TOM QUINTANS REMONTA A LA BESTIA BEBé
Violero optimista y batero agitador, el encargado de los parches de Go-Neko! se declara fanático de los hits en un disco para todas y todos.
› Por Juan Barberis
Acá Tom Quintans, el monstruito que se agita como una araña en llamas detrás de los parches de Go-Neko!, escucha Creedence, toma mate y ve venir las preguntas como pelotazos de un deporte que todavía no domina del todo. Desde que ya no le destina todo su tiempo al kraut-rock instrumental de la banda que hace un par de meses lo depositó por primera vez en Barcelona para tocar en el último Primavera Sound, Tom lidera Bestia Bebé, su banda paralela, y experimenta el cambio de forma, formato y rol como un desafío intensamente nuevo y feliz. “Igual, todo esto es la culminación de algo mío que venía desde hace años”, aclara sentado en la sala que montó en la parte delantera de su laberíntica casa de familia, en pleno barrio de Boedo. “Desde que tengo seis años sé que quiero hacer canciones, pero las cosas te van llevando de a poco. Quería tocar la guitarra, tocar mis temas y armar una banda como las que escucho yo, como Creedence.”
Quintans guarda la configuración de un chico simple de barrio. Hincha fanático –y socio– de Racing con domicilio en el barrio equivocado, creció con la idea de ser jugador de fútbol y ensayó varios intentos para lograrlo hasta que fracasó ante su propia inconstancia y temperamento. “Duraba dos días, me peleaba con los entrenadores, era muy calentón. Nunca me gustó la disciplina del fútbol.” Su otro sueño, el musical, se le disparó cuando compró Reload de Metallica y Piedra libre de Almafuerte, que lo depositaron a la orilla de su nuevo deporte y que empezó a abordar gracias a una batería que su padre había comprado, quién sabe por qué. “También me gustaba la guitarra, pero me resultaba muy difícil. Soy muy paja para aprender, pero en la batería me senté, más o menos me salió y arranqué. Si lo pienso, es más difícil... ¡La guitarra es re fácil!”
Si bien tuvo bandas desde la primaria –la primera la armó a los doce y se llamaba Vibratónica, una especie de fallido heavy metal disparado con voces hilarantemente aflautadas–, tuvo su bautismo de fuego con Go-Neko! y durante muchos años ese proyecto instrumental, ensimismado y galáctico, fue su único campo visible de acción. Sin embargo, sus inquietudes creativas siempre desbordaron su rol de baterista y de a poco empezaron a brotar canciones. Primero apareció Fin de semana de muerte (2009), un primer larga duración de edición casera y digital, y después Tom y El Niño Elefante, un split compartido con el guitarrista de El Mató a un Policía Motorizado. Finalmente decidió formar su banda. “La idea era juntarme con amigos y salir a tocar adonde sea. Por eso dejó de ser Tom y la Bestia Bebé para ser sólo Bestia Bebé; ya no se trata de mi proyecto solista.”
Editado por Laptra, el disco debut de Bestia Bebé –que cuenta con una de las mejores portadas del under local cosecha 2013, gracias a la foto de un improbable dream team futbolero, vestido con tirantes remeras de lycra amarillas– arrasa por energía y simpleza. Se trata de canciones guitarreras y contagiosas, construidas sobre el sensible filo y bajo el lenguaje de lo cotidiano. La linealidad, la simpleza y la honestidad con la que habla Tom es la misma que la de sus canciones, donde pesan el barrio, los amigos, el fútbol y los autos. Todo un lenguaje costumbrista y directo cristalizado por El Mató, pero llevado hacia extremos conmovedores a través de estribillos pegadizos de voz diáfana, enérgica y contagiosa.
Con claro sentido optimista, Tom les canta a amigos en estados difíciles, héroes anónimos y un puñado de perdedores –”los verdaderos ganadores”, como repite en “No me importa verte perder”–. “Soy positivo, si no estaría medio emo tocando otra cosa. Ni a palos. Hay canciones que son un poco más tristes, pero siempre tienen una cosa positiva al final, porque si no no se puede. Hay que ir para adelante siempre”, arenga Tom. “Yo soy fanático de los hits. Los temas que más me gustan tienen estribillos pegadizos, son esos que te transmiten esa sensación linda. Eso es lo que intento hacer.”
A unos meses de su lanzamiento, Bestia Bebé gira y toca sostenidamente, dándole aire al disco en diversos escenarios del país. Para Tom Quintans, eso ya es todo. “A mí eso del músico separado del público, esa distancia de rockstar, no me gusta; en nuestros recitales me encanta que se suban al escenario, que cualquiera agarre el micrófono. Y cuando hay mucha gente cantando mis canciones me emociono a full, no me pongo a llorar porque me la aguanto, eh”, aclara, mientras su cara de tipo sensible, visiblemente, se llena de satisfacción. “Esto es lo que siempre soñé, tener una banda. Y no es que lo esté esperando, eso es lo mejor: ya está pasando.”
*Sábado 26 en el Festilaptra, Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131). Desde las 15 con 107 Faunos, Antolín, El Mató, Go-Neko!, Javi Punga, Las Ligas Menores, Mi Pequeña Muerte, Reno y Los Castores Cósmicos y otros.
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