Jue 30.05.2002
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TODO X 1,99

SERGIO MAKAROFF MIRA DESDE LEJOS
De cuarta

–He tenido una vida un poco más agitada que si hubiera puesto un consultorio. Mi familia se dedica a los dientes. Yo opté por ser hippie, rockero y trotamundos. Me han pasado algunas cosas, pero nada espectaculares.
–¿Cómo cuáles?
–Me detuvieron en Bogotá por llevar hojas de coca. En Latinoamérica viajaba de auto-stop, algunas veces me apuntaron con pistolas, pero nunca tuve la impresión de que fueran a disparar. En Barcelona me atracaron con navaja y me quitaron lo que llevaba: una barra de hachís. Le dije al tío que me dejara un porro y accedió.
–Un consejo para el manual
de supervivencia.
–Cuando viajo, siempre llevo un neceser con tiritas, aspirinas, encendedor, navaja, preservativo, un reloj despertador y pastillas para la acidez estomacal.
–¿Argentina es el país de la
cuarta dimensión?
–Es un país de cuarta que intenta convertirse en la Atlántida y lo está logrando. Es la leyenda hecha realidad. Es un país que se desintegra ante la vista azorada del mundo.
–¿Llorás por ella?
–Argentina no llora por mí, pero yo lloro por ella. Lloro porque mi padre y mi madre viven en Buenos Aires y su vida ha empeorado súbitamente. Es como un agujero negro que se come todo a la velocidad de un rayo.

Extracto de una entrevista a Sergio Makaroff, músico argentino que en los ‘70 “potenció” el rock en español formando parte del grupo Tequila, publicada en el suplemento “Tentaciones” del diario El País de España. Makaroff tiene 50 años y acaba de editar en España un nuevo disco, titulado simplemente con su apellido.

 

LA DE SUBIELA, ENTRE SUS FAVORITAS
Moby mirando al sudeste

Imagínenselo como Hugo Soto, parado en el patio del Borda, luciendo su rapada pelada mirando hacia un punto cardinal en particular. Porque sorprendentemente, a la hora de elegir sus cinco películas preferidas, Moby –superestrella new age del siglo XXI– incluyó entre las mismas a Hombre mirando al sudeste, de Eliseo Subiela. La selección apareció hace un par de semanas en el periódico L.A. Times de Los Angeles, e incluyó otros Top 5 además del dedicado a las películas: uno de discos y otro de novelas. A la hora de los discos, Moby eligió Déjà Vu, de Crosby, Stills, Nash & Young; Rhapsody in Blue, de Gershwin; Floating into the Night, de Julee Cruise; Low, de David Bowie (“un álbum encantador, pero desconcertante”) y Protection, de Massive Attack. “Muchos músicos parecen sentirse más cómodos caracterizándose como machotes agresivos o sino como sensibles y delicados”, declaró Moby. Y agregó: “Massive Attack se sienten cómodos siendo las dos cosas”. En el apartado literario, aparecen los nombres de Orson Scott Carr, Walker Percy y clásicos como El idiota, de Dostoievski; Una temporada en el infierno, de Rimbaud y El libro de la jungla, de Rudyard Kipling. Pero la sorpresa aparece con las selecciones cinematográficas, que incluyen casi exclusivamente películas de la década del ‘90. Por un lado aparece Dead Man Walking, aquella película sobre la pena de muerte dirigida por Tim Robbins y protagonizada por Sean Penn. Y también Flores de fuego, de Takeshi Kitano, al que Moby califica como su cineasta vivo preferido. Hay que sumar a la lista Starship Troopers, aquella bestialidad bélica futurista de Paul Verhoeven y Dogma, el polémico film religioso de Kevin Smith, con Alanis Morissette en el papel de Dios. Ahí es cuando aparece Hombre mirando al sudeste, completando la lista. “Es una película argentina sobre un hombre que piensa que es un extraterrestre, y uno nunca está seguro si lo es o no”, explicó el pelado en el diario de Los Angeles, la ciudad desde donde llegó recientemente a la cartelera porteña un film como K-Pax, El Visitante, un flagrante afano al film de Subiela.
M.P.

HORCAS SIGUE VIVO
Cuestion de salud

Tras la muerte de Osvaldo Civile, buena parte del mundillo metálico argentino decretó el fin de Horcas. Hoy, a 3 años de la pérdida, les falló el pronóstico. La banda grabó el sucesor de Eternos –el último disco con el ex V8– y planea seguir. “Somos simplemente músicos que tocan por diversión. Pero hay gente que tiene mala leche y piensa que Horcas debería haber desaparecido con Osvaldo, sin reparar en que nosotros necesitamos continuar por una cuestión de salud mental. Era un amigo y que se suicide por una depresión es algo que te afecta”, dice Walter Meza, cantante de la banda desde la grabación de Vence (1997). Claro que el desafío de seguir trajo sus consecuencias. Horcas pasó de ser una de las bandas más convocantes del heavy metal nacional a ser un grupo under al que le cuesta meter 500 personas por show. Muchos de los viejos fans aducen que ninguno de los miembros pertenece a la formación original –el “Topo” Yáñez, bajista, es el más viejo y viene de la segunda formación– y otros insisten con que todo terminó con Civile. Meza va con los tapones de punta: “Eso no es importante. Esta formación sacó los últimos tres discos y es la que siguen aquellos que no estaban en la época de Reinará la Tempestad (1990)”.
Este nuevo disco, el quinto en la historia de Horcas y titulado como el grupo, aparece bajo el flamante sello discográfico El Pie Records y contiene 12 temas. La mayoría definen un estado interno complejo, de vivencias contradictorias post-Civile. Precisamente uno de ellos, “Ausencia”, según el cantante, provocará una cierta sorpresa: “Va con introducción de cuerdas y violines, y habla de una relación tormentosa entre un hombre y una mujer. Aclaro que, pese al nombre, no tiene nada que ver con Osvaldo”.
CRISTIAN VITALE

Horcas presentará su nuevo disco mañana viernes en Hangar, Rivadavia 10.910. El grupo invitado será Raíz.

 

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