EL FENóMENO MUNDIAL DEL BEDROOM POP
Si al heavy se lo define con distorsión y al punk por las crestas, el pop de dormitorio tiene en las camas desechas su gran significante. Con la PC como estudio e Internet como ámbito, los jóvenes músicos del mundo graban, editan y hasta tocan vía web. Neon Indian se volvió su referente mundial luego del boom del chillwave. Y acá afloran buenos proyectos como Alonso Morning, Los Jardines de Bruselas, Sobrenadar y Los Animales Superforros.
› Por Facundo Enrique Soler
El refugio emocional por excelencia suele ser la cabeza de uno mismo, pero el refugio físico más recurrido es, sin dudas, la habitación propia. Es probable que la mejor manera de definir el reflejo concreto de nuestras ideas y nuestra personalidad sea con un pantallazo de cómo lucen nuestros dormitorios: esas cuatro paredes entre las que se encuentran la cama, el escritorio, la ropa y los libros son la compañía perfecta cuando el ser humano, especialmente el joven, quiere estar consigo mismo. La irrupción durante los últimos tiempos de la computadora como un electrodoméstico de uso constante y la facilidad de programar música desde ella originaron un nuevo tramo para los artistas que no llegan a los estudios convencionales: levantarse, agarrar la guitarra, tocar un par de notas, grabarlas y darlas a conocer al mundo gracias a la santa Internet. El proceso se puede tornar un poco más complejo (y fructífero) cuando se logra “inventar” una base rítmica totalmente ficcional, invitar a algún cantante de Tailandia a que grabe voces y las mande por mail y terminar agregando ruidos atmosféricos. La gacetilla, el lanzamiento, el arte de tapa y hasta los recitales pueden luego generarse desde la misma habitación en la que los músicos duermen, lloran y hasta debutaron sexualmente en noches pasadas, lejos del estudio que cobra por hora y el operador que los mira mal cuando se equivocan.
Alan Palomo, un pibe de Texas, tenía 20 años cuando cortó con su novia de la adolescencia. Fumar porro y caminar por las calles de Austin, la ciudad texana donde se crió, no era lo único que le gustaba hacer; también tocaba en bandas como Ghosthustler o VEGA, proyectos locales sin mucho vuelo mediático. La ruptura con la chica que lo acompañó en sus años de pubertad lo obligó a encerrarse en su pieza: ¿qué mejor lugar que ése para que nadie fuera testigo de su melancolía? Pero la tristeza de Palomo se transformó en arte y, a raíz de un sueño bastante extraño, compuso y grabó I Should have Taken Acid with you, una canción estrictamente dedicada a su ex. Al terminar, se dio cuenta de que tenía algo bueno entre manos, realizó más temas, subió un par a Internet, armó revuelo y se transformó en Neon Indian, artista que hoy, tres años después, lidera line-ups de festivales como Coachella o comparte escenario con The Flaming Lips.
Psychic Chasms, su álbum debut, apareció en 2009 y fue compuesto, grabado y lanzado desde su habitación adolescente. La clave de su música se basa en sampleos de canciones de los ‘70, acompañados de sintetizadores y sonidos alocados, desde videojuegos de antaño hasta gritos desfigurados y explosiones. El género es bien difícil de encasillar y aunque muchos se refieren a él como chillwave –un género que en verdad lo antecedió como tendencia y que estaba marcado por la sobrecarga instrumental–, la mejor definición es la de bedroom pop, música relajada y pegadiza, hecha desde la intimidad de un dormitorio. El año pasado lanzó Era extraña, su segundo disco, que fue concebido en un departamento de Finlandia que alquiló para alejarse de todo. El resultado es una obra experimental y bailable que hace un uso constante de ruidos saturados y la lejana voz de Palomo sonando como un eco fantasmal. La diferencia con su debut fue que, en esta ocasión, el álbum entró a un estudio para ser mezclado por el genial Dave Fridmann (que trabajó con MGMT y Weezer, entre tantos otros). El resto fue igual: un pibe en su pieza con nada más que su computadora, los instrumentos, la cama y algunas ideas para grabar canciones.
La actitud de artista ermitaño de Neon Indian no es un caso alejado. Existen otros músicos de su generación y género que están sacando discos estrictamente gestados desde sus dormitorios y la respuesta del público los está colocando en una posición notable. Hace tres años caminaban por las calles de sus ciudades y volvían a casa para jugar un rato con el sintetizador; hoy se la pasan girando por el mundo y lanzando discos que, respetando el patrón de la grabación casera, son bien recibidos por prensa y oyentes. Toro y Moi, Washed Out, Sunglitters, MillionYoung y Blackbird Blackbird son algunos nombres de relevancia en este movimiento que comenzó en 2009 y, en tan sólo tres años, logró darles voz, música y ruido a muchos artistas alrededor del mundo. La pose rocker, los estresantes días de encierro en el estudio y la histeria de los diferentes procesos de grabación pueden con esta tendencia ir quedando atrás. Ahora lo único que importa es tener la heladera llena y la PC a mano, para arrancar a tocar.
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