SR. TOMATE, SUPERCLáSICO PLATENSE
Poli, Shaman, Edu, Ale, Hernán y Píter llevan una década construyendo un culto en la capital provincial, que alimentan ahora con Allá en la tierra. Pero fue el agua su tema reciente...
› Por Julia González
“Yo venía de una banda que era bastante oscura, Círculo de Medianoche, entonces también me arrastré un poco hacia eso”, recuerda Natalia “Poli” Politano (voz y guitarra acústica) aquellos primeros pasos de Sr. Tomate hace diez años. Fue una noche fría en el Teatro del Fondo de La Plata donde presentaba su banda nueva, alejada de las composiciones darks y en busca de algo más experimental. “Está filmado ese día. Yo soy re oscura, si no estoy con ellos, hago otro tipo de música, parte de la alegría me la proporcionan ellos”, dice y señala a sus compañeros Edu (batería), Shaman (guitarra), Alejandro (trompeta), Hernán (bajo) y Píter (armónica), dueño de la central de operaciones cuya entrada tiene un mural de Sr. Tomate, como para que no haya dudas de que ahí se trama la música.
“En ese momento, antes o después, no me acuerdo bien, había tenido cierta recaída. Vinieron mis viejos y, como para darme una motivación, me empezaron a armar una huerta; mi viejo me hizo todo un canterito, fuimos a buscar las cañas”, cuenta Poli. Un día estaba sentada, mirando la huerta que se había vuelto exuberante y a la vez reproducía la quinta materna de su Tres Arroyos natal; y se dio cuenta de cuánto había crecido la planta de tomates. Ahí se le ocurrió el nombre, jugando con la cuestión infantil de otorgar humanidad a las frutas y a los animales, queriendo ser chica de nuevo. “Tiene algo muy de niño llamar así a las cosas. Tal vez me salió medio inconsciente, como una petición. Se me ocurre ahora, analizándolo.”
Allá en la tierra (2012) es el quinto y último trabajo de la banda, incluyendo los EPs La fruta desquiciada (2004) y Júbilo y sorpresa (2005); y sin contar Elesplit (2010), un disco con Shaman y Los Hombres en Llamas y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano. Una vez más, los platenses dieron lustre a su folk psicótico con melodías festivas y hasta balcánicas, que contrastan con letras de muerte y desamor donde Poli le habla al otro, obsesionada con la inclusión del receptor en la canción. El título posiblemente también aluda a la muerte. ¿Desde dónde se está mirando a la tierra? ¿Desde el supuesto lugar al que se accede después de morir? “Nos remitimos a pensar en algo que no sea visto desde el mismo lugar. La frase remite a alguien que se está viendo desde otra perspectiva”, dice Hernán.
Allá en la tierra es también una de las frases que cierra el CD en esa hermosa canción que podría ser de cuna, pero es de despedida, Camioneta: “Al final de la locura... Creo que vi un claro allá en la Tierra”, se despiden todos cantando. La muerte es un concepto que se repite a lo largo del disco, que fue escrito en el contexto del fallecimiento de la madre de Poli. “No estoy hablando de esa muerte sino sobre terminar con algo, tal vez. De un cambio, de un ir hacia algún lado, de una transición, tal vez hablo de eso con una palabra que tiene mucho peso, como muerte”, explica. Ray Fajardo (ex El Otro Yo, actual Jauría) logró limar estas canciones caseras sin tocarles la esencia. Aunque viajar al estudio que Ray tiene en Adrogué hizo que los tiempos de finalización del disco se ralentizaran. Por eso, con el disco al fin en la calle, diez años después del comienzo se viene una fecha que no será para pagar el alquiler o para grabar un disco, como otras, sino para festejar y estrenar dos videoclips.
Incluso cuando no vengan de semanas de mucho festejo: “La casa de Poli en Los Hornos y el auto mío y el de ella quedaron bajo el agua, están perdidos, parece que el seguro no cubre nada; los llevó el agua dos cuadras y chocaron con otras cosas. Ese día volvíamos de un ensayo y se largó a llover, fue feo estar incomunicados y no saber nada del otro. Poli llegó al otro día y vio que estaba inundada la casa. Las pérdidas por suerte fueron materiales, fue lo único. Esos días estuvimos muy movilizados, limpiando en la casa de nuestros amigos. Ale vive en Tolosa a dos cuadras de todo lo que pasó, y justo había una lomita, por eso pudo zafar de inundarse”, cuenta Edu sobre cómo este Tomate zafó del aguacero.
Sobre la magia platense, que sigue intacta y va más allá del mito de la masonería, no hay demasiadas vueltas. Allí se congrega una pluralidad de chicas y chicos que llegan de todo el país en busca de universidades y de todo lo que hay por delante; años, y una vida entera. Ahí reside la magia platense, en la ensalada del divino tesoro que es la juventud. Sr. Tomate, la ex banda nueva, cumple diez años y su historia indica que, aun sin haber llegado a la masividad ni al mainstream, son hoy una banda de culto.
Hernán: En un momento hubo demasiada casualidad estética de las bandas de acá y se hicieron conocer, y alguien dijo que todo lo que pasa en La Plata es bueno, pero tampoco es así. Hemos estado en muchos lados del país donde es igual o más rockero que acá.
Shaman: Es que en ese momento el periodismo puso el foco acá.
Poli: Se da la casualidad de que todas estas bandas que muchos venimos cultivando desde los ‘90 empiezan a surgir, y también empieza una movida cibernética muy grande y la gente te empieza a escuchar y empieza a notar: “Mirá, en esta ciudad suceden cosas”. Siempre suceden cosas acá.
* Domingo 5 en el Puma Urban Art (Centro Cultural Recoleta, Junín 1930). Y sábado 25 en La Plata, celebrando sus diez años.
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