JULIA HOLTER ENTRó EN PLAN BALADISTA
Adoptando un papel de narradora literaria, la estadounidense explora las relaciones humanas con fines poéticos y sin etiquetas.
› Por Yumber Vera Rojas
Si en las elecciones primarias de Estados Unidos fluctuaba entre Hillary Clinton y Bernie Sanders, poco antes del primer debate de la candidata demócrata contra su antagonista, Donald Trump, la cantautora estadounidense Julia Holter no tenía duda sobre a quién votará el 8 de noviembre: “No perdamos el tiempo hablando de él”, pide la artista, que actuará por primera vez en Buenos Aires en octubre y con chapa de “actual icono del indie”, luego de que su tremendo álbum Have You In My Wilderness la rompiera en 2015.
Pese a que su disco se subió al top 5 en casi todas las encuestas de lo mejor del año pasado y a que la respaldan otros tres discazos, esta treintañera con cara de lolita es una desconocida en Argentina. Aunque no absoluta, porque fue pareja de Matt Mondanille, de Real Estate, quien la invitó a colaborar en St. Catherine, último trabajo de su proyecto solista Ducktails, que tocó en Niceto Club en 2014.
Aunque considera a Have You In My Wilderness el disco más personal de su carrera, Holter no saca a la luz tópicos íntimos ni aborda las canciones desde la introspección sino que adopta personajes (hombres y mujeres) que toma del pasado, asumiendo el rol de narradora antes que el de confesionario. “Me aproximo al amor a partir de una perspectiva abstracta. Mis temas exploran las relaciones y tienen sus propios fines poéticos”, explica esta cantautora última generación acerca de un repertorio inspirado en libros de Colette y Christopher Isherwood, con tributo al bandido Tiburcio Vásquez y un cover de Scott Walker.
“Traté de hacer un álbum de canciones de amor influenciado musicalmente por la tradición de las baladas de los ‘60, lo que no quiere decir que me mantendré en esta línea”. Tres temas son de 2011, apunta Holter, que este año se anotó una colaboración con Jean-Michel Jarre, quien la catalogó como “musa electrónica” y “ángel del futuro”. “Esa fue la época en la que me alejé de los loops y me acerqué más al piano y la voz, al tiempo que armé una banda”, cronica.
Si bien atravesó un calidoscopio de etiquetas como art pop o pop barroco, los rótulos la tienen sin cuidado: “La gente los utiliza para traducir lo que no comprenden, ni siquiera sé de qué forma llamar lo que hago”. Mientras su flamante álbum le valió comparaciones con Kate Bush, Laurie Anderson y Björk, la californiana apuesta por la consolidación de su identidad y por entender la fama. “Estoy contenta pero me confunde semejante reconocimiento, sólo seguí mis impulsos musicales.”
* Viernes 7/10 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21.
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