La ausencia de discurso político o, para ser más específico, de política partidaria o discursiva en El Mató A Un Policía Motorizado, junto a la gran cantidad de shows que dieron en ciclos públicos, ha puesto a la banda de La Plata en el centro del huracán. Hay dos preguntas que han circulado en el mundillo del rock, que este suplemento cumple con preguntar. La primera: ¿por qué el Estado llama a un puñado de bandas del indie mientras discrimina a otros géneros? ¿Será acaso una cuestión vinculada con la calma estética? Aunque no es algo de lo que la banda tenga que hacerse cargo, Santiago Motorizado tiene algo para decir: “Mientras el Estado hace estos festivales, no hay lugares para tocar. Y muchas bandas no son invitadas nunca. La crítica está bien planteada. Pero dejar de tocar ahí no es una manera de protestar. Además, nosotros nunca tocamos con un sonido así, como el que había en el ciclo de Cultura Emergente, por ejemplo. Nos dio la posibilidad de que nos escuche mucha gente”.

Si bien la relación entre el Estado y el rock ha sido a veces distante, otras veces más cercana, e históricamente los músicos demandaron siempre una participación del Estado en la música (y sería esquizofrénico no sostener esa postura), la pregunta número dos, es, sin embargo, si no es ésta una manera de jugar para un proyecto político que no se comparte: “¿Vos planteás que nosotros trabajamos una tarde para Macri?”, se enfurece un poco Niño Elefante. “No se cuántas bandas rechazan esas propuestas. A lo mejor lo rechazan Las Manos de Filippi”, responde. “Pero también tocamos en una Noche de los Museos, con Jorge Telerman, y era gratuito; y está buenísimo que la gente pueda disfrutar de esos espectáculos”, reflexiona el batero Doctora Muerte. “Está bueno pensar que se haga más eso, que esté ese espacio. Que toquen todas las bandas que puedan. No es que por tocar ahí estamos avalando a Mauricio Macri o a su gobierno, es un espacio para tocar, no tiene nada que ver”, cierra Pantrö Puto. “No encuentro la contradicción. No es contradictorio hacerlo. No es lo mismo tocar ahí que en la Casa Rosada”, cierra Niño Elefante.