EL ACTOR URUGUAYO NICOLáS FURTADO
Interpreta al inquietante personaje de El marginal y a un cuartetero adorable en Educando a Nina. ¿Quién es el joven detrás de las tinturas?
› Por Florencia Coronel
Cuando le confirmaron que el personaje que interpreta en El marginal sería suyo, el actor montevideano Nicolás Furtado se metió a la Villa 31 caracterizado como Diosito. “Recorrí e interactué con la gente, pero cuando me puse a hablar con los que manejaban la droga se puso áspero. Les pedí que me consiguieran para no parecer sospechoso, pero se volvió difícil salir. Fue una locura, pero sirvió y algo de las miradas de esas personas, de la energía que manejan, lo incorporé a Diosito.”
Joven falopero y segundón de su hermano Borges en el control informal de la cárcel, el personaje sumó protagonismo con el correr de los capítulos hasta convertirse en uno de los atractivos de la serie carcelaria de Sebastián Ortega y Adrián Caetano (TV Pública, jueves a las 22.30). Todo mérito de Nicolás, que trabajó para alcanzar una interpretación tan lograda y comprometida. “Lo primero que armé fue un glosario con cien palabras carcelarias o villeras, porque el modo de expresión del personaje es todo. Miré muchos videos, documentales de gente de la cárcel, de villas.”
Por azares de la tevé, la coincidencia al aire de El marginal y Educando a Nina evidenció su capacidad para interpretar personajes totalmente distintos, pero muy bien logrados: en la tira de Telefé hace a El Bichito mi amor, un cuartetero divertido que conquista por espontaneidad y carisma. “Es lo más lindo de ser actor: vivir dos vidas a la vez”, dice, y quizás saber que Batman es su superhéroe favorito ayude a comprender la dualidad.
El Bicho tiene pelo rosado, es mujeriego, le gustan la noche y el fernet, y su mamá es rubia y su manager: las comparaciones con el Potro Rodrigo fueron inmediatas. “Quizás hay alguna alusión a Rodrigo pero es por lo que marcó en la gente. Si interpretase a un cantante de reggae, tendría rastas como Bob Marley”, ejemplifica. También en El Bicho invierte mucho tiempo: “Trabajo la tonada cordobesa con un coach, miré videos de todos los cuarteteros, recitales, entrevistas, y me centré en la energía que manejan en el escenario. Me parece fundamental captar y transmitir ese espíritu”, sostiene el actor de 28 años que de niño soñaba con dedicarse al básquet y que en la secundaria formó la banda de rock Los Crooners, antes de meterse a hacer talleres de actuación y cebarse.
Llegó a Buenos Aires hace más de cuatro años, cuando el productor Pablo Ferreiro lo vio en teatro y le ofreció trabajar en Dulce amor. Luego incursionó en cine, laburó en el under y tuvo participaciones en Somos familia y Noche y día. Pero el despegue llegó con Diosito, que le valió el reconocimiento del público, y que nació ya en el casting: “Me presenté caracterizado con la ropa y los dientes e hice como si fuese él. No dije que había actuado ni nada”, recuerda entre risas. “Quizás fue arriesgado, pero se presentó mucha gente al casting y tenía que destacarme.”
Diosito es temible y querible a la vez, lo cual lo vuelve sumamente atractivo. “Me gusta jugar a esa ambigüedad, generar sentimientos opuestos me parece un desafío. Lo más interesante es que él no se cataloga como malo porque lo que hace está justificado en su cabeza: es su modo de vida y no conoce otro.” De cualquier modo, sus trabajos con Diosito y El Bicho hicieron crecer a un nuevo talento charrúa que encamina su candidatura como actor revelación para los Martín Fierro 2017.Teléfono para APTRA.
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