Jue 25.02.2016
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UNRAVEL, UN VIDEOJUEGO ADORABLE

El ovillo de la historia

Bello, inmersivo y sencillo es este sorprendente plataformero de puzzles.

› Por Stephanie Zucarelli

Unravel apenas fue lanzado al mercado y ya se convirtió en una pieza importante –aunque no fundamental– en el currículum de las consolas de esta era. El videojuego indie que captó la atención de la gigante desarrolladora EA rompió al fin con la ola infame del marketing y logró ser algo extraño para esta época: una historia honesta. Para los seguidores de las noticias fichineras, el plataformero single-player tocó el nervio por la debilidad indie en la E3 2015, cuando su temblorosísimo Director Creativo, Martin Sahlin, salió ante la multitud con el concepto de un muñequito de lana que él mismo había tejido. La premisa era simple: un juego side-scroller (el protagonista se mueve de costado sin la posibilidad de explorar la profundidad) que habla sobre apreciar las pequeñas cosas de la vida.

Pero la historia no se reduce a un teorema hippie onírico, sino que es a través de Yarny (el personaje principal que recrea al tejido por Sahlin) que el jugador avanza en el relato, descifrando puzzles relativamente fáciles para llegar a reconstruir los recuerdos cruciales de una anciana. A pesar de la falta de profundidad de movimiento, el equipo de Coldwood Interactive supo explotar de manera espectacular los detalles visuales. Teniendo en cuenta que no hay ningún otro rector que impulse la historia, Unravel consiguió ser un ejemplo de coordinación audiovisual que logra una total inmersión del jugador sin el uso de artilugios narrativos explícitos.

En contrapartida, el ambiente –triste y melancólico ya de por sí– a veces se vuelve pesado por la misma naturaleza “prueba-error” que tiene este tipo de juegos donde la resolución de puzzles es la que dicta la velocidad. Sin embargo, el pecado más grave de Unravel es su brevedad y su escasa rejugabilidad: luego de haber superado los doce niveles de la historia y recolectado los cinco secretos de cada uno, no hay mucho más por hacer, salvo disfrutar el álbum de lecciones de vida que se fue completando a lo largo de los niveles.

Simple y lineal, Unravel es con certeza un juego que a pesar de aprovechar la capacidad gráfica de las nuevas consolas, bien podría haber sido un título para celular. Es cierto que la empresa Coldwood es un equipo chico jugando en una cancha de Primera, pero ese salto cuantitativo es de los que construyen cambios de paradigma. Imposible confundirlo por algo que no es, este plataformero cumple en ser una historia de lógica simple, con un precio justo en el mercado y la garantía de entretener unos cuantos días. Pero Unravel es, también, una apuesta al futuro, y el juego de plataforma que, a pesar de no ser un hito histórico, es necesario para la nueva generación de jugadores que está creciendo con las nuevas consolas.

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