Jue 30.01.2014
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TATUMANíA EN LOS FANS DE DE LA GRAN PIñATA

“El tatuaje es compromiso”

El combo rockero está mostrando Viaje al centro de uno mismo ante fans que, irónicamente, sacan su amor por el grupo hacia afuera de la piel.

› Por Javier Aguirre

Cualquiera que haya visto en TV o YouTube un documental antropológico (o algo así), lo sabe: cada tribu se produce a su manera a la hora del ritual, sean rayas de sangre de chancho en los pómulos, ungüentos afrodisíacos en las partes urogenitales o fragancias exclusivas recién sacadas del free shop; dependerá de cada tribu y ritual. En el caso de los grupos de rock, los tatuajes son un medio habitual de los fans para expresar el amor por las canciones, la banda y todos aquellos intangibles que vienen adjuntados detrás de un experimento artístico, generacional. Ese fenómeno se potencia casi hasta la exageración alrededor de De La Gran Piñata, pop-rockers de Berazategui cuyos fans han desatado una especie de carrera armamentística (¿tatuajística, agujística, tintística?), como bien puede constatarse en el Facebook de la banda: todo un catálogo de logos, imágenes alusivas y frases de canciones tatuadas en brazos, piernas, nucas, pechos, pancitas, espaldas. Un mosaico de pieles pintadas para siempre, que tal vez no sorprendería si se tratase de los Stones o Los Redondos, pero que impacta al tratarse de una banda que, no obstante sus doce años de trayectoria, hasta hoy se ha mantenido en el under, muy lejos de la exposición masiva.

“Es loco lo de los tatuajes, nos sorprendió y nos sigue sorprendiendo, no fue algo generado desde la banda”, asegura ante los micrófonos del NO Lucas Martínez, guitarrista del combo, y arriesga su explicación para el furor de sus fans por revelar su pasión a través del epitelio. “El tatuaje es compromiso; la gente que nos sigue toma a la banda como algo propio y ve el crecimiento del grupo como un crecimiento que también le pertenece.”

A bucear en archivos: el primer tatuaje con motivos de DLGP verificado oficialmente por peritos tatuajeros de la banda data de 2011 y late sobre la epidermis de la fan Nadia Combet. “Cuando vimos la foto que ella subió al Facebook con un verso de una canción que le había generado un montón de cosas, al punto de hacerla propia y tatuársela en la cintura, nos quedamos perplejos, le preguntábamos: ‘¿Qué te hiciste?’”, recuerda Martínez. Y precisa: “Desde ahí, todo se retroalimentó y desbordó. Se animó uno, otro, tres más... es muy flashero pensar en que estos pibes van a tener 80 años y les van a contar a sus nietos sobre La Piñata”.

Los músicos de la banda agradecieron el amor tatuajero de sus seguidores, incluyendo un videocollage con fotos de pieles pintadas, que acompaña los shows. Y, claro, acaso inspirados, o hasta (rockmoralmente) obligados, han decidido también sumar sus propios cueros a la tendencia. “Si se lo tatuaron ellos, ¿cómo no nos lo vamos a tatuar nosotros?”, se suma Lucas, y da fe de que tanto el baterista piñatero, Ale Zenobi, como el cantante, Pantera Giuliano, ya llevan en sus pieles el logo de la banda y el verso “Si al cielo entrás de rodillas, no va a ser nunca tu cielo” (de su canción Under). “Son marcas en nuestras vidas. Eso son los tatuajes. Eso es una banda”, alza su aguja el guitarrista.

* Viernes 31 en Vorterix, Federico Lacroze y Alvarez Thomas. A las 19.

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