Titi Lapolla tiene que agradecerles su futuro como músico a los tatuajes: cuando fue a hacerse el primero a Tattoo Manía de Flores, el artista que se encargó de su piel era el cantante de Raptor, que lo invitó a formar parte de la banda. “Ahora estoy tatuado hasta las pelotas”, grafica el bajista de A.N.I.M.A.L. “Quise meterme a tatuar, pero me di cuenta de que había que dedicarle mucho tiempo y mi interés principal siempre fue la música. Hice un par de tatuajes desastrosos a pibes del barrio, eso sí. Y después hice bastantes piercings, porque son más fáciles.” Al poco tiempo de haber entrado al trío metalero, Titi abandonó todo y se fue a Los Angeles buscando un amor. “Me hice conocido de los tatuadores, que se sorprendían por el estilo de los que tengo en mi cuerpo”, recuerda. “Lo que pasa es que allá son más clásicos. Pero ser tatuador es un estilo de vida, exactamente como se ve en Miami Ink. Quizá, si me hubiera quedado allá, habría tenido que ver con ese mundo. Los locales de allá tienen mucha onda porque hay más recursos, pero tatuadores buenos y malos existen en todas partes. En cuestión de tintas y máquinas, los nacionales están al mismo nivel que los de allá, igual que en las convenciones de tatuadores. Pero como no es lo mismo cada estilo y porque te podés clavar para toda la vida, hay que averiguar sobre el artista y no sobre el precio”, completa.