LLEGó LA GALERíA DEL ASOMBRO
En San Telmo apareció un paseo de locales con zombies, aliens e ilusiones.
› Por Stephanie Zucarelli
Si se pinchó la salida porque llueve, se puede encontrar en San Telmo un lugarcito techado que recuerda a los carnavales siniestros que siempre se vieron en TV. Escondida sobre la calle Defensa, bajo la Autopista 25 de Mayo, la Galería del Asombro es un plan B que gana por originalidad. “El arte no asusta”, es su consigna, pero el lugar amedrenta un poco. El responsable del freak show es Ger Bernstein, maestro de ceremonias tácito de la Galería, a quien se lo escucha venir por el sonido de sus botas. Es organizador de la Zombie Walk, director de Metamorfosis FX y artista del palo que reclama que el camino artístico que transita sólo él lo puede ver.
A pesar de que todo en una galería de FX es una suerte de efecto óptico, uno de los pasos iniciales que esperan atrapar al público es un par de trucos visuales que son sabidos de memoria pero que difícilmente fallan en entretener. Así se llega a los platos fuertes: los zombies y aliens, obras de las que Bernstein habla como si fueran viejos amigos. Los no-muertos miran a sus espectadores desde vitrinas que retratan su vida cotidiana y los ETs son capturados in fraganti sea achurando humanos o abduciendo niños.
Si el objetivo es ponerse cholulo, existe una estrella de la Galería del Asombro: el alien que mostró Chiche Gelblung en el ‘95, en busca de desmentir el video de la autopsia del Area 51 que rondaba como viral de la época. El mismo extraterrestre gris de esa reconstrucción aparece abierto en el pabellón, con el video de la histórica refutación en la que participó y que dejó triste a mucha gente que ya estaba agregando marcianos al ICQ.
Bernstein anima al público a embarcarse en este viaje que es “distinto para cada uno”, dependiendo de lo que quieran reflejar sus freaks expuestos. Lo difícil es dilucidar la conexión entre las tres exposiciones, aunque el artista insiste que él es el factor común. “En esta época lo que une todas las cosas con el asombro soy yo. Yo trato de unirlo”, esclarece sin dejar dudas de que no se entra a una galería de arte sino a la mente Bernstein.
La Galería es un buen puntapié para iniciarse en los misterios que a todas las generaciones les parece curioso, pero queda corta para aquellos que están más adentrados en la materia. Si hay algo que se puede asegurar, es que a la salida todos se llevan de souvenir las ganas de iniciar una búsqueda sobre lo paranormal, creepy pastas y teorías conspirativas.
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