management (La Gestión), y Time to Pretend, ya como MGMT. El último contenía el single Time to Pretend, que junto a Kids los sacó del embole de aquella universidad de arte políticamente correcta y los arrojó a una espiral delirante que incluyó sellos discográficos, viajes en avión para tocar en lugares recónditos, producciones de fotos, ropa de diseñadores, mujeres, chupaculos, drogas, más drogas y muchas más drogas psicodélicas.

–¿Cómo se llevan con la idea de pertenecer al mainstream, siendo que surgieron de una escena indie muy fuerte en Brooklyn (junto a pares como Yeasayer, Vampire Weekend y Dirty Projectors, más del palo del afro-beat)?

–Creo que me siento de un modo muy raro con respecto a todo lo que pasó con la banda. La idea del mainstream cambió y habría que ver de nuevo qué es el mainstream, redefinirlo. Lo único que me parece idéntico ahora a la época de las bandas que nos gustan es que tenés que salir a mostrarle cosas a la gente. Internet facilita el acceso, pero no te asegura nada; tenés que salir a buscarlos, si te interesa. O puede pasarte como a nosotros, que de repente se empezó a hablar de la banda y no sabemos cómo.

–De todos modos, no son una banda fácil de ubicar, una banda simple.

–Es que ahora el mainstream es básicamente una extensión de la cultura pop. Y la cultura pop es autogenerativa y está autorregulada, influenciada por lo que las corporaciones le dicen a la gente, claro, pero no del todo. Creo que es muy interesante para nosotros poder estar ahí, porque no fue por pertenecer a una gran corporación que llegamos. Las compañías a veces van delante de lo que pasa y generan modas y tendencias, pero a veces quedan muy detrás de lo que pasa en la calle. Ellos tratan de cambiar las modas, pero lleva mucho tiempo cambiar las culturas.

“A nosotros no nos interesa ni remotamente el concepto de entretenimiento”, dijeron en algún momento. Y si bien la pose arty vende tanto como la comercial más clásica, en el intrincado juego compositivo que intentaron en sus discos se entrevé una búsqueda más amplia, con un horizonte bastante imposible de rastrear a partir de su segundo disco, que apareció a comienzos de 2010. Aquel Oracular Espectacular de 2008 había sido una galería de canciones de las cuales trascendieron tres cortes que, en realidad, databan de sus primeras zapadas: Time to Pretend, Kids y Electric Feel, más propios de la pista de baile que del mambo mental de estos dos músicos que prefieren quedarse en un living escuchando música que ir a un recital. Sus comienzos electro-punks / dance-rock habían dejado empapados esos hits, pero ya en su debut había quedado claro, en piezas como 4th Dimensional Transition o Future Reflections, que la cosa iba más lejos: pop psicodélico, synth pop, armonías expansivas, cambios de dirección propios de la música progresiva (pero adelgazados) y una mezcla de sarcasmo, realidad y fantasía que en Congratulations tuvo su pico en Lady Dada’s Nightmare, Congratulations y Flash Delirium, sin contar el intratable Siberian Breaks: más de doce minutos de variaciones deliradas.

“Ahora están apareciendo ideas para el tercero. El pasado fue un gran año para la banda y durante 2011 estaremos de gira para mostrar nuestro segundo disco. Estamos muy contentos y sorprendidos por la recepción que tuvo. El primer disco salió muy bien y nos esforzamos por entregar algo bueno para mantener el apoyo necesario para sacar Congratulations. Pero fue difícil hacerlo porque no sabíamos cómo lo iba a tomar la gente, que no nos tenía bien calados todavía. Pero en un punto, artística o estratégicamente, con Oracular Spectacular hicimos lo que quisimos y en Congratulations lo llevamos un nivel más allá”, reflexiona Goldwasser. “Tal vez terminemos el tercero para este fin de año. Lo que tenemos por ahora realmente nos enorgullece y tranquiliza. Nos alegra haber logrado que MGMT sea una banda respetable.”

–Oracular Spectacular había sido un disco amplio, pero en líneas generales la idea del álbum quedó perdida detrás de los hits. En su segundo disco eso no ocurrió y se pudo ver la imagen completa del grupo.

–No la imagen completa, creo que una imagen más sintética, más compacta. No sentimos que teníamos que probar nada con este álbum. Porque la idea fue hacer un álbum, no una colección de hits. Primero porque no nos interesa en este momento y luego porque creemos en la idea de álbum como obra con sus tiempos y climas, donde no todo tiene que ser un hit. Es difícil, creo que hasta más difícil, porque requiere de mucho tiempo y no tuvimos mucho cuando lo hicimos. Un año después de eso, veo que valió la pena.

En los créditos de este segundo disco, donde aparece no sólo aquella parodia aniñada de Lady Dada’s Nightmare (una canción que suena a banda de sonido para una cremación y está inspirada en Lady Gaga) sino también homenajes a Brian Eno (“En busca de un alma seguí los sonidos hasta una catedral. Imaginá mi sorpresa cuando descubrí que habían sido producidos por Brian Eno”, cantan en el tema que lleva el nombre del ex Roxy Music) y a Dan Treacy (de Television Personalities), también habría que mencionar al músico Peter Kember, muchísimo más conocido como Peter Kember, de Spacemen 3 y Spectrum y devenido capacitadísimo productor sónico. En vivo, al dúo originalmente formado sólo por Andy y Ben se suman los músicos Matt Asti (bajista y corista), Will Berman (baterista y corista) y James Richardson (guitarrista y corista), todos partícipes también en estudio de la factura de Congratulations. Con ellos tocarán en Mute Club de Mar la semana que viene e intentarán replicar sus canciones lealmente.

–Con la cantidad de sobregrabaciones, arreglos y variaciones que tiene su nuevo disco, ¿cómo hacen para tocarlo en vivo? ¿Con pistas? ¿O recortan?

–No tocamos con pistas, ni sacamos nada, queremos dar algo digno, porque la dignidad es uno de los valores que proponemos con MGMT. Es cada vez más fácil porque Congratulations ya fue grabado por toda la banda, tiene un intento más logrado de acercarse a las posibilidades del en vivo. Y es curioso que hay algunas canciones que funcionan mejor en vivo que en el disco, se amplían. Fue un proceso buscado, además, porque no nos interesa hacer una réplica de un show programado cada noche. Tocar con pistas sería terrible, no nos dejaría espacio para cambiar nada sobre la marcha. Sería sofocante y se supone que estamos haciendo música para no sofocarnos.

* MGMT tocará el sábado 22 a las 18 en Mute Club de Mar (Ruta 11, Mar del Plata) con entrada gratuita. Antes de ellos se presentará Babasónicos.

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