LOS FUTUROS #4: SKY FERREIRA
La joven cantante estadounidense es como la tapa de Night Time, My Time: poderosa, inocente y desafiante.
› Por Lucas Garófalo
Mañana la estadounidense Sky Ferreira tocará por primera vez en Buenos Aires. Viene de una gira de más de 30 shows en Norteamérica como soporte de Miley Cyrus, a la que se reincorporará en agosto. Musicalmente ya no se parecen demasiado pero se llevan bien. Comparten la categoría (‘92), un nombre cortito terminado en i griega y críticas por cosificación sexual a las que hacen oídos sordos. “Mi pezón izquierdo no es tan importante”, dijo Ferreira con total sentido común acerca de la tapa de su demorado debut, Night Time, My Time, una foto del director franco-argentino Gaspar Noé en la que aparece desnuda bajo la ducha, con la mirada extraviada y el maquillaje corrido. Es una imagen poderosísima, inocente y desafiante a la vez, que lamentablemente para ella se sale de los márgenes cada vez más estrechos de la corrección política. La vida, para la cantante, modelo y actriz Sky Ferreira, es eso que pasa mientras le piden explicaciones.
Por ejemplo: a los 16, el sello Parlophone le ofreció un contrato con la esperanza de convertirla en una nueva estrella pop, pero ella, además de a Britney Spears, escuchaba a Sonic Youth, Fiona Apple, Brian Eno. No hubo modo de convencerla. Pasó a Capitol Records, otro sello que estaba bajo el ala de la hoy extinta multinacional EMI. La historia no cambió demasiado. Lograron que hiciera un EP, y no más que una minipolémica por su tema Sex Rules: “Me dan pena los giles que se dan cuenta demasiado tarde de que el amor, el sexo y Dios son geniales”, cantaba con 18 años recién cumplidos.
Hoy tiene 21 y, finalmente, el disco que quería. Las canciones de Night Time, My Time son pegadizas pero distorsionadas, como si llegaran a través de una radio vieja. Se nutren del rock brumoso de artistas como Ariel Pink antes que del pop adolescente. “¿Por qué debería quedarme toda la vida en el pop pero Beck puede ir de un estilo a otro sin que nadie diga nada?”, se preguntaba hace unos meses en una entrevista con un medio online. “Porque sos mujer”, era la respuesta implícita que Sky encerraba en esa pregunta precisa. Y así es como se da vuelta una acusación de sexismo.
Sky Ferreyra fue víctima de abuso dos veces entre los 12 y los 16 años. No lo dijo públicamente hasta hace poco porque, en sus palabras, no quería que eso la definiera. Y no dejó de modelar, al contrario. En los últimos años trabajó para Calvin Klein, Yves Saint Laurent, Adidas y más. Sus detractores suelen ver una contradicción entre su pretensión de no ser juzgada por su imagen y su actividad como modelo. Razonamiento peligroso, digno de alguien que cree que una mujer con un jean ajustado es en parte responsable de una violación. Paradójicamente, la pequeña Sky se crió muy cerca de otra personalidad que no quería ser definida por una denuncia de abuso ni juzgada por su imagen, aunque por los motivos opuestos: su abuela fue la peluquera de Michael Jackson durante más de treinta años.
Fue el mismo Michael el que se dio cuenta de que esa nena era especial y sugirió que la mandaran a clases de ópera. Con semejante antecedente, no extraña que Sky Ferreira se sienta fuertemente atraída por la cultura pop. Fanática de Tumblr, puede pasar días mirando afiches de películas, fotos de desfiles o foros de música electrónica italiana. Su apetito voraz de información y su velocidad para procesarla parecen probar que el futuro ya está aquí. También su desprejuicio y la incomodidad para relacionarse con buena parte de sus contemporáneos. Como la espada del augurio, Sky Ferreira ve más allá de lo evidente. Habrá que ponerse al día.
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