AGNOSTIC FRONT EN EL TEATRO VORTERIX
Treinta años juntos, al mando de una de las barcazas más hardcore de la historia. “Nueva York no es la ciudad en la que crecí”, dice Roger Miret.
› Por Mario Yannoulas
“Are you talking to me? Are you talking to me?” El enunciado marcó una época. El joven Robert De Niro en la piel de Travis Bickle, ese taxista border que hacía de la ciudad de Nueva York un lugar un poquito más demencial. El film quedó como un testimonio de la controvertida realidad social hacia mediados de los ‘70, después de la traumática derrota yanqui en Vietnam, y escribió un nuevo capítulo en el imaginario sobre una ciudad símbolo de los Estados Unidos. Menos de una década después, alguien más pretendió contar como nadie lo poco que habían cambiado las cosas por allá. “¿Viste la película Taxi Driver? Bueno, eso es Nueva York para mí. Ahora no se parece en nada a eso, no es la ciudad en la que crecí, la que recuerdo. Casi que no hay punto de comparación. Lo importante es que tengo una memoria intensa que me permite seguir tocando esas canciones sobre la vieja Nueva York, de la que me enamoré. Si caminás por la ciudad ahora y escuchás Victim in Pain, seguramente vas a pensar ‘¿De qué carajo habla este tipo?’”
El cantante Roger Miret se refiere al primer LP de Agnostic Front, lo más parecido a una patada en la cara que pudiera escucharse por 1984. Este año, la banda festeja su 30º aniversario con una extensa gira que los deposita en la Argentina. “Claro que es una situación especial, no muchas bandas pueden seguir juntas después de treinta años. Eso muestra qué fuertes son nuestra pasión y nuestro compromiso, y que nuestra amistad es real”, se ensancha.
Lejos de la ucronía orwelliana, las letras de Miret describían una urbanidad caótica repleta de resentimiento y lemas en corto circuito, una auténtica usina de marginalidad social. “La gente dice que estoy loco / Una víctima de la sociedad que siente dolor”, ladraba en el track que da nombre al disco, aunque bien podría haberlo hecho Bickle. Agnostic Front se convirtió, desde entonces, en la piedra fundamental para la consolidación del hardcore neoyorquino junto a grupos como Sick of It All y, un poco más tarde, Madball, la banda de su medio hermano Freddy. El equilibrio entre el punk rock y el thrash –que estaba en su apogeo– detonó con líricas callejeras de cierto tufillo derechoso, en canciones de sesenta segundos cargadas de agresividad social y escepticismo. El propio vocalista solía pasearse usando esvásticas “solamente para propagar el caos”, a la manera del punk británico de unos años antes.
Las cosas cambiaron para Miret. Dejó las provocaciones y la producción serial –hace cinco años que no saca un disco, y no tiene planes todavía–, y además hace seis años que abandonó Nueva York para mudarse a Arizona con su familia. “Perdí algo de contacto con la movida hardcore de allá pero sé que se está moviendo, como en todos lados; es de las pocas que siguen siendo genuinas”, apunta. En realidad, su impresión es que la ciudad lo expulsó a él, y uno de los síntomas fue el cierre del legendario club CBGB en 2006, donde tocaran cientos de veces y grabaran tres discos en vivo. “¿Sabés por qué lo cerraron? Porque Nueva York está enfermizamente caro y los alquileres están a precios insostenibles. Por eso me fui, puedo vivir con mucho menos.”
* Agnostic Front festeja 30 años este martes desde las 18 junto a sus compatriotas de H2O en El Teatro Vorterix, Av. Lacroze 3455.
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