A-TIRADOR LASER, LA BANDA QUE NADIE CONOCE
Contra todos los karmas de este mundo
Lucas Martí y Miguel García hablan Otro rosa, el nuevo disco de ATL. Lucas repasa el "incidente" Pappo y Miguel, se queja de los periodistas. Los dos coinciden en quejarse de los preconceptos sobre su música. Aquí se despachan.
› Por Javier Aguirre
lEnero lo quema todo, pero Lucas Martí y Miguel García conservan cierto glamour a salvo de las brasas. Están serenos, elegantes y distendidos, como si los 34 grados potenciados por el cemento y las baldosas no los afectaran. Otro rosa, el nuevo disco de A-Tirador Láser, también parece estar a salvo de lo que sucede alrededor. Muy melódico, cuidadosamente instrumentado, con letras largas y directas –pero no tanto–, en una forma de psicodelia pop poco desarrollada por bandas contemporáneas; es un disco a la vez simple y complejo. Del mismo modo que ellos son una banda nueva, pero no tanto: “A mí no me conoce nadie”, dice Lucas. Pero ya tienen cuatro discos, numerosos cambios de formación y respectivos linajes rockeros que por esta vez quedarán en ciertas tinieblas (Lucas es hermano de, hijo de, y amigo de la familia de; y Miguel es hijo de).
–¿Otro rosa es un disco simple o complejo?
Lucas Martí: –Quizás se confunde; en el armado de los temas hay formas de trabajo que no se hacen mucho, pero también hay mucha desprolijidad, sonidos que no parecen ni de estudio. En unos sentidos es muy trabajado, como en la composición, pero no creo que sea un disco que oculte un gran misterio. Hay mucho, es verdad, pero es un disco pop... Aunque en una crítica dijeron que era barroco sinfónico. Hay que saber mucho de armonías para decir que un disco es barroco. La armonía da un poco de miedo, como si hubiera cierta fiaca para escuchar. Otro rosa quiere decir “otra cosa”. Es algo diferente, y el color rosa suena a confusión, es un color polémico.
Miguel García: –Entre tanto dark, si yo no fuera parte de A-Tirador Láser, me desintegraría. Es el agua que necesito, la luz, la casa... El disco, como mi unión con Lucas, parece muy pensado. Pero todo es muy natural.
–En la encuesta 2002 del No, Lucas votó a “los proyectos artísticos de los periodistas”, y en el disco aparece la leyenda “periodistas, no coparse”. ¿De qué se trata todo esto?
L.M.: –Es un poco una cruzada, pero son chistes al lado de todo lo que escribieron de mí durante años. Escuchan cambios de tonos y ya te dicen “Spinetta”. Yo no reniego de que me encanta Spinetta, ni me molesta decirlo, incluso es alguien muy cercano. Pero también me gustan otras cosas que están en el disco, y sin embargo siempre hablan de A-Tirador Láser como “spinetteano”. Sólo ven eso, ya es un karma.
M.G.: –Es lo más rápido y fácil de decir.
–Y, además del “karma Spinetta”, ¿no tienen miedo de que, estando en la banda Miguel, se sume un “karma García”?
M.G.: –No creo... Además, no es un karma con Spinetta sino con los periodistas.
L.M.: –Me mata la ignorancia. Que esto es Privé, que aquello es Kamikaze... Eso me molesta. Si ves un aura similar, OK. Pero por cómo lo dicen, parece que yo le copiara las melodías. Muchos, para criticar un disco, escuchan un par de temas, leen los agradecimientos y ya escriben. Tengo ganas de pedirle a mi amigo Capri que me haga un disco de música electrónica, yo no tocar ni una nota, pero ponerle mi nombre. Te juro que alguno va a decir que es spinetteano.
¡QUE NO SE ENTERE RIAL!
La ñapi de Pappo
Aunque reacio a hablar sobre la noche en la que fue golpeado por el viejo rocker (aquel incidente que le valió una graciosa aparición televisiva en “Intrusos”), Lucas recuerda: “Estamos por armar Riff... (risas). Lo lamenté mucho: a mí me gusta su música, a él no lo conozco y no sé si lo voy a conocer. Y me pasó a mí como le podía haber pasado a cualquiera. Ni estábamos hablando, fue una cosa de matoneo, no le hice nada, fue una jugada del destino. Típico: estás en un bar, mirás a un tipo, él te mira, vos lo volvés a mirar, y ya estás en problemas. Así, matoneo. No le perdí aprecio en lo artístico, pero se mandó una re– cagada... Aparte, conoce a mi viejo y me pega. Es un papelón”.