MAYER HAWTHORNE RECUPERA EL SOUL POR ACCIDENTE
Este querubín de 32 años proveniente del hip-hop se transformó en la gran sensación estadounidense del soul blanco por casualidad y por la mediación del sello que lo contrató. Mientras la industria mainstream hace dinero con la tragedia (casos Amy Winehouse y los problemas de salud de Adele), abraza y pondera a este exponente de la generación download.
› Por Yumber Vera Rojas
“¿Me estás jodiendo? ¿Chuck D estuvo en Buenos Aires?”, expele Mayer Hawthorne al otro lado del teléfono cuando se entera de que el cacique del grupo de rap Public Enemy, uno de sus mayores ídolos musicales, visitó en diciembre la ciudad que recibirá a Hawthorne por primera vez este fin de semana. A pesar de su pálido semblante, el artista de Detroit, cantautor y multiinstrumentista todoterreno, se transformó en la gran sensación estadounidense del soul casi por accidente, pues lo suyo es el hip-hop. Si bien su sonido pareciera recrear el período dorado del imperio enarbolado por Berry Gordy, este querubín de 32 años, que de niño sólo podía parar de llorar si le compraban un disco, apunta hacia el mañana.
Desde que salió a la venta su debut en 2009, A Strange Arrangement, Hawthorne se consolidó como uno de los exponentes de la generación del download mejor ponderados por las multinacionales. Al punto de que su segundo álbum de estudio, How Do you Do, que lo trae a esta megalópolis y sólo se consigue acá en formato digital, apareció a través de uno de los grandes sellos de la industria. Aunque es un entusiasta de la tecnología, capaz de editarle un video a su amigo J Rocc en su iPhone, su runrún comenzó justo con su primer sencillo, un vinilo de color rosa y forma de corazón que contiene el exquisito Just ain’t gonna Work out. Pura ternura.
–(Risas) Mis padres son Richard y Katy, pero definitivamente he recibido mucha inspiración de Curtis Mayfield y de Smokey Robinson, así como de Mick Jagger y de Billy Corgan.
–No era mi plan. La verdad es que quería hacer rap. Me mudé a Los Angeles para ser DJ de hip-hop. Sin embargo, el destino me llevó a hacer soul. Grabé pistas propias de ese estilo, pero para samplearlas en mis canciones. Ni me pasó por la cabeza editarlas. Por casualidad se las mostré a la gente de la disquera que lanzó mi primer álbum, Stones Throw, y les gustaron tanto que me propusieron publicarlas porque buscaban ese tipo de sonido para su catálogo.
–Definitivamente, mezclo el hip-hop en todo lo que grabo. No quiero tener baterías como la de Smokey Robinson. Mi búsqueda, en ese sentido, es muy afín a la de J Dilla. Llegué al soul gracias al rap. Me gusta producir y samplear del mismo modo que se hace en la doble hache (hip-hop, claro).
–Luego de la aparición de mi primer álbum, entendí que no debía limitarme sólo a un estilo de música, pues crecí escuchando muchos géneros diferentes. Entonces decidí integrar todas esas influencias en mis nuevas canciones. Estoy muy feliz ahora porque siento que mi propuesta está evolucionando, y es más personal.
–Además de que es un gran amigo, Snoop fue uno de los primeros artistas que quiso trabajar conmigo. Luego de contactarme para que remixara su tema Gangsta Luv (incluido originalmente en el álbum Malice n Wonderland, de 2009), me preguntó qué debía hacer para participar en mi nuevo disco, a manera de intercambio. Le advertí que no iba a haber rap, pero como compartimos una fuerte conexión hacia el soul, le propuse que adaptara su voz al estilo. Sabía que podía lograrlo porque lo escuché cantarlo, y me pareció muy atractivo capturar esa sensación para mi álbum.
–Al principio tuve un montón de reacciones locas. Realmente me gusta haberme convertido en una pequeña sorpresa. Incluso a mí me asombra estar haciendo algo distinto. Sin embargo, nunca pensé en lo raro que sería que un blanco hiciera una música propia de los afroestadounidenses. No lo veo de esa manera, pues crecí escuchándola, ni les presto atención a los que lo comentan. Lo curioso es que hoy consumo más rock y electrónica que soul. Los discos que compré recientemente son de esos estilos. Siempre miro para adelante. Trato de escuchar música que sea nueva, distinta y emocionante.
–Esa performance fue uno de los honores más grandes que tuve, pues también participó Booker T. Jones. Es una de las cosas de las que estuve más orgulloso en mi vida. ¿Si hago blue-eyed soul? No lo sé, quizá. Lo que sí es seguro es que no tengo los ojos azules (se ríe). No les doy atención a los nombres que le dan a mi propuesta. Si deseas llamarla “música orquestal monstruosa”, tampoco me importa, mientras vos lo escuches y hables sobre eso.
–No le presto atención a eso. Lo que busco es que la música sea buena y divertida, y no me pregunto qué género es. Lo importante es que lo puedas escuchar.
–(Risas) La única regla que tengo para con mi trabajo es que debe ser divertido. No sé realmente hacia qué lado iré. Cuando necesite tomar alguna dirección, no dudaré en hacerlo.
–No soy tan romántico en la vida real, pero hay un lado mío que está tratando de salir a la luz. Quizá con el tiempo se vaya a destacar más.
–No sé qué esperar porque nunca estuve ahí. Pero les prometo que será una celebración por todo lo alto. Espero que todos vengan a festejar como nosotros.
–Obviamente que iré con él. Se llama The County. Originalmente se denominaba Mayer Hawthorne & The County Commissioners. Era un juego de palabras con mi nombre, pero a la gente le costaba pronunciarlo. Así que lo acorté. Crecí en Detroit con muchos de los músicos de la banda, de manera que los conozco de toda la vida. Es genial viajar con ellos. n n n
* Mayer Hawthorne and The County toca este domingo 29 en La Trastienda Club, Balcarce 460. A las 21.
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