ROMA, DEL WACHICORE AL ¿REACCIONCORE?
Tras matizar sus primeros toques con cumbias, uno de los combos emblema del posthardcore local publica un segundo disco y se admite reaccionario.
› Por Mario Yannoulas
“Wachicore” es el término que pretende abarcar la propuesta de Roma, no tanto desde el presente sino desde el desarrollo de las primeras citas con su público, cuando la versión metalizada de Vienes y te vas, de La Base, era un punto alto, o cuando los popurrís de cumbia villera marcaban el pulso del agite. “En 2000 aparecieron Pablito Lescano y Los Pibes Chorros. En el colegio, nuestros compañeros escuchaban esa mierda, entonces al principio lo tirábamos en vivo como para romper el hielo, y funcionaba. La gente bailaba, movía los brazos como en un recital de cumbia, incluso en nuestros temas. Ahora cortamos un poco. Aguanten, fue un chiste”, dice Sergio Munich, voz líder.
El elemento “core” lo aporta la escena post-hardcore, espacio donde grupos como Deny o Melian los admitieron sin importar el grado de pureza. “Nos nombran como referentes. Además de ser amigos, son bandas que nos gustan mucho y representan al ciento por ciento a ese género. Nosotros, en cambio, tenemos más cosas punk o nü metal. Aunque al principio se nos criticó por ser distintos, ahora nos aceptan. Matías Digiano creó el término ‘wachicore’ porque somos muy barriales, muy lunfardos, mientras que los grupos de post-hardcore se cuidan de eso, escriben más metafóricamente sobre el amor. Roma es un descontrol cuidado.”
El quinteto está presentando Hijos de padres separados, trabajo en el que galvanizan el perfil más heterogéneo de su debut, cuando el repertorio se nutría de composiciones herencia de otros grupos. Estas doce, en cambio, merodean cierta ironía, siempre a caballo de la distorsión, sobre bases concluyentes. “La mayoría de nosotros es hijo de padres separados. Cuando escuchamos los temas, encontramos ese gen: algo postraumático que pasa muy fácil por la rebeldía y la tranquilidad, esa cosa que queda como agresiva. Y este disco pasa por esos estados, además de ser un llamado generacional. Por ejemplo, Limbo es un rock pop que empieza como metal extremo, después cae, y después vuelve a subir. Es ecléctico”, amplía Sergio, exbajista de Infierno 18.
Entre los tracks, llaman la atención Estás en la B –”No es para River, es para un desagradable que hay en el ambiente”–, El cantante –”Para los que se preocupan más por los likes de Facebook que por sonar”–, y Cómo estamos hoy, que no es homenaje a Súper Ratones sino un reclamo de seguridad. “Hace poco me chorearon una campera de siete gambas que me habían traído de Estados Unidos, y me dio mucha bronca. Por eso el ‘no nos saquen lo que nos cuesta’”, dicta el cantante, y su hermano Santiago, guitarrista, redondea: “Muchos dijeron que mirábamos la mitad vacía del vaso, y puede ser. En esta época no nos gustaría escribirle al amor, el mensaje de Roma es mostrar lo malo. En eso, somos más reaccionarios”.
* Sábado 14 en Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455. A las 19.
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