Jue 28.11.2013
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POSTALES DEL REGRESO DE CUENTOS BORGEANOS

La historia sin fin

El grupo de rock desesperado e intempestivo volvió para llenar el lugar que dejó vacío: “El de una banda mutante, libre y con buenas canciones”.

› Por Juan Barberis

Hace poco más de un año, Abril Sosa invitaba con un golpe de mouse a la autopsia de Cuentos Borgeanos. Tras su final anunciado a mediados de 2010, después de ocho años y cuatro discos, tres de los cuatro integrantes originales de esta banda de rock desesperado y emocional volvían a verse las caras para discutir las razones de aquel abrupto desenlace. “Primero se dio el regreso de la amistad; Cuentos siempre fue un proyecto basado en una relación humana”, aclara el guitarrista Diego López Santana. Sin la presencia de Agustín Rocino (antes bajista y hoy... ¡baterista de Catupecu Machu!), que no creyó necesaria tal iniciativa, Sosa, López Santana y el baterista Lucas Hernández reacomodaban el pasado. “No había ocurrido algo puntual que podamos citar, sólo algunos mails con puteadas y nada más. De hecho, a la reunión medio que todos llegamos onda ‘qué pelotudos que fuimos, podría haber sido de otra forma’”, agrega Abril. “El trajín de una banda de tantos años, con tanto esfuerzo, complicó las cosas. Tanto el final como este regreso fueron intempestivos, como todo lo nuestro.”

En medio de las presentaciones de El piloto ciego, debut solista de Abril, editado el año pasado y que posibilitó el fin de la relación contractual que Cuentos Borgeanos todavía conservaba con EMI, el regreso de la banda se dio sobre el escenario de Niceto Club cuando Sosa, en pleno envión amoroso post-reconciliación, invitó a sus ex compañeros a tocar algunas viejas canciones. “Y notamos que algo sucedía, que esas ganas estaban intactas”, recuerda López Santana. “Después surgieron varias charlas, cervezas y bares, hasta que un día dijimos de hacer un EP con dos o tres temas para los fans que quedaron con ganas de un cierre. Pero nos juntamos a ensayar como trío y empezaron a aparecer un montón de temas y se dio todo tan natural que decidimos grabar y salir a tocar otra vez.”

Con la inclusión de Alejandro Crimi en bajo y Mariano Albergoli en guitarra, Cuentos Borgeanos rápidamente se metió a estudios para registrar la versión 2013 de este proyecto que siempre trabajó un rock enérgico pero sensible, con un permanente link hacia la literatura y hacia una búsqueda existencialista que gira y gira en torno al amor y a la muerte. “Volver al estudio fue como revivir la primera vez que grabamos Fantasmas, con 20 años, pero ahora con toda una experiencia y una mochila gigante de música que se plasmó de una manera muy copada. Me sorprende escuchar cómo crecimos”, confiesa López Santana.

Postales será el nombre del quinto álbum de Cuentos Borgeanos (producido por Adrián Sosa y Aníbal Kerpel) que saldrá en marzo. Un trabajo que no vendrá con disco físico –el audio se podrá bajar de la web en alta calidad a través de un código–, pero sí con un libro extenso que tendrá cuatro diferentes motivos y contará con información sobre las canciones, fotos, y el aporte de artistas internacionales interviniendo la obra. “Es una forma de velar al CD, es aceptar que ya es un formato un poco inútil y no armónico con el mundo actual”, argumenta Sosa. Siguiendo la línea de Radiohead con In Rainbows, la banda apelará a la conciencia de su público con un peligroso pagá lo que puedas. “Este tipo de edición propone un juego con lo que para mí es la actualidad del comercio de la música, porque acá no está ni Movistar en el medio, ni ninguna discográfica. Nos gastamos cien lucas en hacer el disco, plata nuestra, así que sé sincero y paganos lo que te parezca. Y si no tenés plata, bajátelo y escuchalo y ojalá que te haga feliz, porque lo hicimos para que llores, para que te rías, para que ames a alguien.”

Ahora, Cuentos Borgeanos se encuentra sumergido en la gira “El regreso”, que empezó en Uruguay y seguirá por Rosario, Córdoba, Capital Federal y Río Cuarto. Una forma decidida de poner a prueba y seguir alimentando su particular obra. “Cuentos viene a ocupar el lugar que dejó vacío: el de una banda con buenos discos, buenas canciones, un camino de mutación, de libertad. Nos dimos cuenta de que éste es un proyecto de música valioso. Buenas o malas las cosas que podamos haber hecho, es algo interesante que tiene un trasfondo profundo, duradero y honesto”, concluye Sosa. “No somos una banda que tiene el típico tema en la radio para que las chicas bailen en bikini. Me parece más fácil tener un proyecto como el de Agapornis, una música más fiestera. Pero nunca nos atamos a una moda, lo nuestro siempre fue algo auténtico: nosotros vivimos como en nuestras canciones.”.

* Sábado 30 en el Teatro Vorterix (Federico Lacroze 3455). A las 21.

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