LA VIVEZA EN DEAD KENNEDYS
East Bay Ray analiza el aporte del clan hardcore punk.
› Por Santiago Rial Ungaro
Desde San Francisco, East Bay Ray, guitarrista de los Dead Kennedys, habla mal de Jello Biafra, comentando mordazmente que el ex cantante de la banda es “toda una celebridad”, un bocón. Como hermanos que viven peleándose, yendo del amor al odio en segundos, los Dead Kennedys se instauraron como la banda más demente y atrevida del punk estadounidense, con hits aún hoy polémicos, deliberadamente irritantes, como Kill the Poors o Holidays in Cambodia. A mitad de camino entre The Mothers of Invention y los Sex Pistols, los Dead Kennedys le cantaron a la guerra química, los desastres de la cirugía plástica o la TV como medio de control social.
Además de la lunática voz de Biafra y sus letras, el aporte de East Bay Ray en guitarra y la tremenda base conformada por Klaus Flouride y D. H. Peligro (sin olvidar a 6025, guitarrista rítmico en la primera época) dieron forma a la música hardcore. “Una de las razones por las que tuvimos y tenemos un sonido único es por los aportes musicales de cada uno. En Dead Kennedys si sumas dos más dos te da cinco. Las bandas nuevas de fines de los ‘70, como los Ramones, los Pistols o Devo nos inspiraron mucho, pero también algunas bandas de garaje de los ‘60 como The Sonics, The Blues Magoos, The Seeds o Psychothic Reaction de The Count Five. Creo que ese sonido psicótico psicodélico también viene de ahí, pero hay muchas influencias más sutiles: de chico renegaba de Duke Ellington, Billie Holiday y los discos de swing de mi viejo, pero siento que me marcaron.”
Los DK tuvieron su momento de mayor inspiración entre 1978 y 1987, con discos clásicos como el debut Fresh Fruit for Rotting Vegetables, Plastic Surgery Disasters y Frankenchrist, un disco híper polémico y pesado, casi experimental. Hasta que se separaron acosados por los juicios, perseguidos con saña por la derecha estadounidense y organizaciones conservadoras para “la defensa de la moral y las buenas costumbres” que vieron en ellos un enemigo público ideal y que casi logran hacerles tocar el pianito.
En 2001 volvieron, ya sin Jello, quizá porque el mundo se volvió demasiado parecido a sus apocalípticas letras de los ‘80: “Creo que aún hoy, si ponés Dead Kennedys en una fiesta o en la radio no pasamos desapercibidos: seguimos generando algo único y por eso seguimos tocando”.
* Viernes 17 en Fiesta Clandestina, Groove, Santa Fe 4289. Desde las 23 con Dos Minutos.
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