LöRIHEN CELEBRA 20 AñOS CON DISCO NUEVO
En Aún sigo latiendo, indagan en las fronteras del power metal.
› Por Mario Yannoulas
“Resistir. Mantenerse vivo y vigente. Esos son los sinónimos del nombre del disco.” Desde su estudio, Emiliano Obregón descubre la bajada de línea del último trabajo de Lörihen, donde hace de guitarrista, creativo y productor. “Tiene que ver con que la banda está por cumplir veinte años, pero también con Zygmunt Bauman: la modernidad, los tiempos, el amor líquido. Cómo todo se volvió más expeditivo y descartable. El disco termina siendo conceptual, va en contra del paradigma actual de descargar la música en mp3, de las relaciones pasajeras, de consumir rápido y desechar.”
Aún sigo latiendo, sexta entrega de estudio –y primera en ocho años–, se propone no abandonar la ruta del power metal que desde hace tanto tiempo recorre el quinteto, pero sí dialogar con sus límites. Primero, en lo que se dice: “La composición y la lírica tienen que ver con lo que uno vive, por eso no hacemos canciones de literatura fantástica; no nos sale bajar un tema que no tenga mensaje”. Segundo, en cómo se dice: “Hay una línea musical que disfrutamos hacer, pero jamás nos quedamos quietos. Pudimos disponer de un estudio las 24 horas, entonces, en vez de hacer todos los temas seguidos, los fuimos grabando de a uno, con el armado y desarmado correspondiente. Esto generó alguna rispidez, cuando los chicos venían a grabar como si fuese un consultorio médico, porque nadie está ciento por ciento disponible para las locuras de un productor que quiere meter una toma de bata a las tres de la mañana. Eso desordenó un poco el ambiente, pero el resultado es óptimo”.
Las contribuciones vocales de Tarja Turunen (Castillos de papel) y Lula Bertoldi, de Eruca Sativa (Sueños rotos) revalidan a su modo la finalidad general. El guitarrista Julián Barrett toca en la banda de la ex Nightwish, por lo que facilitó el contacto con Tarja, que mandó su pista desde Finlandia. “Había un espacio que estaba prácticamente compuesto para su voz”, dice Emiliano. “Y Lula nos sorprendió con su carisma y predisposición. Fue romper paradigmas de géneros que en apariencia no se cruzan, y nos parecía interesante su caudal de voz. De las bandas que surgieron en los últimos años, Eruca fue un paso más allá, sobre todo en técnica. El heavy metal es también un género técnico, requiere de una vuelta de tuerca a nivel instrumental, pero nosotros desde hace dos discos buscamos que la canción sea más rítmica, sin tanto destello. Porque una canción es tal cuando se la puede tocar en la criolla y la melodía ensambla con un acorde abierto. El alma está ahí, la producción es un adorno.”
* Sábado 6 en Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455. A las 20.
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