BICICLETAS POR EL AMAZONAS
Luego de una gira mexicana bajo riesgo de balacera, el quinteto diseñó su disco más distinto, encendido y tropical.
› Por Facundo Enrique Soler
El salvajismo agarró a Bicicletas en su mejor momento, y como resultado apareció Magia Amor Locura Animal, su nuevo disco, una vuelta de tuerca entre la violencia amazónica y el rock de cuartito. Las trece canciones son una demostración de ese poder: extremas como un tema punk y movidas como una cumbia. Ahí se entiende por qué éste es el más distinto de su discografía, cuánto influyó su extensa gira por México y qué tan diferente es este grupo del resto del rock argentino. “Queríamos hacer profundidad en Latinoamérica, no mirar tanto a Europa”, excusa el baterista Mariano Joaquín Repetto y ahí mismo encuentra a Bomba Estéreo, la gema psicocumbiera de Colombia, como un buen ejemplo para decir hacia dónde se dirigió el inconsciente.
En la sala de ensayo de Coghlan, la misma propiedad que sirve de búnker de prensa, oficina de social media y punto de reunión informal, los integrantes de Bicicletas le hablan al NO sobre un disco que parece haberles sacado una carga de encima, como si lograrlo hubiera generado cierta comodidad en sus vidas, luego de una extensa gira por México, donde tenía algunas fechas programadas y otras surgieron en el momento, en lugares peligrosos controlados por carteles del narcotráfico o en bares caretas del DF. Todo valía.
Repetto: Todos nuestros discos son re distintos, tenés la matriz y el estilo que logramos al ver para atrás. No sacamos discos muy parecidos.
Julio César Crivelli: Le perdimos el miedo a la ridiculez. El disco quedó medio kitsch, exagerado; ves que la banda se anima a divertirse. Encontramos que en el rock argentino hay mucha ira y nosotros mismos teníamos un poco de eso. Decidimos dejar atrás la bronca y salió así.
Crivelli: El pistolero es un tema compuesto en la época de Quema, en 2009, pero jamás podría haber quedado en ese disco. Entró porque tiene que ver con el resto del disco, es un poco más despojado de estilos. Buen día es otro ejemplo, tiene diez años y desde entonces estábamos tratando de meterla, y quedó recién ahora.
Repetto: Nos fuimos dos meses a México, volvimos y descubrimos que teníamos alrededor de sesenta temas. Empezamos con la locura de quién lo produce, qué temas quedan, cómo lo grabamos... y se transformó en un montón de laburo. Ahí está la demora. La ansiedad de querer que el disco salga es algo con lo que todos los músicos tenemos que convivir, en nuestra cabeza ya sabíamos cómo sonaba pero de ahí a que salga, en concreto, hay muchas decisiones logísticas, artísticas y ajenas.
Repetto: Quisimos darle profundidad a Latinoamérica. Está bueno dejar de mirar a Europa e investigar nuestro continente. Bomba Estéreo es una de las bandas que apareció en esa búsqueda. Nos conectamos más con esa cosa amazónica.
Crivelli: Hay pequeñas desprolijidades que no son pifies sino frutos de la emoción de tocar. Me emocionan de tal o cual manera que me hacen sentir así. Si le di un manotazo a la guitarra es porque me salió hacerlo, no porque me equivoqué. Todas esas cosas las dejamos dentro.
Repetto: Todo es guitarras, sintetizadores y base rítmica. No hay instrumentos fuera de los que tocamos los cinco. Nos hicimos gigantes con lo que teníamos.
Repetto: Me pareció muy sanguíneo, tracción a pulenta. Iban a laburar escabiados, después de haber salido toda la noche. Era una gran fiesta rockera permanente. Adoptamos una frase que repiten siempre: “El que se enoja pierde”.
Crivelli: A la hora de tocar pintaba cualquier cosa, no había filtro. La gente enloquecía y se tomaba botellas enteras de whisky. México es de veras un lugar mágico.
Crivelli: De todo. Lo más interesante fue cuando fuimos a tocar a Durango, una zona bastante peligrosa. Cuando íbamos por la ruta nos advirtieron que durante unos kilómetros no podían garantizarnos seguridad. Ibamos en la camioneta y a los costados veíamos tanques con ametralladoras gigantes.
Repetto: Lo mejor fue que ahí llegamos por los fans, un grupo de personas hicieron una vaquita y contrataron el lugar para ver a Bicicletas. Una locura. El show fue espectacular. Había gente que se había tomado un colectivo catorce horas para estar ahí, imaginate las ganas que le pusieron cuando salimos al escenario. Lo loco fue que terminamos de tocar y cerraron el bar sin decir por qué. Serían las tres de la mañana. Cuando fuimos a preguntarle al dueño nos respondió: “Riesgo de balacera”, con una tranquilidad que nos asustó.
* Miércoles 2 de octubre en La Trastienda Club (Balcarce 460). A las 21.
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