Jueves, 3 de marzo de 2016 | Hoy
SEMINARIO DE CANNABIS MEDICINAL
En el nutrido encuentro se debatieron los usos médicos de la marihuana, con casos esperanzados y aportes profesionales.
Por Juan Ignacio Provéndola
Todo comenzó con la divulgación del caso de Josefina Vilumbrales, de Villa Gesell. Laura y Fernando, sus padres, habían encontrado en el aceite de cannabis una solución que hasta entonces no les brindaba la medicina convencional: calmar las violentas convulsiones que la nena tenía desde sus siete meses. Padecía síndrome de West, un tipo de epilepsia infantil bastante complicada. Por eso, en noviembre, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) les autorizó la compra en el exterior de un extracto líquido de la planta (ya que, como se sabe, su producción en el país es ilegal). Fue el primer caso en la historia argentina. “Siento una emoción inmensa”, dijo Laura, que así lograba evitar las casi 700 convulsiones diarias que padecía su nena de 3 años.
La historia de Laura, Fernando y Josefina tuvo una fuerte repercusión y dio lugar al conocimiento de otras similares. Algunas con el mismo desenlace, pues la Anmat otorgó cuatro permisos más, y otras no. En ese escenario aparecieron nuevas organizaciones que, en tiempo récord, tejieron redes entre sí y armaron un interesante colectivo de trabajo compuesto por médicos, investigadores, potenciales beneficiarios y familiares. Desembocó en uno de los eventos más interesantes de la temporada que acabó: una especie de gran congreso del cannabis medicinal realizado el sábado pasado en Mar Azul.
Fue tal la convocatoria que fuera de la modesta Casa de la Cultura de la localidad geselina (donde caben cien personas) debieron colocar pantallas para que ninguno de los que habían llegado se perdiesen lo que ocurría en el “Seminario de Cannabis Medicinal”. Había hasta gente de Santiago del Estero, y desde Buenos Aires salieron micros dispuestos por Cannabis Medicinal Argentina, organizadora de un evento que incluso contó con el patrocinio del municipio local. Es que no sólo asistieron médicos, especialistas, pacientes, familiares y cultivadores, sino muchos curiosos que entendieron que allí iban a abrirse nuevos canales de conocimiento.
Durante todo el día hubieron charlas y testimonios de los más autorizados. El doctor Marcelo Marante contó la investigación que vienen desarrollando con la Universidad de La Plata, el abogado Alejandro Corda (de Asociación Civil Intercambios) narró los avances legales en otros países americanos, Ana García Nícora (fundadora de Cameda) habló en calidad de médica y familiar de una paciente, Diego Nutter ahondó en experiencias cultivadores del mundo entero, y la frutilla del postre fue Martín Randazzo, intendente de Lamadrid, localidad bonaerense que quieren producir cannabis medicinal.
Para el final quedaron los testimonios más desgarradores: los de los padres de víctimas de epilepsia. “Invito a los políticos a que recorran los hospitales, hablen con nosotros, miren a nuestros hijos y después se sienten a legislar. No nos dejen solos: no queremos hacer esto de manera ilegal”, suplicó entre llantos Laura Alasi, en un de los momentos más hondos de la jornada.
Después del silenciado debate que alguna vez instalaron el fallo Arriola y algunas segundas líneas del kirchnerismo, este evento repone en la agenda pública una discusión elevadora sobre el uso personal de la marihuana y el cuestionado régimen penal al que está sometido. Su aplicación terapéutica parece ser el atajo para recortar ciertos prejuicios sociales y ponerlos de frente la principal barrera opuesta por los principales detractores: la que hasta ahora sostenía la medicina, ahora aliado de esta nueva corriente de discusión.
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