Jueves, 22 de noviembre de 2012 | Hoy
EL TOUR FIESTERO DE MICHAEL MIKE
Por Facundo Enrique Soler
Michael Mike debe ser la única banda con un currículum ideal en cuestiones de boliche, ya que tocó en las principales fiestas porteñas con música en vivo desde la electrónica efervescente de Undertones, pasando por el vale todo de Invasión y sin perderse la siempre nombrada MSTRPLN. Constantemente exponiendo la nueva cultura de ver música en vivo: venís a tomar algo, presenciás un show y te quedás bailando hasta el amanecer. Los sonidos de estos pibes de Saavedra agarran el hip-hop lunfardo local y sintetizadores interminables para realizar un combo de constante ritmo con letras intrincadamente familiares para cualquiera: eso quedó plasmado en sus discos Ama tu ritmo (2007) y Nena o Neno (2009). Pero la fiestita terminó y el siguiente paso de este sexteto fue “cruzar una raya”, como delimita al NO su bajista Cuca de la Ley (Julián Srabstein). Así apareció hace un mes Música negra, el tercer álbum, un recorrido oscuro con novedades gospel y folk sin perder el hilo conductor del boliche.
“Siempre hubo un compromiso con las letras, lo que pasa es que en Nena o Neno estábamos mas pendientes de que sea ‘punch’. En éste no importó eso”, asegura Tomás Gaggero (sí, el mismo de Onda Vaga) acerca de la diferencia lírica entre el nuevo disco y el anterior. “Son simplemente canciones. Cuando ameritaba, las hacíamos bailables y cuando pintaba algo más tranquilo, también.”
Música negra tiene varias definiciones posibles; por un lado existe una devoción de sus creadores con el género negro en sí, expresiones como el hip-hop, el rap, el soul y el funk (fáciles de encontrar en su carrera). Pero también tiene una simbología oscura, interna. “Es triste, es de luto. Más acorde a la realidad”, explica Cuca de la Ley. “A medida que crecés, te vas dando cuenta de que el mundo no está tan bien y sin embargo sigue girando. Así me imagino Música negra, canciones no tan fiesteras, más oscuras.” Entre esos temas que se escapan del boliche se encuentra Siempre igual, una electro-balada retrospectiva con una guitarra criolla al final que oficia de primer tramo folk de Michael Mike. También se destaca Tun tun, una especie de teclado gospel propio de una rave eclesiástica, y Nuestras canciones, la historia de una fanática imaginaria enamorada de las letras románticas. Los momentos más fieles a la firma Michael Mike del disco son Caca sónica (ninguna relación con la banda de Lanús), un tramo bailable pero emocionalmente intrincado; Querida, una serenata electrónica; El himno, el único instrumental de la entrega; y Carmen, una fábula temporal sin dejar en claro qué pasó ayer u hoy. De todas maneras, por más impronta de sintetizadores que los temas tengan, el nuevo sonido de la banda se escapa al ritmo interminable para posicionarse en un tramo de mayor seriedad. “Tiene que ver con rupturas y diferentes emociones que pasamos cada uno”, excusa Cuca.
El final del disco lo delimita la lisérgica Un duendo, un recorrido tenebroso por varios estadios sonoros que finaliza asegurando: “La música ennegreció, nunca ha sido tan negra”. “Con este nuevo sonido le queremos dar un compromiso mayor al show en vivo, que no sea siempre un recital de boliche. Quizá tenemos que salir a tocar menos borrachos”, dice entre risas Marcos Orellana (sí, también de Onda Vaga) acerca del planteo de cómo transportar la explosión bailable de Nena o Neno a la seriedad musical de Música negra. “Deberíamos combinar temas de ambos para armar un balance, tenemos que ver cómo sale.”
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