Los títulos que Anti-Flag escoge para sus discos son clarísimos: desde su debut Die for the Government (“Muere por el gobierno”, de 1996) hasta su reciente The People or the Gun (“La gente o las armas”, 2009) acumulan en su discografía obras como Su sistema no funciona para vos, Movilizar o el estruendoso El Estado terrorista, su álbum fundamental, publicado en 2003. Musical y discursivamente, Anti-Flag es de esas bandas de punk crossover, con un pie en el hardcore y otro en el thrash, herederas de Black Flag y de Social Distortion, y contemporáneas a Rage Against The Machine. “Es esencial que haya bandas con un mensaje que despabile a los jóvenes de los Estados Unidos, que están siendo forzados a ir al ejército, a aceptar la guerra, el racismo y la homofobia. En todos lados hay países o estados más progresistas que Estados Unidos, eso sin dudas”, alza la mano Chris #2, a cargo del bajo y los coros del grupo que finalmente llega a Buenos Aires.

“Se dice que en la Argentina la gente no va a shows sólo por la música sino por las ideas que transmiten las bandas. En la mayoría de los lugares, a los chicos sólo les interesa ir, que suene punk rock, hacer pogo y eso; así que, definitivamente, tocar frente al público argentino será motivante y refrescante”, interpreta, de cara a su show de este domingo en El Teatro de Flores, uno de los tres que darán en su primera gira por la región. “Muchas bandas van a América latina para cobrar. Nosotros haremos sólo esta fecha y dos en Brasil para aprovechar el tiempo. La idea es que se agrande la familia de Anti-Flag, no la cartera de clientes de la banda”, asegura este fanático que pudo ingresar al grupo como bajista en 1999.

La banda nació a fines de los ‘80 en la escena punk antifascista de Pensilvania y, obviamente, se encontró con críticas de todos los frentes cuando, luego del éxito de The Terror State, firmó para RCA. “Hacía tres años que habíamos fundado nuestro propio sello, A-F Records, y quisimos aprender cómo trabajar más profesionalmente. Sacamos dos álbumes en RCA, aprendimos lo más que pudimos, y volvimos a editar por las nuestras, pero con mejores ideas de cómo producir, cómo manufacturar y cómo difundir.” Hasta dónde fue realmente una estrategia premeditada, sólo ellos saben.

Con la perspectiva política que puede tener un grupo que titula así sus discos, que habla sobre corrupción, violencia simbólica, alienación, ansia de poder y dominación en sus temas, y que le dedicó una “ópera hardcore” a la invasión a Irak, Chris #2 se lanza, también, a interpretar para el NO los recientes alzamientos populares en Medio Oriente. “Lo que pasó en Egipto y lo que vemos hoy en Libia son un fuego encendido con la chispa de lo que fueron las movilizaciones en contra de la invasión a Irak. La revolución no sucede de un día para el otro, ni es un hecho aislado, sino parte de una tendencia. Cada alzamiento tiene un antecedente y sienta un precedente. Resta ver qué tan poderosas van a ser estas manifestaciones.”

Además, los miembros de Anti-Flag son militantes vegetarianos y por los derechos de los animales (han actuado a favor de PETA incontables veces): “Ese es un tipo de revolución que sí ocurre instantáneamente, la de los cambios en los hábitos alimentarios”, asegura. “No estamos en contra de quienes crían a sus animales en una granja y luego los comen, no me meto con sus hábitos. Pero sí con los industriales, que son violentos contra las formas de vida animal y generan un problema sanitario gravísimo: nos alimentamos de animales mal alimentados, drogados y medicados con basura. ¿Alguien en la Argentina sabe qué come cuando se come una Cajita Feliz?”

* Anti-Flag toca el domingo 27 de marzo en El Teatro de Flores, Avenida Rivadavia 7800.