GUILLERMO BERESñAK CONSIGUIó MUCHA MADERA
En su cuarto disco solista, el trovador cabellado hace explícita su familiaridad con el rock argentino.
› Por Julia González
sl mandato de Nebbia y Tanguito encarnó en Guillermo Beresñak, en eso de “conseguir de donde sea”. ¿Qué era exactamente esa “mucha madera” que andaban buscando Los Gatos? ¿Algo que los lanzara al mar, a la pesquisa de la felicidad para no estar más tristes, ni solos ni abandonados? “Quizás es un homenaje a La balsa, una canción que me gusta mucho, una de las que más cantamos acá en el estudio. Eso de que ‘Tengo que conseguir de donde sea’ y el grito visceral que le sigue es lo que más representa. Un poco eso es el rock: andar buscando algo que no sabés bien qué es pero tenés que conseguirlo”, dice Beresñak acerca de Mucha madera, cuarto disco solista, cuya coproducción con Tweety González en la primera etapa fue de gran ayuda. Y tal vez sea lo que marca esa correspondencia con el primer rock de acá.
Plagado de letras largas, cantadas y contadas como cuentos, en las que se reconstruyen historias de separación y amor nuevo, el disco es un homenaje al rock fundacional, un reflejo de esos comienzos inconscientes de Guillermo en la música, como cuando caía Eduardo Fazio, de Vivencia, a su casa con su compañera y la guitarra, y después de comer se ponían a tocar y cantar junto a sus padres. Eran días permitidos para trasnochar, en los que grababa con sus ojos de niño esas canciones que sonaron antes en el living de su casa que en un casete. “Ahí fui conociendo el rock nacional; a Spinetta lo conocí cantado por Vivencia. Me fui haciendo amigo del rock argentino a través de interpretaciones de otra gente, como tocadas en un fogón”, cuenta. Y no casualmente aquel acercamiento inicial vino a través de Giros, de Fito Páez, el primer casete que recibió de su padre, junto a Yo te avisé, de Los Fabulosos Cadillacs. “Creo que se nota la influencia de Fito, tiene que ver en la manera de cantar”, dice.
Mucha madera se gestó durante dos años, tiempo suficiente para que grabara también En la habitación de Mike, con canciones que fueron apareciendo como por arte de magia. Y por arte de los amigos: “Mucha madera es un disco que hice en formato de banda, entonces era algo que iba desarrollando con los cuatro músicos que me acompañan y en paralelo iba haciendo canciones solo o con algún guitarrista”, dice Beresñak. Hasta que tuvo diez conceptualmente redondas y todas de la misma camada, ideales para conformar una obra.
En la habitación de Mike es íntimo, algunas canciones son apenas acompañadas por su piano y otras por alguna guitarra de Juanito El Cantor, su compañero de viaje y trinchera. “Lo hice para hacerme el aguante mientras terminaba el otro. Mis amigos más cercanos escuchaban y me decían que había canciones que estaban buenas para meter en algún disco y yo decía que no, que era para cortarse las venas. Pero me insistieron tanto que abrí un bandcamp”, y se fue armando el disco en una semana y casi sin querer.
“Yo soy espejo galáctico blanco”, dice, como descartando que se tiene conocimiento sobre el Calendario Maya. El dato tiene que ver con las letras que tratan de reflejos, y también con su manera de conversar, que incluye continuamente un juego con los espejos. De hecho, el arte del disco, es una imagen del músico en aparente movimiento frente a uno. “Eso me representa mucho. Juanito El Cantor me preguntó cuál era mi poder, y me dijo que sentía que era reflejar a las personas. Muchas de mis canciones rondan sobre eso porque creo que es lo que logro, no hablo mucho, soy medio retraído, pero se generan momentos fuertes de intimidad y emotividad intensa con la gente que me involucro.”
En la observación está su fuerte y lo saben sus amigos, con quienes inició su vida musical en 2003 tras editar tres discos con Antü, banda florecida en el oeste, y otros cuatro con Le Mikrokosmos, junto a Pablo Retamero. “También soy productor en todos los discos en los que participo, de Chávez, Miss Bolivia, Tamarisco, Coiffeur, Juanito El Cantor, ahora hicimos el disco de Temporada de Tormentas, que les está yendo muy bien”, cuenta. Y parecería que con tantas manos ayudando a construir la balsa nunca estuvo solo, ni triste ni abandonado. Tal vez la idea de irse al lugar que más quiere es la que refleja su propio estudio en Haedo donde, de seguro, se consigue mucha madera.
* Jueves 11 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 20 con Temporada de Tormentas, Buhocracia y Sol Marianela.
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