Hay expectativa en la gente que se acumula en la puerta del Teatro Coliseo, donde se organiza el Congreso Mundial Ovni 2006. Hay expectativa; pero no tanta. No es el mismo nivel de euforia histérica exhibida, por ejemplo, cuando se estrenó el Episodio I de La Guerra de las Galaxias: esa noche había freaks que lucían el casco de Darth Vader en el hall del cine, tontuelos que agitaban sables láser de juguete en la vereda y nabos que rugían como chewbaccas con catarro en la oscuridad de la sala. Aquí no hay nadie con escafandra, ni con antenitas de plástico, ni con máscara de alien, ni con dedo índice luminoso, ni con ningún tipo de merchandising marciano. Sí sobran —era de esperarse— los que dan un poquito de miedo porque hablan sin pestañear y chapean con sus licenciaturas en Ufología (que la Real Academia Española, tarde o temprano, convertirá en “Ovnilogía”). Por más que miro con atención, todos los asistentes parecen ser, estrictamente, homo sapiens oriundos del planeta Tierra. Eso sí, las estadísticas sorprenden: entre los presentes, 3 de cada 4 dicen haber sido abducidos por “criaturas angelicales”; 2 de cada 3 afirman que los extraterrestres tienen “una espiritualidad superior”; 3 de cada 7 consideran que Fabio Zerpa es “un grosso de verdad”; 4 de cada 7 suponen que los tripulantes de los ovnis son “buena gente, sean o no gente”: y 11 de cada 17 admiten que en el eventual caso de tener sexo con una alienígena “por las dudas usaría forro”. Antes de salir para el teatro vi en TV el aviso comercial que consagra a Víctor Sueiro como la nueva cara publicitaria de Edenor. Me hizo suponer que tal vez los CEOs de las grandes empresas ahora confíen tanto en los parapsicólogos como en los gerentes de marketing; y que tal vez haya otras privatizadas, e incluso multinacionales, oficiando de sponsors oficiales en el Coliseo de los ovnis. Pero no; llego y no veo carteles de gaseosas, ni de celulares, ni de autos. El Congreso Mundial Ovni es uno de los pocos eventos en los que el “calor” y la “pasión” del público no son fogoneados por los anunciantes. ¿Falta mucho para la Semana de la Abducción, bajo el lema “una golosina por un plato volador”?