ALONSO MORNING
› Por Javier Aguirre
¿Hay límites a la hora de mezclar dos hits y dar a luz a esos híbridos que responden al nombre de mashups? ¿Hay contraindicaciones para hacer que un tema de Pocho la Pantera y otro de The Prodigy se conviertan en uno solo? ¿Pega mal entrarle al mismo tiempo a Los caminos de la vida y a Rapsodia bohemia? ¿Hay algún género del que se pueda decir “con eso no se jode”? “¡Jamás!”, le responde al NO Alonso Morning, autor de este inquietante muestrario. Y arroja, furioso, un vaso de whisky al fuego: “El único límite es el fin artístico, no haría un mashup con el tema del momento”, aclara, más tranquilo. “Si bien uso hits, trato de evitar los actuales, porque colgarse de manera obvia del éxito de los demás es mala praxis.”
Esta bestia del mashup cumbierrockero se mueve en una escenografía bien doméstica, y sus hábitos no necesariamente representan un manual de lo que podría entenderse como tener onda: “Mi método de trabajo consiste en pasar alrededor de 18 horas por día en la computadora, preferentemente en calzoncillos, escuchando música, navegando y probando loops, todo a la vez”, describe, con crudeza autorreferencial, el DJ Federico Scally, que tiene en el dormitorio su hábitat favorito. Luego de Baigorria’s Café, Prisma, Palangueto y Alonso vs. Los Fantasmas, su proyecto más reciente es Alonso Morning, un alias que a la vez mashupea a dos glorias deportivas: al Beto Alonso, ex crack de River, y al ex basquetbolista norteamericano Alonzo Mourning, rescatado de los tiempos en los que, para el televidente argentino, la cara de la NBA era la de Adrián Paenza y no la de Ginóbili.
“Uso un nombre distinto para cada cosa, me divierte despersonalizarme. Bien podría haber usado el nombre (del motociclista) Randy Mamola u otro que fuera gracioso.” Su nuevo disco, DO RE MI sin frazada, está disponible para su descarga libre a través de Mamushka Dogs Records (el compilado de sus producciones anteriores, Oldies but Gordies, también es parte del catálogo de ese netlabel), e incluye la estremecedora One pachanga –U2 zapa Vilma Palma– y el hit Perdedor asesino, donde Beck, en medio de Loser, se cuelga con el Bombón asesino de Los Palmeras. Recuerda Alonso: “Tardé un año para hacerla. Tenía la idea cerradísima, pero no sonaba bien, no tenía la pista a capella de Beck y con filtros no podía hacerla andar. Hasta que, por insistir, conseguí una versión bastante parecida, sacada de Glee. Si encuentro dos canciones que van, no me doy por vencido: nunca des un mashup por perdido”. Entonces, ¿el único mashup que se pierde es el que se abandona? “A veces hay que aceptar la derrota –admite Scally–, como cuando quise mezclar a los Spin Doctors con Gilda.”
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