Jue 16.03.2006
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AÑO POR AÑO, DISCO POR DISCO

Veinte Flavios no es nada

› Por Javier Aguirre

1986: Bares y fondas. En el primer disco de Los Fabulosos Cadillacs, rico en declaraciones de amor al ska, el entonces Señor Flavio aporta dos momentos especiales: compone la febril balada con sabor a champagne Galápagos, y es coautor –junto a Luciano Jr.– del “skabroso” hit Belcha, aquella crónica negra sobre una perra ahogada.

1987: Yo te avisé. En plena explosión (local) del reggae y el ska, los Cadillacs –entonces sindicados como “los gorditos”– entran en combustión y Cianciarulo participa en la composición de dos hits de época; Mi novia se cayó en un pozo ciego y El genio del dub.

1988: El ritmo mundial. Aunque no es un disco “muy Flavio”, su tema Siempre me hablaste de ella resulta todo un himno de las borracheras tristes de bar.

1990: Volumen 5. LFC levantan la puntería después de la patinada del disco El satánico Dr. Cadillac, se “latinizan”, y el bajista se luce con Caballo de madera (dedicada a Luciano Jr., el primer fabuloso en bajarse del cadillac), con Los olvidados –coescrita con Sergio Rotman– y con su propia revisita al Space Oddity de Bowie, Planeta cero.

1991: El león.En pleno esplendor de la etapa latina de los Cadillacs, Flavio se inspira: compone el fiestero Gitana, ese tanguero “último ska” que es Cartas, flores y un puñal, el doble guiño a Mano Negra y a Walter Bulacio de Arde Buenos Aires y el himno de big-band Manuel Santillán, el león (génesis de lo que luego sería el mega-hit de la banda, Matador).

1993: Vasos vacíos. Vicentico le presta a Flavio la cinta de capitán en el compilado en el que aparecen el atronador clásico Matador y el rabioso V centenario, el momento más indigenista-americanista de la obra de Cianciarulo.

1995: Rey azúcar. Sigue el Flavio comprometido, con Las venas abiertas de América latina y otro éxito con su firma: Mal bicho.

1997: Fabulosos calavera. Descubre las bondades del jazz-rock y profundiza la interpretación de bajo y contrabajo, adopta la iconografía de calaveras que respeta hasta hoy; y aporta el delicioso hit Calaveras y diablitos.

1997: Peso argento (Iorio-Flavio). Su primer paso fuera de los Cadillacs, es un acercamiento al discutido “nacionalismo” de derecha de Ricardo Iorio.

1999: La marcha del golazo solitario. A la fecha, el último álbum de estudio, que suma en su cuenta personal otros dos hits: La vida y la entrañable oda a la paternidad de Vos sabés.

2001: Flavio solo, viejo y peludo (Flavio Cianciarulo). Su poco conocido disco de portaestudio, en el que escribe Serán tus pechos que me encienden, negra.

2003: El marplatense (Flavio Calaveralma Trío). Aunque se muda a México, recuerda su “marplatensez al palo” y se permite zambitas, chacareras y ritmos rioplatenses.

2004: Cachivache (Flavio y La Mandinga). En paz con su don hitero de los días de LFC, deja la introspección y sale a romper todo con la percusión.

2005: Sonidero (Flavio Mandinga Project). Las calaveras y los diablitos de Flavio se vuelven mandingas, y –a no confundir con un gesto kirchnerista– abraza la letra K como letra de cabecera, como ya hiciera en Radio kriminal, del lejano Volumen 5.

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